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01 de febrero de 2012

Conversamos con una de las pioneras de la lucha en la defensa del cerro Famatina,  Jenny Luján, durante la marcha en la capital riojana, el 25/1.

“Preferimos morir luchando que contaminados”

Hoy 1404 / Jenny Luján, de la Asamblea de Alto Carrizal (Famatina)

—¿Cómo valorás la movilización de hoy?
—Para nosotros es superpositivo. Esta movilización es algo que nos sorprende. Hace siete años que venimos con esta lucha y recuerdo con frecuencia cuando éramos ocho los primeros; y que eso haya generado toda esta movilización y esta conciencia social de construir territorio soberano, la autodeterminación de los pueblos, es impresionante.

 

—¿Cómo valorás la movilización de hoy?
—Para nosotros es superpositivo. Esta movilización es algo que nos sorprende. Hace siete años que venimos con esta lucha y recuerdo con frecuencia cuando éramos ocho los primeros; y que eso haya generado toda esta movilización y esta conciencia social de construir territorio soberano, la autodeterminación de los pueblos, es impresionante.

 

—¿Cómo surgió esta asamblea?
—Cuando decidimos juntarnos dijimos busquemos información y después vemos qué hacemos. Esto fue cuando venía Barrick Gold al cerro Famatina. Cuando encontramos información sobre lo que era la empresa y su metodología extractivista, nos volvimos locos. Dijimos no, eso no le pueden hacer a nuestra tierra, a nuestro cerro, que para nosotros es sagrado. Sagrado no sólo porque define el paisaje, sino porque define cultura, define identidad. Es nuestro cerro paridor de agua. Entonces cuando vimos lo que se venía, dijimos hay que sociabilizar esta información, hay que democratizar la información y entre todos decidir qué hacemos.
Así fue que las asambleas fueron creciendo, se fueron generando asambleas en muchos lugares y así llegamos hasta diciembre de 2011, trabajando muchísimo sin descanso. Corrimos a Barrick Gold en un año. Luego corrimos a Shangdong Gold que es una empresa china, y hoy tenemos a Osisko que es otra empresa canadiense que pretende explotar el Famatina.

 

—¿Cómo se desarrolla el trabajo de la Asamblea?
—Después de las elecciones, el gobierno de la provincia junto con el gobierno nacional han profundizado la política minera y nosotros hemos profundizado las acciones en respuesta a todo esto. Hicimos muchísimas movilizaciones, encuentros culturales, tenemos una videoteca donde estamos haciendo un trabajo barrial de base muy importante con los jóvenes en las escuelas y en todo espacio de encuentro y de construcción colectiva. A partir del 2 de enero iniciamos este corte por tiempo indeterminado hasta que se anule el convenio con Osisko. Lo que fue trayendo una acción tras otra: movilizaciones en Famatina, en Chilecito, escraches a funcionarios, solicitud a las autoridades no sólo del gobierno sino también de la Iglesia católica para que se expida. Logramos que el intendente se expida, que se pusiera al frente y caminara junto a nosotros en esto que es un sentir popular.
En todo este tiempo hemos conseguido el apoyo del pueblo argentino, hemos logrado que nos enamoremos no solamente nosotros de ese Famatina que lo conocemos, que lo sentimos, que lo vivimos, que lo miramos todas las mañanas sino que muchísima gente de muchos lugares que no lo conoce -que lo conoce por foto-, también se enamore del Famatina, de la lucha y se apropie del eslogan “el Famatina no se toca”.

 

