Un grupo de estudiantes de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Córdoba, venimos hace más de un año realizando un trabajo de relevamiento y asesoramiento gratuito en la localidad de Malagueño. Nuestra intención desde un primer momento fue la de acercar nuestra práctica y nuestra formación a las necesidades populares, partiendo desde el conocimiento objetivo de la realidad del lugar. Estudiamos y tomamos como ejemplo en todo momento las experiencias de los estudiantes de Arquitectura del Chaco en los procesos de lucha por tierra techo y trabajo, junto con campesinos y originarios.
En la etapa de relevamiento pudimos tomar conciencia del grave problema habitacional que existe en esta ciudad (junto con otros como la desocupación y el avance de la droga en la juventud) y comenzamos a plantearnos cuál era nuestro rol como futuros profesionales, y como estudiantes de una Universidad pública, frente a esta realidad.
Cuando los compañeros de la CCC nos contaron que tenían intenciones de comenzar un nuevo proceso de lucha por tierra y vivienda, supimos que era nuestro deber formar parte de esto. Con miedo, conscientes de las grandes carencias de nuestra formación académica en materia de vivienda social y procesos sociales de construcción del hábitat, pero también con mucha alegría y muchas ganas de aprender, comenzamos a organizarnos y a ver qué cosas podíamos aportar a esta lucha. Desarrollamos entonces una propuesta proyectual de vivienda, teniendo en cuenta las características locales, tanto de la población como de tecnologías y recursos. La intención fue brindar una herramienta técnica que pudiese aportar al fortalecimiento de la organización. Asistimos a reuniones con las familias, buscando que intervengan en el proceso de diseño, aportando opiniones, necesidades y deseos. Esta etapa fue sumamente enriquecedora para nosotros, aprendimos mucho de esta interacción directa con quienes deberían ser los protagonistas de todo proyecto de vivienda, sus habitantes. Sentimos una alegría inmensa al presentar el proyecto final, unos días antes de la toma, y ver el entusiasmo que esto provocó en la gente. “¡Mirá mi casa!” “Ahí vamos a tomar mate” “Acá te podés poner un kiosquito”. Fue nuestra primera experiencia real, nos generó una emoción muy grande.
Pero sabíamos que nuestra función no terminaba ahí, que debíamos ser parte de este proceso de principio a fin, y acompañar cada medida de lucha que se realizara en ese camino. Es por eso que participamos de la toma del predio de la empresa suiza Holcim, con la certeza de estar haciendo lo correcto, y que la tierra es para el que la necesita. En esta instancia vimos también que jugaba un papel importante la herramienta técnica. Cada persona que se acercaba a la toma pedía ver “las casitas”, se armaban rondas grandes de gente cada vez que empezábamos a explicar el proyecto. Fue importante para generar entusiasmo y para derribar la idea errónea de que las tomas de tierra siempre derivan en la creación de “villas” o asentamientos precarios. Como dijo Cacho, uno de los dirigentes de la CCC, “Que vean los vecinos que nosotros no queremos una villa, queremos una vivienda digna para todos los compañeros que la necesiten.”
09 de enero de 2013