El viernes 30 de marzo el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación (MCyT), Dr. Lino Barañao, realizó un balance de su gestión en ocasión de la inauguración del ciclo de seminarios 2012 del Instituto de Biología y Medicina Experimental. Se trataba del propio instituto en el que el Dr. Barañao realizó su carrera científica dentro del Conicet. Cuatro años, antes en una ocasión similar, el titular del flamante ministerio creado por Cristina Fernández había sido aclamado por los investigadores y becarios asistentes, muchos de ellos compañeros y discípulos del ministro. Sin embargo en esta ocasión el clima se había enrarecido y se palpaba la tensión en el ambiente.
En diciembre de 2011 los resultados de los concursos del Conicet habían expulsado a más de 1.500 doctores del sistema científico a pesar en muchos casos de haber sido calificados en forma positiva. La alternativa para ellos, luego de más de 10 años de formación y carrera científica financiada por el presupuesto público, es emigrar o abandonar la ciencia. El contraste con la propaganda oficial difundiendo el regreso de 100 investigadores por año con inversión con grandes eventos como Tecnópolis, resultó exasperante. El 21 de diciembre una asamblea masiva de becarios investigadores y personal técnico administrativo del Ibyme y del Ingebi (el otro instituto del Conicet que comparte el edificio) redactó una declaración muy crítica que en pocos días recogió miles de adhesiones dentro del sector científico en todo el país.
También se convocó a la movilización frente al Conicet para el día siguiente en la cual se realizó un corte de la avenida Rivadavia por varias horas y una ocupación pacífica del edificio central hasta que las autoridades aceptaron sentarse a dialogar. Desde ese momento se sucedieron varias movilizaciones de carácter multisectorial en las que además de la Comisión Interna Ibyme-Ingebi participaron los becarios de CyT nucleados en JCP, el personal de Apoyo Autoconvocado, los docentes de AGD-FCEN, ATE-Conicet y ATE-CNEA, entre otros. Se marchó al MCyT y se confluyó con la Jornada Nacional de protesta convocada por la CTA el 14 de marzo.
Paralelamente, dentro del ámbito científico se reavivó un debate muy amplio, creció cada vez más una visión crítica de la política impulsada por el gobierno para el sector. Esto quedó claramente plasmado en las “10 preguntas al ministro Barañao” elaboradas por la Asamblea Ibyme-Ingebi para la ocasión. En forma complementaria, la Comisión Interna Ibyme-Ingebi difundió un material con “Apuntes críticos para un debate necesario” analizando en particular el caso Bioceres/Grobocopatel presentado por el oficialismo como “un caso emblemático” de la política de CyT basada en las llamadas “empresas de base tecnológica”. En el mismo se denuncia el verdadero carácter entreguista de esta iniciativa y se desnuda el doble discurso del gobierno (ver recuadro).
Desde el inicio de la charla el propio ministro reconoció que “la principal oposición” a la política oficial había surgido en el Ibyme-Ingebi a pesar que ambos institutos habían sido la principal fuente de funcionarios de la gestión (además del propio ministro y su jefe de Gabinete, el ex director del Ibyme fue presidente del Conicet durante el gobierno de NK, la actual directora del Ingebi ocupa hoy uno de los ocho asientos en el directorio del Conicet, entre otros).
El comentario resultó relevante ya que reflejaba un dato no menor: el tradicional verticalismo del sector científico donde muchas veces la presión sutil de alguna autoridad bastaba para acallar cualquier reclamo público, se había roto. La integración en un planteo común de los tres estamentos del Conicet (investigadores, “becarios” y personal de apoyo) participando de igual a igual en asambleas y en la propia Comisión Interna, constituyó un viento democrático que desconcertó a más de uno. El propio ministro subestimó la participación en el movimiento del personal técnico y de los investigadores. Precisamente, entre estos últimos surgieron gran parte de los cuestionamientos que el ministro debió escuchar.
Así en el sector científico, la disociación entre el discurso oficial y la percepción de los trabajadores de Ciencia y Tecnología constituye un factor movilizador para enfrentar el ajuste que el secretario de Hacienda, Pezoa, ya anunció al Directorio del Conicet para el 2012. El retraso salarial y la escasez del financiamiento para la investigación ya están en el centro de la escena. En este escenario cada vez somos más los que no permaneceremos ni mansos ni callados.