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07 de marzo de 2012

La caída de regímenes volteados por la rebelión de los pueblos árabes permitió conocer las “novedades tecnológicas” de los servicios de inteligencia.

Vigilados por Internet

Hoy 1409 / El control masivo es norma

El día que triunfe la revolución en nuestra patria, no faltará algún compañero o compañera que investigue en los archivos de los servicios secretos del Estado, y conoceremos la profundidad del espionaje.

El día que triunfe la revolución en nuestra patria, no faltará algún compañero o compañera que investigue en los archivos de los servicios secretos del Estado, y conoceremos la profundidad del espionaje.
Mientras tanto, como recomendaba el revolucionario ruso Víctor Serge (que investigó los archivos de la policía secreta del zar tras la revolución bolchevique), extrememos las medidas ante la creciente invasión de nuestros teléfonos, correos, computadoras, etc., para no hablar de los tradicionales métodos de seguimiento e infiltración que mantienen la misma vigencia que hace cien años.
Con las nuevas tecnologías, el espionaje por Internet ha dado saltos gigantescos, ya que es posible monitorear prácticamente todo lo que circula por la red, sean correos, mensajes de chat, conversaciones, fotos, videos, y hasta qué páginas web vemos. No se escapan de esto las llamadas redes sociales como Facebook y Twitter.
Uno de los instrumentos principales para este espionaje es lo que se llama “Inspección Profunda de Paquetes”, o Deep Packet Inspection (DPI), en inglés. Esta tecnología permite “mirar” el contenido de correos, chats, etc., mientras circulan por la web. No sólo esto, gracias al DPI, se puede modificar el contenido de las conversaciones, o enviarlas a otro lado.
El periódico Le Monde Diplomatique, en un artículo sobre el tema en su edición de enero de este año, recuerda que, mientras años atrás agencias de seguridad como el MI5 británico intervenían el teléfono de “una o dos personas interesantes”, en la última década “los sistemas de control masivo e indiscriminado se volvieron la norma”.
Está comprobada la utilización de esta tecnología (DPI) contra opositores políticos, por los servicios secretos del caído régimen de Mubarak en Egipto, en Túnez, así como en la Libia de Gadafi y en Siria. En algunos casos, este espionaje es con el “asesoramiento técnico” de empresas francesas, alemanas, japonesas, y en otros casos con “ayuda” norteamericana.
En EEUU, la administración Obama intensificó la vigilancia masiva del gobierno sobre las comunicaciones electrónicas personales, que dieron un salto bajo el gobierno de Bush. Para esto, el gobierno yanqui ha impulsado modificaciones a leyes que le permiten ampliar el radio de espionaje, tanto dentro de EEUU como en el exterior. Esas modificaciones, entre otras cosas, obligan a las empresas de comunicación electrónica a proveer “inmediatamente al gobierno toda la información, instalaciones o ayuda necesaria para lograr la adquisición [de inteligencia]”, a la vez que concedió inmunidad retroactiva y anticipada a estas compañías contra eventuales juicios civiles, investigaciones estaduales y enjuiciamiento criminal”. Así lo establece una enmienda a la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, en inglés).
La tecnología DPI, además de su utilidad para el espionaje, permite un control global sobre la red, que como se ha comprobado en varias oportunidades, permite bloquear tanto las comunicaciones como el acceso a determinados sitios, sean éstos páginas web, redes sociales, youtube, etc.
Esta manía vigiladora se ha extendido a las empresas. Cualquier trabajador de Kraft puede contar cómo han llenado de cámaras los lugares más insólitos de la fábrica, pero no sólo eso. Se sabe que las empresas que proveen a sus empleados de celulares, o de servicios de Internet, los monitorean constantemente, hasta con las “webcam” (las cámaras instaladas en las computadoras portátiles). En Estados Unidos, esto último lo han hecho incluso algunos establecimientos escolares, que entregan laptops a los alumnos.
La tecnología DPI tiene otros usos, por parte de las empresas privadas, que no vienen al caso de este artículo, como la “publicidad dirigida”, de gran crecimiento en el último período.
Es decir, que la publicitada “horizontalidad” y “neutralidad” de la red, que parte de aceptar el principio de no discriminación de lo que transita por Internet, no es tal, sino que está sujeto a los condicionantes que establecen, principalmente, las agencias de “seguridad” de los países imperialistas.
La pregunta obligada, para futuras investigaciones –conociendo la “debilidad” de nuestro gobierno nacional por el espionaje (Proyecto X, SIDE, etc.,)– es: ¿y por casa, cómo andamos con el DPI?