El gobierno de Closs y el de Cristina K, se llenan la boca hablando de democracia y derechos humanos, pero en los hechos son los principales responsables de que esto no exista para el pueblo argentino. ¿Cómo puede haber democracia en una provincia en donde más del 70% de la población es pobre? Sin embargo, el gobierno sigue malgastando los dineros públicos entre sus amigos, que representan menos del 1% de la población. A pesar de nuestra gurisada hambrienta, siguen teniendo como prioridad el negocio de las Cataratas y el turismo, ahora le da al Iplyc 10 millones para la construcción de un edificio que no tiene más fin que ser un nuevo negocio para su grupo. ¿Cómo puede haber derechos humanos, en una provincia donde las violaciones son moneda corriente, donde desaparecen personas, donde el gobierno reprime con saña los reclamos populares?
La ley antiterrorista impulsada por los K es la confesión de que es lo que entienden por “derechos humanos y democracia”, es el instrumento legal que diseñaron, a pedido de los imperialistas, para poder garantizarles el despojo. Ahora, los que defienden la vida, el agua y los recursos de nuestro país, pueden ser acusados de terroristas, lo mismo que un docente o un trabajador que pelea por su salario o un desocupado que lucha para no morir de hambre. Y no hay ninguna ley que pueda incriminar a los verdaderos “terroristas”, a los autores del despojo, los responsables del hambre de nuestro pueblo, los que saquean y envenenan a nuestra patria y sus cómplices políticos e intelectuales. A su vez, perfeccionan los métodos de espionaje y represión, el proyecto “X” es una muestra de esto. Preguntamos: ¿esto no es típico de la dictadura que ellos dicen repudiar?
Hoy, a dos años de la feroz represión sufrida en la plaza 9 de Julio, estamos de pie y luchando, no hemos arriado nuestras banderas, exigimos:
Inmediato sobreseimiento de las causas iniciadas a los luchadores sociales de nuestra provincia. Anulación de la ley antiterrorista. Más cantidad y aumento de los planes argentina trabaja. Módulos alimentarios suficientes para paliar el hambre. Cortes de casas y chapas. Aumento de las tarjetas sociales.
