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24 de abril de 2013

El primer convenio colectivo

Crónicas proletarias

 Los últimos años del siglo 19, y comienzos del 20, el movimiento obrero avanzó en luchas, organización y conquistas. Aparecieron gran cantidad de “sociedades de Resistencia”, hoy sindicatos, y federaciones, donde trabajaban las principales corrientes políticas: socialistas, anarquistas y sindicalistas.
En este período la clase obrera, al menos en las grandes ciudades como Buenos Aires y Rosario, conquistó mejoras salariales y la reducción de la jornada de trabajo.

 Los últimos años del siglo 19, y comienzos del 20, el movimiento obrero avanzó en luchas, organización y conquistas. Aparecieron gran cantidad de “sociedades de Resistencia”, hoy sindicatos, y federaciones, donde trabajaban las principales corrientes políticas: socialistas, anarquistas y sindicalistas.
En este período la clase obrera, al menos en las grandes ciudades como Buenos Aires y Rosario, conquistó mejoras salariales y la reducción de la jornada de trabajo.
En este contexto, el 30 de diciembre de 1901 se firmó lo que investigadores como Enrique Julio Ferrarazo consideran el primer contrato colectivo de trabajo. Se estableció entre la Sociedad Propietarios de Marmolerías y la Sociedad de Obreros Marmoleros, con una vigencia de dos años. El convenio fijó una jornada de 9 horas para ocho meses del año, y 8 “los cuatro meses restantes”. Acordó un sueldo “de conformidad al que existía en el año mil novecientos”.
Patronal y obreros acuerdan además que la primera no dará trabajo a obreros “extraños” al gremio, así como la Sociedad Obreros Marmoleros “no permitirá a sus socios que trabajen para casas que no pertenezcan al “Centro Propietarios de Marmolerías”. El convenio en su Art. 6 expresa: Abolición del trabajo a destajo, y el 7º establece pago quincenal y en día de domingo. Obreros y patrones conforman una “Comisión de cinco miembros por cada sociedad, que formarán el Jurado de Honor”, para definir las dificultades que surgieran entre patrones y obreros”. Desconocemos el destino de este “Jurado”, pero sí sabemos de la feroz oposición de los anarquistas a este tipo de colaboración con los patrones.
Este convenio es anterior a cualquier legislación laboral específica. El primer intento de Ley de Trabajo, en 1904, fracasó por la oposición, tanto de las principales centrales sindicales, como de las asociaciones patronales.
El mismo 1904, revelando cómo concebía el gobierno oligárquico la relación con los trabajadores y los convenios colectivos, el 20 de octubre dictó un decreto por el que autorizaba al jefe de Policía de la ciudad de Buenos Aires “a ofrecer su mediación o proponer el arbitraje en las disputas planteadas entre obreros y patrones, en relación a condiciones de trabajo y salarios”.
Esto marca qué era lo esencial en el “gobierno de galeritas” de esos años, entre los que querían resolver los conflictos con represión, y el sector que impulsaba leyes reguladoras. Nicolás Matienzo, jefe del Departamento Nacional del Trabajo, todavía en 1907 fracasaba en su intento de derogar esta disposición, y su proyecto de ley era cajoneado en el Congreso.