Desde el jueves 7 de febrero, un total de 5.657 trabajadores de El Cerrejón, la mina de carbón a cielo abierto más grande de América, en el norte de Colombia, entraron en huelga indefinida tras fracasar las negociaciones con la empresa de propiedad por partes iguales de la británica Anglo American, la australiana BHP Billiton y la suiza Xstrata Coal.
Desde el jueves 7 de febrero, un total de 5.657 trabajadores de El Cerrejón, la mina de carbón a cielo abierto más grande de América, en el norte de Colombia, entraron en huelga indefinida tras fracasar las negociaciones con la empresa de propiedad por partes iguales de la británica Anglo American, la australiana BHP Billiton y la suiza Xstrata Coal.
Los trabajadores del Cesar y La Guajira se concentran en las poblaciones donde los afiliados al sindicato tienen subsedes. El cese de actividades está a cargo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria del Carbón (Sintracarbón).
Rafael Núñez, vocero de la movilización, expresó que no había “interés de los directivos del Cerrejón en los tres puntos principales del pliego de peticiones”.
Esos tres puntos incluyen, en primer lugar, la salud. Son 2 mil 600 empleados afectados por enfermedades relacionadas con el trabajo y, según Núñez, la empresa solo ofrece bonos trimestrales que no cubren la carga económica en salud. Ellos exigen que deben ser cubiertos todos los gastos médicos que se generan en cada empleado.
El segundo punto es la solicitud de más días de vacaciones. Actualmente son 18, pero trabajan en promedio 12,5 horas diarias desde que salen de sus casas hasta el regreso. Por eso piden, mínimo, 25 días.
El tercer punto tiene que ver con la desviación de un tramo del río Ranchería, desde Barrancas, en La Guajira, hasta su desembocadura en Riohacha, capital de ese departamento. Los líderes sindicales reconocen que si bien la empresa tiene parado ese proyecto, no existe ningún documento o manifestación pública que asegure que no lo retomará. La incertidumbre, agregan, se mantiene por los posibles efectos sobre la seguridad alimentaria y productiva de la población, ante el futuro del único caudal de importancia en un departamento desértico.
La última huelga prolongada de los trabajadores mineros en Colombia fue en 1990, por 18 días. En posteriores oportunidades, y por razones distintas a negociaciones sindicales, los trabajadores han cesado sus actividades por cuatro o cinco días como máximo.