Mientras el gobierno británico gastó millones y millones de libras en el fastuoso homenaje a la criminal de guerra Thatcher, salieron a relucir las cifras que muestran el drástico crecimiento de la pobreza en Inglaterra. Según informes de distintas fundaciones, al menos 4,7 millones de británicos están en situación de “pobreza alimentaria”.
Mientras el gobierno británico gastó millones y millones de libras en el fastuoso homenaje a la criminal de guerra Thatcher, salieron a relucir las cifras que muestran el drástico crecimiento de la pobreza en Inglaterra. Según informes de distintas fundaciones, al menos 4,7 millones de británicos están en situación de “pobreza alimentaria”.
La Fundación Trussell Trust, que financia lo que se conoce como “bancos de alimentos”, brindando ayuda alimentaria a los sectores más pobres, ha informado que la cantidad que recibe esta ayuda alimentaria se quintuplicó desde 2010. 346.992 personas recibieron alimentos de emergencia en el período de 12 meses que finalizó el 31 de marzo de 2013, en comparación con los 61.468 beneficiados por esa ayuda en igual etapa del año anterior. De esta cifra, 126.889 eran niños.
“No podemos ignorar el hambre en nuestro propio territorio”, dijo Chris Mould, director de la fundación, que además criticó la política de recortes a los beneficios sociales que lleva adelante el gobierno de David Cameron, ya que “están llevando a un incremento en la cantidad de necesitados”. Aseguró Moud que esta política de hambre obliga a cada vez más personas a reducir sus alimentos, debido a que cada día deben gastar más en energía e hipotecas.
Por otro lado, el director de la organización contra la hambruna, Oxfam, en el Reino Unido, Chris Johnes, consideró que esas cifras alarmantes muestran el saldo de los crecientes costos de vida, la falta de puestos de trabajo, decentes y seguros, y los recortes en los beneficios sociales.
El propio monopolio de origen norteamericano Kellogg, a través de su fundación en Gran Bretaña, afirma que los hogares más pobres del Reino Unido gastan casi un cuarto de sus ingresos (23,8 por ciento) en los alimentos en el 2012 en comparación con un pasar anual de alrededor del cuatro por ciento en los hogares más ricos. Agrega Kellogg que pese a gasta más, la gente come menos, porque ha aumentado el valor de la comida. En una extraordinaria manifestación de hipocresía, el gigante de los cereales, se comprometió con la Fundación Trussell Trust a donar 15 millones de desayunos y meriendas a las personas necesitadas. Eso sí, a finales de 2016”.