El 24 de enero, en su aparición pública luego de la operación de tiroides, Cristina Kirchner habló de las avivadas de las petroleras y amenazó con quitar concesiones. Días después suspendió los planes especiales de subsidios a las llamadas petróleo plus, gas plus y refino plus. ¿Qué fue lo que pasó en tan poco tiempo? Poco tiempo había pasado desde el 11 de mayo, cuando conectados por teleconferencia entre Olivos y Loma de la Lata en Neuquén, Cristina tiraba flores a YPF SA frente al propio Sebastián Eskenazi, De Vido y el gobernador Sapag, y anunciaba un aumento de las reservas del 8% del total del país.
Ocho meses después de ese anuncio, la presidenta criticaba a algunas petroleras y comenzaba su ofensiva contra Repsol YPF, reconocía el déficit en la balanza comercial energética del 2011 donde se importó gas, gasoil, fueloil, y naftas por 9.300 millones de dólares -que este año pueden llegar a 12.000 millones. Cifras que son una avalancha muy difícil de parar por la pérdida total de soberanía energética que padecemos desde los ‘90 hasta ahora. Y se dan además, en un momento donde el gobierno prepara el ajuste en las tarifas de consumo de gas, luz, transporte, etc., al que insiste en llamar “sintonía fina”.
El fin del viento de cola para nuestra economía, el impacto en nuestro país de la crisis internacional y 20 años de una política hidrocarburífera contraria al interés de nuestro pueblo y nuestro país, están en el trasfondo de esas declaraciones.
Fue muy llamativo cuando a principio de diciembre de 2011 Dromi, el ideólogo y ejecutor de las privatizaciones menemistas –hoy asesor de De Vido– declaró en los medios que había que estatizar el petróleo. Había empezado el operativo del gobierno en su disputa con Repsol YPF SA. Es evidente que frente a la crisis en la política energética del gobierno, y a la sangría de divisas por las importaciones de combustibles, éste quiso cambiar los acuerdos pactados con la “argentinización” de Néstor Kirchner. Acuerdo que consistió en que Eskenazi con crédito de la propia Repsol compraba el 25% de las acciones, a cambio se permitía a Repsol girar el 90% de las utilidades entre los accionistas.
Repsol no aceptó cambiar lo acordado y hacer mayores inversiones: estalló un conflicto que rompió la alianza entre ambos.
Cambios en la actividad petrolera
Han sucedido algunos hechos importantes en el último periodo.
Los chinos a través de su empresa estatal Cnooc ingresaron al mercado petrolero de nuestro país cuando compraron la mitad de las acciones de Bridas de la Pan American.
Ahora venían por la mayoría de Pan American y ofrecían comprar la totalidad de las acciones de British Petroleum, pero a fin de octubre se dio por terminada la negociación por la venta de sus activos en Pan American Energy (60% BP, 20% Cnooc china y 20% Bulgueroni).
La British vendía para pagar parte del desastre ecológico por el derrame en Golfo de México. En la cancelación de esas negociaciones tuvo que ver el almirantazgo inglés que vetó la venta de BP, porque era contraria a su política para afianzarse el Atlántico Sur.
A su vez Pan American Energy acaba de comprar la refinería Esso de Campana con sus 460 estaciones de servicio, transformándose en una empresa integrada verticalmente, extrae, refina y comercializa, y controla el 18% de la producción petrolera.
También la refinería Shell ha sido vendida al grupo chileno Luksic, que pasa a controlar casi el 20 % de las naftas.
El vicepresidente para América latina de la Exxon Mobil, la petrolera yanqui más grande del mundo declaró su interés por intervenir en Argentina, particularmente en la explotación de hidrocarburos no convencionales. Ya hizo pie en Neuquén donde tiene concesionada dos áreas.
Pero el hecho más destacado es que las declaraciones de enero de Cristina marcaban una nueva situación en la política del gobierno con su principal aliado en el negocio petrolero. Anunciaban una ruptura de su alianza con el monopolio español Repsol YPF.
A partir de allí los operativos de prensa, los supuestos planes de nacionalización o la declaración de utilidad pública para hacerse de la mayoría accionaria, como la reversión de áreas en distintas provincias, han golpeado a Repsol. Produjeron una caída abrupta de las acciones de Repsol en la bolsa de Nueva York, que pasaron de valer 16.000 millones de dólares a 10.000 millones.
