1. Se agrava la crisis
La crisis ya barrió con siete gobiernos europeos. La semana pasada cayó el gobierno socialdemócrata griego de Papandreu, el sexto de los acosados por la crisis y enfrentados por la lucha obrera y popular. Asume el nuevo, encabezado por Papademos, un tecnócrata (fue vicepresidente del Banco Central Europeo), que llega con la receta de más ajustes.
1. Se agrava la crisis
La crisis ya barrió con siete gobiernos europeos. La semana pasada cayó el gobierno socialdemócrata griego de Papandreu, el sexto de los acosados por la crisis y enfrentados por la lucha obrera y popular. Asume el nuevo, encabezado por Papademos, un tecnócrata (fue vicepresidente del Banco Central Europeo), que llega con la receta de más ajustes.
El fin de semana cayó el séptimo gobierno, el del derechista Berlusconi, en Italia, la cuarta economía de Europa, con una deuda de 2,6 billones de dólares. El nuevo jefe del gobierno, Mario Monti, es otro tecnócrata, asesor de la Fiat y otros poderosos grupos italianos, del banco de inversiones yanqui Goldman Sachs. Su primera medida es un nuevo ajuste.
España va a elecciones anticipadas por el derrumbe político del gobierno socialdemócrata de Zapatero, castigado por sus ajustes.
“Grecia se tambalea, Italia zozobra y Francia empieza a temblar”, se aterrorizan los economistas de la burguesía: cae la producción en las potencias imperialistas que son el centro de la Unión Europea. Merkel, la jefa del gobierno alemán, dijo: “es el peor momento de Europa”.
“Los inversionistas observan ansiosos cualquier señal de que China se dirige hacia un aterrizaje forzoso, de que Estados Unidos entrará en una segunda recesión y de que la zona euro colapsará. (…)¿Cuál será la primera economía donde la situación se vuelva inmanejable”?, se pregunta The Wall Street Journal, el diario de los usureros yanquis (14/11).
En esa situación, “la potencialidad de un ataque contra Irán por parte de Israel o de una coalición entre Israel y algunas potencias occidentales obliga a repensar la cuestión de la guerra en la política internacional”, sostiene el diplomático JG Tokatlián (¿Podría haber una gran guerra?, La Nación, 14/11).
2. Manotazos K
La inflación sigue castigando duro a los salarios, las jubilaciones, los planes sociales, y a gran parte de las capas medias.
La pulseada del gobierno con el dólar es un mamarracho. Lanzó un control policíaco de la AFIP sobre los pequeños ahorristas, muchos de ellos asalariados que quieren proteger el valor de sus ingresos. Mientras, seguía corriendo el chorro grande de los monopolios que sacaron del país 9.000 millones de dólares hacia sus casas matrices en los países imperialistas. El dólar en el mercado negro llegó a los $ 5. El temor a un nuevo “corralito” provocó una fuga de plazos fijos y cajas de ahorro en dólares, y el Banco Central perdió más de 1.000 millones de dólares de reservas, en una semana. Los precios van usando de referencia al dólar del mercado negro.
El anuncio del gobierno de recorte de subsidios desató otro tembladeral. Hay $ 80.000 millones de subsidios (según el diputado Lozano), el 90% de los cuales está concentrado en la energía y el transporte. Lo que se toque, va a ir a parar a precios y tarifas, por más “control” de Moreno y compañía que sólo sirve para justificar las estadísticas mentirosas del Indek.
El gobierno K ya gastó $ 9.000 millones en Aerolíneas Argentinas, empresa que funciona mal, da pérdidas enormes, todavía pertenece a capitales españoles, y es una gran “caja” de La Cámpora. Con esa plata se podría haber creado una aerolínea estatal y pagar la primera etapa de la reconstrucción de la red nacional ferroviaria.
En medio del caos financiero mundial, el gobierno negocia pagar la deuda con el Club de París, una deuda ilegítima, de la dictadura de Videla, con intereses usurarios, que ya trepó a 9.000 millones de dólares. También coquetea con el pago de otros 300 millones de dólares a dos empresas yanquis por “juicios basura” en el CIADI, un tribunal trucho del Banco Mundial controlado por los gobiernos imperialistas. Con la política de “desendeudamiento” pagó al contado 10.000 millones de dólares al FMI, y el resultado fue que la Argentina siguió sin crédito externo.
