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30 de enero de 2013

Revolución radical y movimiento obero

Crónicas proletarias

 El 5 de febrero de 1905 estalló un levantamiento en varios cuarteles y ciudades, conocido como la “revolución radical”. En esos días el movimiento obrero vivía un auge de luchas, con el desarrollo de huelgas y el crecimiento de sindicatos y federaciones. Como las repercusiones de este movimiento radical fueron vastas y diversas en las principales corrientes del movimiento obrero, analizaremos en particular qué plantearon tanto los socialistas, los anarquistas, como la corriente que al poco tiempo se conformaría en “sindicalismo revolucionario”.
La dirección del Partido Socialista, a través de su periódico La Vanguardia, publicó una declaración del Comité Ejecutivo en la que resolvió “invitar a la clase trabajadora a mantenerse alejada de estas rencillas partidistas provocadas por la desmedida sed de mando y de mezquinas ambiciones, y a negar su contingente moral y personal a la obra desmoralizadora que ellas realizan, fortificando y consolidando su organización económica y política con el objeto de obtener su más próxima eliminación”.
Esto no era ni más ni menos que la continuidad de la línea del dirigente máximo del PS, Juan B. Justo, que balanceando la “revolución del 90” ya había planteado que esto era la “nefasta política criolla”, negando toda posibilidad de acuerdo o de golpear juntos con estos partidos. Sin embargo, en 1904 fue electo Alfredo Palacios como el primer diputado socialista de América, por la circunscripción de La Boca y con acuerdo del mitrismo.
Decía en los considerando el Comité Ejecutivo del PS que “el hecho [el levantamiento] corrobora… la grande inmoralidad que caracteriza los procederes de los partidos políticos en que está dividida la burguesía argentina, y el rotundo desprecio que estos tienen, cuando luchan por la obtención de sus objetivos, de la paz y los interese sociales…”. Y expresando el crudo reformismo en que había caído la dirección del PS, plantea en otro párrafo “que estos atentados a la tranquilidad nacional no desaparecerán sino por una saludable elevación de la conciencia política del pueblo”, y que esta “obra de regeneración política”, sólo podía hacerla “el pueblo trabajador, organizado a este objeto en partido político de clase”.
El gobierno oligárquico usó el levantamiento para embestir contra las organizaciones obreras: “Con los obreros el gobierno se ensañó de un modo especial, no obstante el hecho de que éstos no habían participado de modo alguno en la rebelión”, escribió Germán Ave Lallemant, dirigente de la primer corriente marxista en la Argentina.