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06 de febrero de 2013

La Asamblea del año 1813 y la política actual

Breves de la historia argentina::Gustavo Roseler

  El feriado del 31 de enero por el bicentenario de la Asamblea del año 1813, fue impulsado por el diputado radical Ricardo Gil Lavedra, y dormía en el freezer, hasta que sorpresivamente la presidenta lo colocó en el temario de las sesiones extraordinarias y ordenó votarlo.
Pese a la resistencia política y las objeciones históricas de varios diputados oficialistas, ninguno se animó a explicitarlas y el proyecto fue votado por unanimidad.

  El feriado del 31 de enero por el bicentenario de la Asamblea del año 1813, fue impulsado por el diputado radical Ricardo Gil Lavedra, y dormía en el freezer, hasta que sorpresivamente la presidenta lo colocó en el temario de las sesiones extraordinarias y ordenó votarlo.
Pese a la resistencia política y las objeciones históricas de varios diputados oficialistas, ninguno se animó a explicitarlas y el proyecto fue votado por unanimidad.
Clarín del viernes 1 de febrero, en la pág. 14, da la noticia del disgusto de algunos de los diputados oficialistas, aunque tergiversa el contenido de la misma, atribuyéndolo a una simple toma y daca, a cambio del tratamiento de la ley de trata.
En realidad el tema es mucho más profundo, y hemos registrado el disgusto de varios historiadores, con esta adopción pública por parte del gobierno K, de las tesis de José Ingenieros, del partido Socialista y del Partido Comunista Argentino en la lectura del significado de la Asamblea del año 1813.
En efecto, si la nueva hegemonía necesita afianzar cada vez más la delegación de facultades legislativas en el Poder Ejecutivo nacional, si necesitan avanzar sobre el federalismo argentino -gobernando con formas unitarias y centralizadas-, si necesitan manejar la renta fiscal y los recursos desde el poder central en forma parecida a la primera mitad del Siglo 19 con aduana única y el puerto único heredados de la colonia, es natural que les venga bien como estandarte simbólico homenajear la Asamblea del año 1813, por las pequeñas tareas de independencia nacional y simbolismo democrático que logró imponer; al mismo tiempo que ocultan la ruptura política que esa asamblea tuvo con Artigas y las masas que protagonizaban el éxodo oriental.
Mariano Moreno, en su plan de operaciones, había expresado con claridad que Artigas era confiable en el enfrentamiento con los portugueses; dos años después, sus diputados no fueron aceptados, y sus instrucciones ni siquiera tratadas. Estas instrucciones contenían la necesidad de la inmediata independencia, la Confederación de pueblos libres, así como la más amplia libertad religiosa.
La Asamblea de 1813 no pudo decretar la independencia, no pudo dictar una constitución, y de ella nace El Directorio y las diversas fórmulas unitarias y centralistas que fracasaron. Nacen también en esta Asamblea las disputas con Artigas y las masas avanzadas que en forma inorgánica, pero democrática, guerreaban y ocupaban tierras. Se preparó así el primer acto de la posterior derrota militar de Artigas en 1820. Con El Directorio, y la posterior disputa política entre Alvear y San Martin, nace una mutación política, algunos morenistas como Tomas Guido y Monteagudo, se van con San Martin, otros como Manuel Moreno, al exilio.
Poco y nada de estas verdades históricas aparecieron en el reciente feriado nacional. La política lo preside todo, incluso la investigación histórica. Por este motivo, tesis positivistas y formas variadas del liberalismo político, son adoptadas para la explicación del pasado argentino, cuando viene bien para los objetivos de una nueva hegemonía.