3. No hay plan K anticrisis a favor del pueblo
De los pasos dados por el gobierno K, luego de las elecciones, va quedando en claro:
1) Que “la caja K” ya no da para el capitalismo de amigos, el pago de la deuda pública, borocotizar a dirigentes políticos y sociales para el armado del aparato K, etc.
2) Que “el modelo K”, lejos de “blindar” o “encapsular” al país frente a la crisis, resulta impotente frente a las medidas que van tomando los “aliados estratégicos”, que descargan sus crisis, su inflación, etc., sobre la débil y dependiente economía argentina. China casi ya no compra aceite de soja (compra el grano y fabrica ella el aceite), sin embargo, el gobierno le ofrece 320.000 hectáreas con riego, en Río Negro, en las que capitales chinos tendrán producción propia. Brasil disminuyó la compra de automotores. Pese a los “mimos” de Obama y Cristina K, Estados Unidos sigue bloqueando los créditos a los que recurría el gobierno: el Banco Mundial y el BID. El “modelo K” se desfonda, y el gobierno da manotazos.
3) El gobierno ha demostrado no tener, hasta ahora, ningún plan anticrisis en función de las necesidades del pueblo y la producción nacional. Pese a la caída del empleo en el tercer trimestre del año, seguida por despidos, suspensiones, vacaciones adelantadas y cierres en empresas de varias ramas industriales, el gobierno lo único que hizo fue postergar esas medidas hasta después de las elecciones. El único plan anunciado, el agroalimentario para la producción de 160 millones de toneladas de granos, está calcado de los planes de los pooles, grandes terratenientes y monopolios imperialistas (de insumos, cerealeras, etc.) para ir a fondo con la sojización, golpeando a los pequeños y medianos productores, produciendo más migración del campo a las ciudades, y con el agregado de una ley de agravará la extranjerización de tierras. No hay ninguna política seria en función de la pequeña y mediana producción industrial y agraria, que son las grandes ocupadoras de mano de obra. Tampoco un plan nacional de lotes y viviendas para dar trabajo a gran parte de los desocupados.
4. Debatir en las masas la plataforma anti crisis
El punto clave de una política anticrisis es garantizar que no haya ni un despido ni suspensiones; aumento de salarios de acuerdo al costo real de la canasta familiar, también a las jubilaciones y pensiones, y los planes sociales; la adjudicación de lotes y vivienda social y la congelación de alquileres, etc. Todo lo que vaya en esa dirección realimenta la producción y creará puestos de trabajo si se lo une a la defensa de la producción nacional, en particular de la pequeña y mediana producción agraria e industrial y el mercado interno (ver contratapa).
Pero el gobierno está haciendo exactamente lo contrario. Persigue a los trabajadores rurales que habían negociado un aumento del 35,7% de sus salarios (con lo que un peón de chacra redondeaba $ 3.000 mensuales), y pretende bajar ese aumento al 25%. La presidenta ordenó la represión al piquete de rurales en Ezeiza condenando los cortes de ruta, y reclamó protestar “en las veredas o en la Plaza de Mayo”. Esta política dura acompaña la decisión del gobierno K de ponerle “techo” a las paritarias muy por debajo del costo de la vida. Los petroleros de Chubut y Santa Cruz norte luchan por salarios y contra los despidos. La presión de los docentes bonaerenses arrancó el paro provincial exigiendo la reapertura de las paritarias, que venían reclamando los sindicatos combativos. Luchan por salarios estatales rosarinos, trabajadores de la salud de Córdoba, y del Hospital Gutiérrez de la Capital Federal.
El camino para avanzar es el de reagrupar a las fuerzas obreras y populares, patrióticas y democráticas y antiimperialistas, en torno a una plataforma de emergencia ante la crisis, unida a los 10 puntos, como los que están llevando al debate de las masas el PCR y el PTP. Es el camino para fortalecer la lucha, cambiando la correlación de fuerzas en los cuerpos de delegados y comisiones internas, en particular en las grandes empresas, y también en las organizaciones campesinas, estudiantiles y populares. Solo así será posible que la crisis no la paguen los trabajadores y el pueblo, sino los que se llenaron los bolsillos en estos años.
También en esa dirección seguiremos redoblando los esfuerzos para garantizar la personería del PTP, como una herramienta política que contribuya a esos objetivos. Y el crecimiento y la preparación del PCR para las tormentas sociales y políticas que se avecinan.