Representantes de 39 familias cañeras hicieron llegar una carta al gobierno de Tabaré Vásquez. Son trabajadores de la caña que desde hace un año y medio, al servicio de la empresa ALUR, producen en 390 hectáreas aproximadamente el 7% de la caña que se destina a la elaboración de azúcar y alcohol en esa fábrica perteneciente a la estatal Ancap.
La carta demanda “una urgente rectificación de las condiciones en que hemos venido trabajando hasta ahora, y que significan que al día de hoy cada una de estas 39 familias hayamos contraído deudas que llegan promedialmente a los 15 mil dólares, que jamás podremos pagar…”.
Tabaré: del “país productivo” al semifeudalismo
Los trabajadores, nucleados en UTAA/PIT-CNT (Unión de Trabajadores Azucareros de
Artigas), Apaarbu (Asociación de Pequeños Agricultores y Asalariados Rurales de Bella Unión) y Gremial Granjera, en su momento apoyaron el proyecto sucro-alcoholero, presentado oficialmente como un proyecto de “contenido social, de reasentamiento del trabajador rural y su familia en el campo, de impulso de un país productivo y de justicia social”.
Sin embargo la empresa estatal impuso a los cañeros condiciones semifeudales: ALUR les
subarrienda la tierra a 135 dólares la hectárea, aunque el Instituto Nacional de
Colonización arrienda a 40 o 50 dólares. Se les niega la asistencia en maquinaria: tienen que alquilar tractores a tarifas que no bajan de los 600 dólares la hora.
Se les prohíbe vivir con sus familias en viviendas dentro de las parcelas: para trabajar tienen que caminar hasta 30 km diarios ida y vuelta. En los predios sólo se les permite plantar caña: tienen prohibido criar animales para el sustento familiar.
“Somos empleados de ALUR SA, de Ancap, del gobierno uruguayo, del Estado, empleados que en lugar de cobrar, pagan y se endeudan… Pagamos y nos endeudamos para trabajar, mientras el Estado uruguayo subsidia y amnistía sin problema a los grandes capitalistas que jamás han ensuciado sus manos metiéndolas en la tierra y a las grandes empresas extranjeras
que de a poco se adueñan de nuestro país”.
Con las ideas de Artigas
En Bella Unión había 9.000 hectáreas de caña plantada, pero hoy sólo hay 3.000. De 450 productores, la concentración latifundista sólo dejó 124; 326 se fundieron: especuladores y usureros compraron a cien dólares la hectárea que hoy están freciendo a más de 1.200 dólares.
Las zafras de 7 meses quedaron reducidas a 2 meses. Los salarios de los obreros
industriales y agrícolas cayeron en más de un 50%. La desocupación llega a más del 80%. Brotan como hongos poblaciones miserables como “Las láminas”, “El farolito”, “Las Malvinas”, “La aguja”…
Los “peludos” (cañeros) de Bella Unión, una de las zonas más empobrecidas del Uruguay, ocuparon esas tierras en enero de 2006, reclamando expropiación y distribución, para tener el país productivo que Tabaré prometió.
“Nuestras ideas –dijeron entonces– las bebimos en el Reglamento de Tierras de Artigas, que vio la luz en 1815 hace casi 200 años, y en las enseñanzas dejadas por ese formidable luchador por la tierra y contra la pobreza que se llamó Raúl Sendic [el fundador y dirigente histórico de los Tupamaros. hoy], hijo adoptivo de Bella Unión donde dio sus principales luchas”.