—Supieron nacionalizar la defensa del Famatina
—Nosotros queremos ser muy claros: no es solo el Famatina. El Famatina hoy es un símbolo y en realidad estamos luchando para que ningún cerro se toque con la minería, ni acá, ni en Neuquén, ni en Río Negro, ni de Chubut, ni de Salta, ni de Catamarca. Por eso en este momento estamos apoyando los cortes de Andalgalá, en Belén y el de Santa María. Tenemos gente en esos cortes, yo vine antes de ayer, después de estar cuatro días en el corte de Belén. Y nos parece que es importantísimo que todos los pueblos nos pongamos de pie y empecemos a decirle a la señora presidenta que la política extractivista, la política depredadora del territorio, ya sea con ese brazo tan terrible de la minería o con el brazo de los agrotóxicos, los agronegocios, las fumigaciones, el robo de nuestras tierras que pasan a manos de extranjeros, el tema del agua dulce… Entonces con este eslogan de “El Famatina no se toca” estamos intentando que los argentinos y los latinoamericanos empecemos a pensar en qué país y qué continente queremos para nosotros, como respuesta para decirle no a la recolonización, decirles no a esto que vienen ejerciendo los países del norte, los países de primer mundo desde hace 517 años.
Hoy sale muchísima gente, esto ya sobrepasó las asambleas, porque es una bandera que la lleva el pueblo, la llevan los jóvenes, los niños, las personas grandes. Vi viejitas con bastoncito y embanderadas, eso me parece maravilloso porque todos y cada uno de nosotros debe asumir la participación responsable en esta construcción de democracia.
También la jornada de hoy es exitosa y es el resultado del trabajo que hicieron los chicos de la Asamblea de la capital, que han estado trabajando muchísimo todo este tiempo en un contexto muy adverso. Hay que tener en cuenta que La Rioja tiene un gobierno que es muy feudal y muy opresivo. Durante años han generado muchísimo miedo, han logrado desmovilizar a lo largo de los años, generando una cultura de la resignación. Entonces esto es recuperar la cultura de la resistencia de nuestros antepasados, no sólo pasados aborígenes. La Rioja tuvo resistencias de los pueblos originarios bravísimas, de los Cacanes, de los Diaguitas y todo eso fue acallado a lo largo del tiempo y por la historia. Culturalmente fueron acallando esas voces de resistencia y de luchas ancestrales que permanecen de distintas maneras, como ser en sincretismos en la religión, en la Chaya por ejemplo. La Chaya para los riojanos es el carnaval para los otros pueblos. Nosotros festejamos y disfrutamos de la Chaya de una manera muy particular con el topamiento, quemando el Puyai (término que proviene del cacan, lenguaje ancestral de los pueblos diaguitas, pero que cuando el imperio inca domina ese territorio impone el quechua y borra del mapa el cacan). En ese sincretismo no sólo de las formas religiosas sino de todos los eventos que nosotros vivimos como la Chaya, eso sigue estando. Ese grito que trataron de silenciar sigue permaneciendo ahí, nos pide salir por algún lado. Y yo estoy sintiendo hoy eso, ese grito ancestral que está corporizado hoy con cada uno de nosotros y haciendo de alguna manera justicia por todos esos años de opresión, de silenciamiento.

 

—¿Cómo es un día en el piquete en Famatina?
—Es algo maravilloso. Yo, desde el 2 de enero que comenzó el corte, sólo dormí dos noches en cama. A mí me tocan los turnos de noche. Y aunque me quedo para el otro día, conversamos con los compañeros, nos encontrarnos con compañeros que llegan de otros lugares. Estamos aprendiendo muchísimo.
A la noche estamos en la guardia en la barrera: Es maravilloso, es un encuentro de solidaridad, de dignidad y de alegría. Pasamos la noche haciendo la custodia en la barrera, a las 6 de la mañana comenzamos con todas las actividades de limpieza del campamento, otro grupo se encarga del desayuno. Cada día que comienza, como la gente se va renovando, organizamos las tareas y los grupos. Hay un grupo permanente que se dedica a la prensa y a comunicar todo lo que está ocurriendo en el corte.
Los que hacen la comida son unos genios porque hubo días en que hubo 2.800 personas, que fue el 16, que nosotros hemos fijado como día hito porque la minera Osisko tenía planeado ingresar al Famatina. Ese día fuimos todos, la minera no entró, no llegó la gente del gobierno. Y nosotros seguimos apostados ahí porque sabemos que pueden entrar en cualquier momento. Lo que sí deben tener en claro Osisko o cualquier minera o cualquier gobernante local, provincial, nacional que no van a entrar. Ni entraron hace siete años ni entraron en el 2010 cuando intentaron con Shandong, ni van a entrar ahora ni en diez años porque nosotros los más viejos ya sentimos que esta bandera ya la tomaron los jóvenes y que la vienen tomando los niños. Sabemos que esos jóvenes y niños van a defender con todas sus garras Famatina, hasta entregar las vidas, porque preferimos morir luchando que morir contaminados y arrodillados. Por eso no le tenemos miedo a la justicia, cuando intentan judicializarnos imputándonos.