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22 de noviembre de 2011

Fue correcto quitar los subsidios al juego, los bancos, la minería, etc. Pero ahora viene el tarifazo contra los sectores populares. Urge una suba de los salarios, jubilaciones y planes.

Aumento de emergencia para fin de año

Hoy 1396 / La hora política

1. Recortes

1. Recortes

El primer anuncio de recorte de subsidios fue sobre las facturas de agua, electricidad y gas que recibían bancos, seguros, telefonía celular, juegos de azar, mineras, aeropuertos y puertos. El anuncio siguiente amplió la eliminación de subsidios a tres barrios de residencia de la alta burguesía argentina en la Capital Federal, que luego se extenderá a zonas similares en el resto del país. Es una medida positiva. Era hora de cortarle los subsidios a esos grupos del “capitalismo de amigos”, que durante tantos años el gobierno K benefició a costa de los impuestos que paga todo el pueblo.

La medida tomada le significará al Estado un ahorro de alrededor de $ 5.000 millones. Pero el gobierno busca recortar subsidios por $ 30.000 millones. Ya dijo que esos recortes se aplicarán a la industria, los servicios y el comercio, y hasta ahora no se ha discriminado cuánto le recortarán a los monopolios y cuánto a las pequeñas y medianas empresas. También dijo que los usuarios deberán demostrar que no pueden pagar las nuevas boletas para no pagar lo que hasta ahora figura como subsidio, y el gobierno decidirá, todavía no se sabe sobre que bases, quién pagara y quién no. Además, ya se prepara el recorte de subsidios al transporte.

Durante los años de gobierno de Cristina K, los subsidios subieron de $ 3.500 millones en el 2005, a 70.000 millones en el 2011.

El gobierno dice que todo lo que recaude por los recortes de subsidios va para “la caja K”, y que usará esos fondos para pagar la importación de gas, gasoil y fueloil.

Hasta el año 2006, el país se autoabasteció de energía; en ese año, lo que se importó fue mucho menos de lo que se exportó, esa balanza fue favorable a la Argentina por 6.100 millones de dólares. En cambio, este año, se importará gas, gasoil y fueloil por 3.000 millones de dólares; y el 2012, se importará por 7.500 millones de dólares. Este año se contrataron 50 barcos con gas licuado, y ya hay 80 barcos contratados para el 2012. El costo del gas licuado es 8 veces el del gas natural en boca de pozo. El costo de producción del petróleo en el país es 10 veces menos que el precio internacional del petróleo.

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2. El fracaso K

El gobierno mantuvo la política menemista de privatización de la energía, prorrogó los contratos a los monopolios petroleros hasta por 40 años, y les otorgó los programas petróleo y gas “plus”, con mayores ganancias en los pozos nuevos. Pese a esto, cayó la producción de gas y bajan las reservas de petróleo. No exploran.

El gobierno debería reconocer públicamente que fracasó su política energética. Y que los recortes de subsidios que ahora aplica es la consecuencia directa de ese fracaso.

Además, el grupo económico K es responsable directo de parte de ese fracaso de la política energética. Los K, asociados con Eskenazi, son dueños del 25% de las acciones de Repsol-YPF. Compraron esas acciones a pagar con los dividendos (ganancias) que producen año a año. Este año, Repsol-YPF distribuyó el 144% de las ganancias (otras petroleras de 10% a 30%). Es decir, Repsol usó el total de las ganancias (producidas por el trabajo de obreros argentinos) y sacó del pozo para inversiones (exploración y apertura de nuevos pozos). Todos esos dólares fueron a Repsol España. El resultado es que en la época de YPF estatal, se perforaban 100 pozos por año, y este año solo 26.

En los años 2009 y 2010 (en los que los K y Eskenazi ya pagaban las acciones que compraron), el gobierno K le dio a Repsol-YPF descuentos impositivos por 3.444 millones de dólares.

La política fracasada de mantener la energía en manos de los monopolios imperialistas no cambia por el recorte de subsidios. El gobierno va a malgastar los dineros que recaude en la importación de combustibles caros, mientras seguirá declinando la producción nacional.

La única solución es recuperar la energía estatizando todo el circuito del petróleo y el gas (exploración, extracción, destilación, distribución y venta), y la energía eléctrica. Esto, con control de los trabajadores y usuarios, y respetando los derechos de los pueblos originarios que tienen sus comunidades en las zonas petroleras. De esa manera podrá recuperarse la producción gasífera a un costo entre 4 y 8 veces menor al importado; y la petrolera a 10 veces menos que el precio internacional.

