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31 de agosto de 2011


Algo más sobre el genocidio del pueblo paraguayo

Hoy 1384 / Breves de la historia argentina

La guerra contra el Paraguay, llevada adelante por el sector de las clases dominantes argentinas que hegemonizó el poder con posterioridad a la Batalla de Pavón, los esclavistas del Brasil y los golpistas uruguayos, que habían derrotado previamente al presidente Berro, todos coordinados y en cierta medida dirigidos por Inglaterra, dejó un pavoroso déficit de población en el Paraguay.

La guerra contra el Paraguay, llevada adelante por el sector de las clases dominantes argentinas que hegemonizó el poder con posterioridad a la Batalla de Pavón, los esclavistas del Brasil y los golpistas uruguayos, que habían derrotado previamente al presidente Berro, todos coordinados y en cierta medida dirigidos por Inglaterra, dejó un pavoroso déficit de población en el Paraguay.
300.000 habitantes del Paraguay sobrevivieron, en su mayoría mujeres y niños, sobre una población estimada en 1.300.000 al comienzo de la guerra.
Dentro de las tropas de la triple alianza venía una Legión Paraguaya, compuesta por cuadros emigrados que se alistaron en el ejército invasor de su país. Uno de esos cuadros fue Facundo Machain, educado en Entre Ríos en el colegio de Concepción del Uruguay, quien fue electo presidente del Paraguay por la convención Constituyente que inició sus deliberaciones el 15 de agosto de 1870.
Cuando los esclavistas del Brasil tomaron nota de los vínculos de Machain con las clases dominantes argentinas, lo destituyeron, y la nueva constitución del Paraguay se juró el 25 de noviembre de 1870. Una constitución liberal, semejante a la Constitución Argentina, aunque adoptó el sistema unitario de gobierno.
Sin Machain, el gobierno provisorio de Paraguay con apoyo del Brasil, obtiene un empréstito de 1.000.000 de libras en la Baring Brothers, con pago de intereses adelantados, y autorización a los prestamistas para la recompra de los bonos que emitían, utilizando el asiento contable de los intereses adelantados.
Una operación secreta e ilícita, para la cual fue nombrado cónsul del Paraguay en Londres el argentino Máximo Terrero, que se avino a concretar el negociado. El Paraguay nunca recibió ni las cuentas, ni el producto del préstamo.
El capital, años después se canceló por compensación, con el dinero que no fue entregado y que había quedado en manos de los prestamistas, pero los intereses adelantados que se transformaron en bonos, el Paraguay tuvo que pagarlos, y pagó además las comisiones y honorarios de Terrero por la operación.
Algunos historiadores, que en general tienen una postura correcta contra la guerra del Paraguay, les cuesta investigar este negociado, por quién fue Terrero, etc., etc.
En la correspondencia de Alberdi con su amigo Benítez, un embajador paraguayo en Europa, saltan todos estos detalles, que revelan desde su nacimiento cómo nuestros países fueron víctimas de la deuda externa.
Benítez fue destituido, se vino a vivir a San Martín en la provincia de Buenos Aires, y se ganó la vida hasta su muerte como profesor de francés. Durante el gobierno de Avellaneda, Alberdi trató infructuosamente que su amigo fuera nombrado en una escuela secundaria, porque no tenía título de profesor de francés.