Según las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Economía de la Nación, la deuda pública del Estado argentino al 31 de marzo de 2011 alcanzó la suma de 173.147 millones de dólares. Dicha cifra no incluye los títulos no presentados a los canjes 2005 y 2010, ni los ajustes a producirse en el futuro por el CER (basado en el índice oficial de inflación) o por el crecimiento del PIB, según el tipo de los nuevos bonos producto del canje de 2005. Tampoco incluye las deudas de los organismos descentralizados del Estado (tipo Banco Central, Banco Nación, Enarsa, Anses, PAMI, etc.) ni la de los gobiernos u organismos provinciales y municipales, ya que solo se trata de las deudas del gobierno o tesoro nacional.
Actualmente esta deuda del gobierno nacional de 173.147 millones de dólares se compone, según el informe del Ministerio de Economía, en un 50% de préstamos tomados de otros organismos estatales (principalmente Banco Central, Nación y Anses), el 36,1% del sector privado (principalmente en títulos públicos y préstamos garantizados), 10,2% de organismos internacionales (Banco Mundial, BID) y gobiernos extranjeros, y el 3,7% del Club de París. La política del gobierno kirchnerista llamada de desendeudamiento ha sido la de transformar parte de la deuda de tenedores externos al país, por tenedores internos, en particular los otros organismos estatales que hoy tienen el 50% de la deuda pública, pagándoles a ellos menos intereses que la inflación, con la consiguiente descapitalización de los mismos.
De hecho la política de desendeudamiento significa que se paga parte de la deuda externa (el propio gobierno se reivindica como el mayor pagador de nuestra historia) utilizando los fondos de otros organismos, endeudándose con ellos, a costa de su descapitalización. Lo cuestionable además de tomarse esa deuda para pagar una deuda en gran parte probadamente ilegítima y fraudulenta, es que se tomó para pagar deuda en vez de tomársela en todo caso para dar líneas de crédito que desarrollen la producción nacional o la construcción de viviendas populares, con empleos registrados y buenos salarios.
De todas maneras, con todo lo pagado en estos años de gobierno kirchnerista y los cambios en la composición, la deuda publica nacional en término de dólares no sólo se ha mantenido en su abultada suma (que era de 144.222 millones en 2001) sino que se ha acrecentado de 125.406 millones en 2005, después del canje Kirchner-Lavagna, a los 173.147 millones actuales.
Deuda externa
La deuda externa es la que tienen los residentes en el país con acreedores del exterior, sean estos gobiernos, bancos u otros particulares. La deuda externa se compone de la deuda externa del sector público (gobierno central y gobiernos locales), de los bancos y de los otros sectores privados. Con los datos publicados en forma discontinua por el gobierno kirchnerista y los últimos del Indec, confeccionamos el cuadro que nos da una idea de la evolución de la deuda externa argentina, tanto pública como privada, en los años recientes.
Como se puede observar, mientras disminuyó el saldo de la deuda externa pública por el proceso reseñado arriba (aunque esto se revirtió fuertemente en el último año registrado) y el endeudamiento externo de los bancos, lo que ha crecido los últimos años es el endeudamiento externo entre empresas (considerado inversión directa erróneamente al tratarse de préstamos) producto de la mayor penetración de los monopolios imperialistas y consiguiente mayor extranjerización de la economía argentina. Esto se refleja en la cuenta corriente con el exterior no sólo en mayores intereses, sino también en pagos por regalías y remesas de utilidades y dividendos, para lo que prácticamente hoy ya no alcanza el saldo de la balanza comercial (ver “Se achica el superávit externo”, hoy nº 1382, y “Presupuesto y cuentas externas”, hoy nº 1388).
