Este 9 de julio en Entre Ríos nos tocó despedir al camarada Enrique Zucco (Leonel). Muy temprano en la mañana recibimos la noticia, que en Chajarí había llegado a su fin la última gran pelea del Enri. Como era característico en él, encaró su terrible enfermedad que lo llevó a la muerte con la actitud de un marxista, estudiando la enfermedad y dándole batalla sin descanso, de todas las formas posibles y así poder darle continuidad a la construcción política y disfrutar de su familia.
Este 9 de julio en Entre Ríos nos tocó despedir al camarada Enrique Zucco (Leonel). Muy temprano en la mañana recibimos la noticia, que en Chajarí había llegado a su fin la última gran pelea del Enri. Como era característico en él, encaró su terrible enfermedad que lo llevó a la muerte con la actitud de un marxista, estudiando la enfermedad y dándole batalla sin descanso, de todas las formas posibles y así poder darle continuidad a la construcción política y disfrutar de su familia.
Una gran cantidad de amigos, su hermana y hermano y sus 3 hijos que lo acompañaron sin descanso estos últimos meses; sus compañeros y camaradas le dieron el último gran saludo a este “imprescindible” como dijo nuestro secretario Carlos Retamoza citando al poeta Bertolt Brecht. En una emotiva despedida Miguel Piana lo despidió como amigo y compañero de lucha recordando aquellos tiempos de la histórica Carpa de la Unidad Nacional de Chajarí, que fue uno de los pilares del Argentinazo en Entre Ríos. Luego Carlos Retamoza, muy emocionado, repasó lo que el Enri había sido para la historia de nuestro partido de Entre Ríos, contando brevemente una parte de su historia que muchos de los presentes no conocían o conocían solo superficialmente, lo cual los emocionó hasta las lágrimas en varios pasajes de su relato. A continuación se leyó un saludo del camarada secretario general del PCR Otto Vargas, y del Comité Central del PCR. Para finalizar le dio su último saludo el presidente de la filial de FAA de Chajarí, de la cual Enri era miembro honorífico, Daniel Calgaro.
El Enri era hijo de un “tano” peronista, dueño de un almacén de ramos generales en Chajarí; a los 12 años deja su casa para ir a estudiar en un colegio internado. Como pibe muy inquieto políticamente buscaba respuestas en aquellos años, y así se sumó al Partido allá en los setenta en Santa Fe, ya estudiando abogacía, a partir de su militancia en el Faudi. Como recordaba Carlos en su relato: “En aquel momento tan convulsionado desarrollaba su tarea de prensa mientras estudiaba abogacía y trabajaba para sostenerse. Fue uno de los que luchó y discutió contra el golpe venga de donde venga. Dado el golpe siguió con su trabajo político hasta recibirse de abogado y volver a ejercer su profesión a su Chajarí natal. El visitaba a los familiares de los presos y a los camaradas presos en aquellos años, siempre recordaba entre estos al camarada Navarrito de Santa Fe. Nunca dejó de militar, aunque ya comenzaba gradualmente a perder la audición, que en un proceso largo perdió por completo. Esto le trajo enormes dificultades, cada vez mayores, pero no impidió que fuera un pilar fundamental en la construcción del partido de Entre Ríos. Siempre desde el partido y con el semanario, fue fundamental en la construcción de la Agrupación 1 de Mayo en estatales, allá en sus primeros pasos. Fue importante en la construcción del PTP en la provincia cuando se logró la personería por primera vez. Luego fue gran dirigente, como lo recuerdan sus compañeros, de aquella Carpa de la Unidad Nacional de Chajarí en la época de los interminables cortes de ruta y unidad multisectorial del 2001”.
Estudiando y peleando para de alguna forma volver a oír, resuelve realizarse un implante coclear. En esos estudios preliminares, le descubren la enfermedad que terminó con su vida.
Con grandes dificultades para relacionarse por sus problemas de audición, el Enri siempre buscó construir partido. Fue un gran constructor de partido. Estudiar la estructura social de aquella colonia de inmigrantes principalmente italianos para entender el problema agrario era su continua preocupación. Uno de sus méritos es que su profesión no fue obstáculo para llegar a conocer la realidad agraria. Con mucho empeño y estudio e investigación, aportó al partido importantes conocimientos históricos en esta materia.
De a poco fue recuperando su audición cuando llega la lucha agraria, peleando por pasar en limpio los aciertos y defectos de aquella muy importante experiencia de la carpa y como uno de los pilares de la lucha agraria en Chajarí, el Enri encuentra entre aquellos luchadores los primeros hilos para desarrollar una construcción partidaria y una experiencia con campesinos muy rica para todos nosotros, de la cual todavía tenemos mucho que estudiar y aprender.
Como dijo el secretario del partido de Entre Ríos: “Es un gran dolor para nosotros despedir al Enri, pero también un inmenso orgullo que este gran luchador que peleó siempre por vivir como pensaba sea nuestro camarada. El Enri sembró mucho y el dolor de su ausencia lo transformaremos en fuerza para crecer y cubrir su ausencia. Enri ¡Hasta la victoria siempre!”
Semblanzas del camarada Leonel por el camarada Omar
“Para mí, Leonel encarna las mejores cualidades de nuestro Partido. Recuerdo que fue quien me propuso la afiliación al PCR; habrá sido en el ‘92 o ‘93. Fue un proceso de discusión muy largo y arduo, él era persistente cuando tenía un objetivo: llegaba a casa con su viejo auto despintado -el catafalco, lo llamaba – con el hoy bajo el brazo para leer y debatir. Al principio, le contestaba con chicanas y él tomaba nota y discutía sin concesiones, siempre desde lo concreto. También su autocrítica era sin concesiones y sincera.
Cuando estaba construyendo mi casa, se arremangaba, agarraba una maza y mientras debatíamos, me ayudaba a picar ladrillos. Me preguntaba cómo eran mis compañeros de trabajo, me enseñó a caracterizar políticamente a un trabajador. “Hay que buscar una yunta para empezar a construir”, decía.
Su ejemplo fue muy importante en mi formación. Fue un auténtico comunista revolucionario que siempre vivió pendiente de cómo podía ser útil para servir al pueblo. Sólo un marxista cabal como él pudo afrontar con su entereza las adversidades. Pero lo que más persiste en mi memoria es su confianza en la lucha del pueblo y la alegría con que celebraba cada logro del partido y cada avance de los trabajadores”.