Horacio Verbitsky, uno de los escribas del cristinismo, en su habitual columna dominical en Página 12, reveló que “Desde mañana (lunes 10) y hasta el viernes, tres especialistas estadounidenses en Seguridad Nacional, Guerra no Con- vencional y Operaciones de Información dictarán un curso para el personal del Ministerio de Defensa sobre ‘Lineamientos Estratégicos’. El curso forma parte del Programa Expandido de Educación y Entrenamiento Militar (Expanded International Military Education and Training, E-IMET) de la Defense Security Cooperation Agency, dirigido a países en los cuales ‘el programa de entrenamiento militar provoque mucha susceptibilidad’”. “Los instructores postulan el uso de las Fuerzas Armadas en el control de disturbios, las operaciones antidrogas y antiterroristas”, dice la nota, y cita fuentes oficiales yanquis, “El programa E-IMET fue creado para ‘educar a los amigos y aliados de Estados Unidos en el adecuado manejo de sus recursos de defensa’”.
En un gobierno en el que no se hace nada sin aprobación de la presidenta, es notable como Verbitsky manipula la información para “salvar” a Cristina Kirchner de esta agachada con los yanquis. Así, Verbitsky plantea que otra “escaramuza” sobre el papel de las fuerzas armadas en la represión interna ocurrirá “entre el 7 y el 10 de octubre durante la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas que se realizará en el hotel Conrad de Punta del Este, Uruguay”.
El mismísimo Ministerio de Defensa, por su parte, emitió un comunicado en el que trata de justificar lo injustificable. Afirma que el “programa IMET (International Military Education and Training)… se trata de un programa del gobierno de los Estados Unidos mediante el cual se provee capacitación a diferentes países en materia de Defensa y otros asuntos de interés para las Fuerzas Armadas”, y recuerda que “Este programa se lleva a cabo en el Ministerio de Defensa desde el año 1996”.
Defensa y seguridad
Según Ámbito.com, una visita hace tres semanas de Frank Mora, subsecretario de Defensa estadounidense para Asuntos del Hemisferio Occidental, y su reunión con funcionarios del gobierno argentino, habría desatado “muchos de los nudos enredados en aquel febrero”, en referencia al episodio con el avión de la Fuerza Aérea de EEUU en Ezeiza, con el canciller Timerman mostrando el material “sensible” que contenía el avión, destinado a cursos con militares argentinos.
La principal decisión práctica fue que se retomen cursos con los militares estadounidenses, y la posible firma en el 2013 de un nuevo convenio de cooperación Argentina-EEUU para educación y entrenamiento en Defensa. Con la pretensión de justificar esto un funcionario de Defensa afirmó que “la política de Defensa la definimos nosotros, y donde EEUU sabe muy bien que no mezclamos Defensa con Seguridad… No estamos en un jardín de infantes: tenemos la madurez como para interrelacionarnos con una potencia como EEUU; es necesario saber cómo piensan y se manejan”. “Después de todo”, concluye, “en todo esto es la misma presidenta Cristina Kirchner quien nos dice cuál es la ruta a seguir, que es la de continuar nuestra relación con EEUU a partir de un nuevo convenio de cooperación en técnica, actividades y formación en Defensa”.
El currículum de los “instructores”, revela la catadura de este engendro llamado IMET: el brigadier mayor (R) Richard Goetze, es un veterano de los bombardeos sobre Vietnam; Thomas C. Bruneau es profesor de Asuntos de Seguridad Nacional en la Escuela Naval de Posgrado; y la coronela de la Fuerza Aérea Anne McGee “preparó y coordinó todas las Ordenes de Despliegue puestas a la firma del jefe del Pentágono en apoyo de operaciones en Afganistán e Irak, así como en acciones de defensa interior”, escribe Verbitsky, quien también asegura que el canciller Héctor Timerman le dijo a Frank Mora que “era un error mezclar dos fenómenos distintos”, refiriéndose a defensa y seguridad.
Habrá que seguir atentamente el desarrollo de estas noticias –más allá de los que ven esto sólo como una interna entre Verbitsky y el ministro de Defensa Puricelli-, redoblando la denuncia ante la ingerencia yanqui, que como se ve no es rechazada por el gobierno “nacional y popular”, y más luego de los últimos hechos represivos con participación directa del subsecretario de Seguridad Berni y de la Gendarmería nacional.