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17 de agosto de 2011

El sábado 30 de julio, en el Centro Cultural La Angostura de Rosario, se realizó la presentación de “Puño en flor”, el primer libro de cuentos y poesías de Laura Greco.

Presentación del libro Puño en Flor

Hoy 1382 / Centro Cultural La Angostura de Rosario

Una noche cálida y colmada de amigos, artistas y compañeros le dio la bienvenida a este reciente material que recopila escritos producidos desde el 2001 hasta la actualidad. La escritora dice en el prólogo: “El año no es casual para mí, creo que para nadie. Una bisagra en la historia y en el presente de nuestro país que, para miles, ha marcado un antes y un después (…) Entre las muchas causantes de este libro, sobrevuela aquí el impacto que esa enorme pueblada tuvo en nuestro país, ni bien iniciado el siglo. Como dicen muchos: “nada volverá a la Argentina después del 2001” porque la lucha de grandes sectores populares protagonizó el escenario político y social, dejando aprendizajes importantísimos que laten en la memoria colectiva”.
En sus textos, y a modo de homenaje, aparecen luchas y protagonistas como la CCC, los Pueblos Originarios en Lucha, los piqueteros, las mujeres “encuentreras”, entre otros. La denuncia y lo poético se conjugan en sus palabras, también en el título del libro: recordando aquellos versos de José Martí –mi verso es como un puñal/ que por el puño da flor-.
En la presentación, la autora hizo una síntesis del origen del libro y de la suya personal, poniendo especial énfasis en la necesidad de testimoniar las enormes puebladas que tantos “hijos” ha dado: los del 2001 en adelante.
Recalcando el rol de los intelectuales en la Argentina actual, expresó: “miles de libros no alcanzarán a realizar los necesarios y profundos cambios que nuestro país necesita pero sí contribuirán si se ponen al servicio de las necesidad de amplios sectores, de ayer y de hoy.”
Músicos, cantantes, poetas y teatreros le dieron un marco especial a los escritos y una estética, la que los sectores populares le saben imprimir.

Pibe piquetero

La cara pegajosa contra la vidriera.
                Los deditos deslizándose hacia abajo. De chocolate. Frutilla con chocolate. Mejor dulce de leche. Cucurucho. Frutilla y dulce de leche con cucurucho. Los deditos siguen bajando por el vidrio. Agua se le hace la boca. La panza se le esponja.

Son ocho. Con él ocho, y la madre que lo llama.
No vaya a ser que se quede atrás.
Hay mucha gente y puede perderse.
A ver si por un helado todavía se pierde.
(¿No es cierto que no, qué no vale la pena perderse por un helado de vidriera?
¿No es cierto que es accesoria la gana de helado?
El pan es pan y no tiene gusto a helado.)

No le dan las patas al pibe.
Las zapatillas nunca con cordones.
A los tropiezos va, entre la gente
abriéndose paso porque su madre lo llama
         porque no vaya a ser que todavía por un helado…
Patita pa’ que te quiero.
Mete primera, segunda, pasa todas las banderas
hasta encontrar la suya.
Hace una gambeta, esquiva las bicicletas, los autos
y se mezcla de nuevo con su madre y los otros siete.

Si no fuera porque siempre le faltan cordones a sus zapatillas
si no fuera por ese helado de cristal
por sus patitas cortas que no dan tregua.
(No tiene tampoco buena zurda. Se la envidia al Diego pero en el barrio ha metido unos goles que todos festejan, y descalzo. Juega al fulbo en patas.)

Al pibe piquetero no le alcanzan las patas para seguir al resto.
No le alcanzan los sueños
     la gana de helado
     el pan de dulce de leche y frutilla.
Al pibe piquetero no le alcanza la sonrisa
y está ahí, firme. Marcha tras marcha.

Sus pies caminadores admiran al Diego, aunque con la zurda no hay caso.
A menudo, también, quiere ser bombero
-le gusta eso de andar apagando el fuego. Los peligros-.
Sus pies caminadores abrazan la marcha
¿Sabe o no sabe que está caminando la historia?
¿Sabe o no sabe que él, así chiquito, moqueado y todo, está haciendo algo grande?

El pibe piquetero mañana será dirigente/ militante/ camarada
estará al frente de la columna, con pechera y todo.
¿Sabe o no sabe que eso de andar marchando es un aprendizaje?
que los dirigentes/ militantes/ camaradas le donan algo que no se aprende así de fácil
-más difícil que hacer jueguitos como los del Diego
más complicado que eso todavía-.

Piqueteando aprende que dos más dos es cinco
que el uno así solo como está, no sirve
y que la lucha es la madre de todas las cosas.

 

Laura Greco