A la vez aparecieron los alineamientos de los gobernadores. Buzzi de Chubut, presidente actual de la Ofephi, un hombre de fuertes lazos con Pan American, apareció como punta de lanza de la ofensiva del gobierno, revirtió varias aéreas de Repsol YPF que significan el 10% de las reservas de esa petrolera en el país.
Peralta de Santa Cruz, Pérez de Mendoza, Urtubey de Salta se alinearon también en este sector. Sapag en principio defendió a Repsol destacando el cumplimiento de las inversiones por parte de esta operadora. Fue la voz disonante entre los gobernadores y discutió el punto 5 de la declaración de la Ophepi donde morigeró la crítica a la empresa. Luego de idas vueltas también revirtió tres áreas de poco peso a YPF SA, e intimó a Apache y a Petrobras por falta inversiones en yacimientos. Su ministro de Energía, Guillermo Coco resumió la posición de Sapag: “Para nosotros es fundamental mantener bien arriba el precio del barril porque el presupuesto de la provincia está apoyado en esto, y este año está basado en un barril a 73,5 dólares”. Agrega luego: “vemos que dentro del cumplimiento de las inversiones que venían sobrepasadas se nota que hay una mayor cantidad de inversión en lo que hace al área del petróleo y van decayendo en el área del gas convencional, por una cuestión de precio”.
Frente a este panorama, puede el gobierno nacionalizar o tener mayoría accionaria en YPF SA. Desde ya que lo puede hacer y sería una medida positiva. Pero si el gobierno decide comprar ese paquete accionario sin controlar todas las áreas, ¿cómo van a llegar a la meta que se proponen de 15% de aumento de la producción en los próximos 2 años, con la tendencia decreciente que venimos?
¿La reversión de las concesiones es correcta? Desde luego que sí. Pero la reversión o la caducidad de las concesiones deben ser de todas, no solo de algunas. Quedó demostrado que si se puede con algunas se puede con todas. Además debe tenerse en cuenta el pasivo ambiental que dejan estos monopolios con su contaminación.
Por eso alertamos, no queremos sacar a unos para abrirle camino a otros grupos petroleros. No vaya a ser cosa que cambiemos a los españoles como el monopolio dominante del petróleo en Argentina, para que el grupo dominante pasen a ser los ingleses, los chinos y Bulgueroni, ni tampoco al monopolio de la Exxon. Queremos la operación de todas las áreas petroleras en manos del Estado.
El papel de los trabajadores
La asamblea de 10.000 petroleros del 6 de marzo, tomó la decisión de enfrentar los despidos. La masa petrolera no está dispuesta a pagar la crisis ni la disputa por arriba. El Sindicato ha planteado que no va exigir menos del 33% en las próximas paritarias. Hay ánimo de lucha, pero se ha abierto un debate sobre la salida que tiene esta situación. Los dirigentes del Sindicato, en un claro alineamiento con Sapag, sacaron una solicitada donde hacen dos preguntas engañosas, dicen: “¿Dónde irán a parar los miles de trabajadores que hoy laboran en las áreas que se pretenden revertir?” “¿A qué inversores les puede interesar en el actual escenario de crispación poner capital en una actividad que tiene en duda su seguridad jurídica?”
Nosotros contestamos: si se revierten las áreas ¿por qué van a quedar trabajadores en la calle, con la necesidad de producción que tiene nuestro país? Los inversores, como quedó demostrado no vienen a invertir, vienen a saquear nuestros recursos. Ellos junto con la política energética de los últimos 20 años son los responsables de la situación energética de nuestra patria. Justamente los trabajadores deben tener un papel activo para que esta crisis energética se revierta, recuperando el petróleo y el gas para ponerlo al servicio del pueblo, para cuidar el medio ambiente y para que avancen en las condiciones de trabajo, con diagramas más flexibles y contra el régimen de superexplotación que hoy se padece.
En la actividad petrolera no queremos cambiar de collar, como dijo Mariano Moreno, “Ni amo viejo ni amo nuevo”. Queremos y luchamos para que se estatice la operación todas de las áreas. Solo así podremos avanzar en la estatización de nuestros recursos, desde el subsuelo al surtidor, y en la creación de una verdadera empresa estatal y federal de hidrocarburos con control de sus trabajadores y técnicos.