Eso debe ir unido a la reconstrucción de la red ferroviaria y el desarrollo del transporte fluvial y marítimo con una línea de bandera, las dos cosas en condiciones de ser realizadas por la industria nacional. Esto significará un ahorro de combustible que hoy se importa y reducirá el costo de los fletes (trenes y barcos gastan la mitad y la cuarta parte de los camiones), se crearán puestos de trabajo con la reactivación de la industria naval y ferroviaria, se ahorrará en rutas, y disminuirán los accidentes viales.

 

 

3. Ajuste y “mano dura”

El ajuste que ha comenzado a hacer el gobierno K es parte de un paquete de medidas que se están negociando. La más importante de esas medidas es poner un “techo” a los aumentos salariales del 18%. No es ninguna “casualidad” que a la convención de la Confederación de la Industria asistan la presidenta y medio gabinete, De Mendiguren (UIA) y Moyano (CGT), los ex ministros Lavagna y Aldo Ferrer, empresarios como Bagó, Pagani y Eurnekián, y hasta Biolcati de la Sociedad Rural.

El “paquete” que comenzó a aplicar el gobierno es su receta ante el avance de la crisis económica y el fracaso de su política energética. Lo ocultó hasta las elecciones. Ahora usa su capital electoral para que pasen esas medidas.

El gobierno sabe que lo fundamental de las masas que lo votaron buscan ir por más. De ahí la amenaza de la presidenta a los que “boicoteen” sus medidas. Y no solo amenazas. Represión a los trabajadores rurales que reclaman la vigencia de su acuerdo en paritarias con un aumento del 35,7%, pedido de eliminación de la personería gremial a los aeronáuticos de APTA, juicios y embargos a los dirigentes de la histórica huelga de Kraft del 2009, acusación infame de homicidio a Eduardo Delmonte, dirigente de la CCC de Santa Fe, reactivación de numerosas causas de los 5.000 luchadores populares, encarcelamiento del “Pollo” Sobrero, entre otros hechos de criminalización de las luchas, unida a la impunidad con que actúan las policías y patotas para-policiales, como se vio en el asesinato de Mariano Ferreyra, y volvió a verse ahora en el atentado a la casa de Félix Díaz, dirigente qom de La Primavera. De ahí la gran importancia de la jornada nacional del 23.

 

 

4. Medidas urgentes

Por abajo crece el reclamo de un aumento de emergencia de salarios, jubilaciones y planes sociales, para fin de año, que compense la inflación y el tarifazo que se viene a trabajadores y capas medias.

Hay sectores en los que la crisis pega fuerte. Fueron despedidos 400 obreros del Frigorífico Friar. Denuncian que dejarían de funcionar los frigoríficos Nelson y El Toba. Sobre 400 frigoríficos que hay en el país, cerraron 120. Hubo despidos y suspensiones en Hispania (Tucumán), y suspensiones en otras textiles. Bariloche y la Angostura están sin turismo, castigados por las cenizas del volcán. En la fruta, en Río Negro, las exportadoras trasladan a la Argentina los ajustes de sus casas matrices. La respuesta es: Ni un solo despedido. El recorte de subsidios a los monopolios y la alta burguesía sea para ayuda a zonas y pequeñas y medianas empresas castigadas por la crisis.

Estamos a semanas del décimo aniversario del Argentinazo. Es una cita para todas las fuerzas obreras y populares. Más aún este año, que junto a las banderas de los caídos en esa histórica jornada, hay que levantar, como en el 2001, un programa de lucha contra la crisis, y reivindicar el camino revolucionario que alumbró, en las calles, barriendo con el gobierno de De la Rúa y la Alianza, y conquistando 2 millones de planes sociales, la pesificación de las deudas de decenas de miles de productores, la suspensión del pago de la deuda externa, entre otras medidas que ayudaron a paliar esa crisis. Pese a los intentos y amenazas del gobierno K, el pueblo sigue en las calles, y las brasas del Argentinazo siguen encendidas.

Los frentes constituidos en muchas provincias crean una situación favorable para la lucha contra las consecuencias de la inflación y la crisis. También, la campaña por la personería del PTP y el fortalecimiento del PCR, particularmente en los centros de concentración obrera, decisivos para las tormentas que se avecinan, y para garantizar la hegemonía del proletariado en el camino revolucionario que bocetó el Argentinazo.