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03 de abril de 2013

Las luchas que comenzaron el 2013 con los bancarios y los aceiteros tuvieron un gran salto y continuidad con el no comienzo de clases en 17 provincias.

Unirse para luchar

Preparando el paro general de 36 horas

Esta pelea recorrió el país, mostrando la disposición de docentes y estatales a enfrentar los topes salariales y el ajuste brutal de Cristina. Se realizaron cientos de asambleas, y avanzó la coordinación de los gremios estatales y docentes.

Esta pelea recorrió el país, mostrando la disposición de docentes y estatales a enfrentar los topes salariales y el ajuste brutal de Cristina. Se realizaron cientos de asambleas, y avanzó la coordinación de los gremios estatales y docentes.
El estado de ánimo de los trabajadores presionó a fondo sobre las direcciones sindicales conciliadoras y sobre los colaboracionistas como Yasky y Baradel. En varias provincias, después del no inicio los dirigentes bombearon la lucha y acordaron cifras irrisorias, pero en provincias como Chaco, Buenos Aires y otras la lucha se desplegó, dando continuidad, profundización y masividad. Toda esta acción confluyó en la gran jornada nacional del 14 de marzo de la CGT, CTA, CCC, MST, Barrios de Pie, FUA, FAA, etc.: un enorme paso adelante por las grandes movilizaciones y actos en todo el país.
A la política de Cristina se le va estrechando día a día el camino. Es una política de inflación, pago de deuda externa usuraria e ilegítima, de topes salariales, para descargar la crisis mundial y sus efectos en la Argentina sobre los trabajadores, los sectores medianos y pequeños del campo, la industria y el comercio; todo para seguir beneficiando a los monopolios imperialistas, particularmente mineros, exportadores de granos, petroleros, a los pules de siembra y a los terratenientes.
Los trabajadores estamos uniéndonos en una gran confluencia, y a la vez juntándonos con los sectores populares a los que golpea esta política de baja rentabilidad para los pequeños y medianos productores, altos costos por la inflación y una tremenda carga impositiva que castiga a los de abajo y beneficia a los de arriba.
La economía ha caído en su crecimiento casi a cero. Ya tenemos centenares de miles de despedidos, sobre todo de los sectores precarizados, y no se crean puestos nuevos de trabajo. No hay mejor ejemplo que el de la minera Vale: más de 4.000 despedidos, y más de 1.300 en Bahía Blanca que tienen la guillotina en el cuello. Ni ese monopolio, ni el Estado brasileño resuelven el problema de su ida: la proveedora de hierro a China tiene “graves problemas por la crisis”; quiere devaluación para quedarse y dólar libre
Las luchas se desarrollan intensamente en provincia de Buenos Aires, en el medio de las contradicciones de Cristina con Scioli, pero con una provincia con un déficit cercano a los 40.000 millones para el año en curso. Muchas provincias están en las mismas condiciones, y se reducen los ingresos de impuestos pues la actividad económica se reduce poco a poco, siguen pagando deuda y favoreciendo impositivamente a los monopolios como el caso de los mineros.

Por un paro general de 36 horas
La bronca de los trabajadores privados y el reclamo de un salario digno de acuerdo a la canasta familiar, que hoy alcanza los $10.200 en la zona central, potencia los reclamos en paritarias, y ha puesto en apuros a los dirigentes sindicales colaboracionistas que empiezan a reclamar contra los topes y aumentos de acuerdo a la inflación real, como pasa en la UOM. El gobierno, mostrando la hilacha reaccionaria, amenaza con no homologar los acuerdos que superen sus topes como hizo con los bancarios. Además, los patrones y el gobierno quieren paritarias por 18 meses, cuando necesitamos acuerdos salariales que ajusten por inflación cada tres meses.
La batalla está en desarrollo en la lucha estatal. Mejores condiciones de unidad se han generado con la constitución de la Coordinadora nacional de gremios estatales de la CGT Moyano y CTA Micheli.
Pero es absolutamente necesario un paro nacional activo multisectorial de 36 horas y un gigantesco acto del 1° de Mayo, que además de los reclamos obreros y populares levante una propuesta política global para terminar con la inflación, contra la devaluación, y para resolver que los trabajadores y el pueblo no sigan pagando la crisis sino que paguen los que la han juntado con la pala estos años. Para ello debemos trabajar intensamente sección por sección, peleando las asambleas, discutiendo y clarificando políticamente para garantizar desde abajo -uniendo todo lo susceptible de ser unido- el paro general que le tuerza el brazo a la política del gobierno, y a la vez pueda volcar esa fuerza al terreno electoral en un frente donde los trabajadores y el pueblo sean los protagonistas, con un programa avanzado a su favor que golpee la política del gobierno, y le cierre el paso a otros sectores de las clases dominantes.