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08 de septiembre de 2012

Recuerdos de la Crisis del ’30. Leve recuperación con más deuda, ahondando el agujero de la crisis.
Una superpotencia al borde de la quiebra. Los límites de la deuda… y los de la paciencia popular. 

El imperialismo yanqui vive de prestado

Hoy 1435 / Estados Unidos: Más y más endeudamiento para “salir” de la crisis

Por su extensión, profundidad y persistencia, la actual crisis económica mundial sólo es comparable con la Gran Depresión iniciada en Estados Unidos en octubre de 1929 y extendida luego a Europa y el resto del mundo.

Por su extensión, profundidad y persistencia, la actual crisis económica mundial sólo es comparable con la Gran Depresión iniciada en Estados Unidos en octubre de 1929 y extendida luego a Europa y el resto del mundo.


De aquella depresión se salió dejando de lado el liberalismo económico entonces imperante en todas las potencias imperialistas, y recurriendo a sistemáticas políticas de intervencionismo estatal y aumento del gasto público (keynesianismo). Pero hoy los “rescates” y “salvatajes” financieros a gigantescas corporaciones bancarias e industriales por billones (millones de millones) de dólares se han revelado insuficientes. La espiral de la crisis en Europa está ingresando en una nueva vuelta (después de Irlanda, Portugal y Grecia, ahora con centro en España); la desocupación está alcanzando cifras abismales, especialmente entre los jóvenes, y en regiones enteras de Europa ya se traduce en hambre. Los brutales ajustes y “recortes” fondomonetaristas que aplican los gobiernos europeos no hacen más que agravar el círculo vicioso de la crisis, achicando aún más los mercados y generando más quiebras y desocupación. No sólo se bambolean al borde de la quiebra los grandes monopolios bancarios, sino estados enteros, como los europeos y el estadounidense, estremecidos por descomunales endeudamientos y déficits fiscales.


La crisis también acelera las diputas, acuerdos y realineamientos entre las grandes potencias (la canciller alemana Angela Merkel acaba de hacer su segunda visita a China en apenas un par de meses), y empuja el crecimiento de corrientes fascistas en las burguesías monopolistas, como las que se expresan en muchos países europeos y la campaña electoral en curso en Estados Unidos.


Por eso mismo no está de más recordar que, en última instancia, de la crisis de los ’30 se salió “gracias” a la bárbara destrucción causada por la Segunda Guerra Mundial, que “estimuló” la demanda de bienes durante las varias décadas de la reconstrucción de Europa y Japón y dio impulso (especialmente en EEUU) al crecimiento del gigantesco complejo industrial-militar que hizo del imperialismo yanqui un omnipresente gendarme mundial.

 


Imparable e inmanejable
En los últimos meses, el agravamiento de la crisis en Europa opacó su evolución en Estados Unidos. Algunos informadores señalan indicios de reactivación: ganancias de los bancos, más pedidos a las empresas, leve baja del desempleo.


Sin embargo, el grado de endeudamiento con que se logró la tal “recuperación” y el consiguiente aumento sideral del déficit estatal (que se calcula en un 35% del presupuesto, más de 10 veces el máximo de 3% fijado por la UE como norma de estabilidad económica), son una mecha encendida que se aproxima peligrosamente al punto de detonación. La deuda pública de Estados Unidos está tocando la cifra escalofriante y sin precedentes de 16 billones , una cifra imparable e inmanejable. En menos de 10 meses, según calculan analistas), pasó de 15 a 16 billones de dólares con una velocidad promedio de 3.550 millones de d&´lares por día; 148 millones por hora; o 2,46 millones de dólares por minuto. El gráfico muestra el crecimiento exponencial de la deuda del Estado norteamericano en los últimos 30 años, desde los tiempos de Reagan, y su vertiginosa aceleración desde 2010 a hoy. Las proyecciones dicen que hacia 2015 tocará los 20 billones, ya que Washington necesita seguir endeudándose para cubrir su enorme déficit.

 

 

¿Más estímulos y más deuda, o menos deuda y default?
Estados Unidos se encuentra, así al borde del “default”. Si se concretara tendría el efecto de una bomba sobre el sistema financiero internacional y sobre la economía mundial en su conjunto. De allí la alarma con que el FMI demanda a los dos grandes partidos de la burguesía monopolista yanqui que releguen sus rencillas electorales (las presidenciales son en noviembre) y aprueben una sustancial elevación del límite de endeudamiento del país. El organismo financiero imperialista urgió a que las políticas de Washington logren un “equilibrio adecuado” entre retirar las medidas extraordinarias de apoyo (es decir los “rescates” y planes de estímulo que aumentan el déficit) y respaldar la recuperación (con crédito estatal y otras ayudas) en un contexto mundial cada día más dificultado por “nuevos vientos en contra” (entre los que enumera tendencias a la baja en el crecimiento de EEUU, la “debilidad persistente” del mercado de vivienda, la caída de la recaudación fiscal, el nuevo “shock” en los precios de las materias primas, las condiciones restrictivas del crédito, y la complicada situación de algunas economías soberanas europeas). El FMI reclama que la consolidación fiscal siga su curso (o sea que se sigan recortando “gastos” del presupuesto, incluidos los sociales), puesto que –dice- la actual dinámica de la deuda es “insostenible”, y sería “sumamente perjudicial” perder credibilidad fiscal (o sea que los acreedores llegaran a la conclusión de que los EEUU jamás podrán pagar su descomunal deuda).

 


Los límites de la deuda… y los de la paciencia del pueblo
El gobierno de Obama confía en obtener del Congreso el permiso para superar el límite permitido de endeudamiento para poder presionar a los grandes bancos privados (e incluso a los bancos centrales de otros países) para que sigan comprando bonos yanquis al por mayor y financiando así el gigantesco déficit estadounidense. Confía, además, en que todo el mundo estará obligado a contribuir al sostenimiento del dólar, ya que las principales transacciones comerciales (por ejemplo las de petróleo, las de armas, las de drogas) se hacen en dólares, y también en la moneda norteamericana tienen acumulada casi todos los países la mayor parte de sus reservas.


Sin embargo, una deuda pública que ya es más grande que todo el PBI norteamericano genera en “los mercados” serias dudas de que Washington pueda pagar sus obligaciones. ¿Seguirán el gobierno chino, el japonés y otros inversores públicos y privados invirtiendo sin fin en ese verdadero barril sin fondo sólo para sostener el valor del dólar?


La tasa de desocupación en EEUU no bajó del 8,8% desde marzo de 2009. Según un informe reciente, en el país hay 66 millones de pobres, una cifra sin precedentes. Desde agosto de 2007 fueron embargadas tres millones y medio de casas. Junto con ello, los manifestantes de Ocupar Wall Street, en representación del 99% de la población, manifestaron y enfrentaron a la policía en Nueva York, Boston, Seattle, Oakland contra las políticas oficiales que favorecen a un ínfimo 1%. Y los estudiantes y docentes de Wisconsin hicieron punta en la lucha contra los recortes al presupuesto educativo.


La crisis en EEUU puede recién estar entrando en una nueva etapa. Y también la lucha del pueblo norteamericano.