Cosme Budislavich era un obrero de la Refinería Argentina de Azúcar, de Ernesto Tornquist, en el barrio Refinería de Rosario. Tenía 34 años cuando fue asesinado durante la represión de una manifestación, el domingo 20 de octubre de 1901. Es la primera víctima registrada durante una lucha obrera en nuestro país.
Cosme Budislavich era un obrero de la Refinería Argentina de Azúcar, de Ernesto Tornquist, en el barrio Refinería de Rosario. Tenía 34 años cuando fue asesinado durante la represión de una manifestación, el domingo 20 de octubre de 1901. Es la primera víctima registrada durante una lucha obrera en nuestro país.
Dos días antes, el 18 de octubre, los obreros encargados de cargar bolsas en la refinería, luego de reunirse en un conventillo, resolvieron crear el Sindicato de Obreros de Refinería y exigir a la patronal un doble jornal para los días feriados y la reducción de la jornada laboral a diez horas. El pliego de reclamos da cuenta de las condiciones de trabajo, que se extendían 6 días a la semana, con frecuentes descuentos salariales, y donde imperaba el trabajo a destajo en muchas de las actividades.
Cosme Budislavich había llegado dos años antes a la Argentina, y se instaló en la ciudad de Rosario. En la Refinería… se desempeñó como elevadorista. Ese 20 de octubre, Busdislavich estaba junto a un grupo de trabajadores (200 según algunas versiones, 1.000 según otras), manifestando en las puertas de la fábrica, esperando que los dueños los recibieran para discutir el petitorio. Ya habían decidido ir a la huelga si no eran escuchados.
Un personaje de la política local, Octavio Grandoli, quien había sido intendente, y que estaba como “mediador”, al reconocer algunos anarquistas entre los obreros, mandó detenerlos. Así se desató la represión policial. Según el dirigente socialista Adrián Patroni, testigo de los hechos, los manifestantes se acercaron al carruaje donde se hallaba detenido el anarquista apellidado Ovidi, entre los que se encontraba Cosme Budislavich, que intentó retener los caballos por las bridas, recibiendo un violento golpe de un agente policial. Budislavich corrió para protegerse y saltó un cerco alambrado que daba al fondo de una cancha de bochas, y al saltar un segundo cerco, recibió un disparo en la nuca de sus perseguidores, que le causó instantáneamente la muerte. La policía retuvo el cadáver esperando que se “calmen las aguas”, y se prohibieron las manifestaciones en Rosario. Las organizaciones sindicales llamaron a la huelga general el 23 de octubre, y además de acompañar masivamente el cortejo fúnebre el 24, el 25, cerca de 8.000 personas repudiaron el crimen en un acto, entre ellas figuras socialistas y anarquistas como Juan B. Justo, Enrique Dickman, Adrián Patroni y Virginia Bolten. El crimen de Budislavich no sólo fue el primero contra un trabajador en lucha, también fue el primero que quedó impune.