Una vez más la abogada Mariana Vargas es perseguida por el Colegio de Abogados de Jujuy. Apenas dos días de las elecciones de dicho colegio, Vargas fue notificada nuevamente de que caminaban las causas disciplinarias contra ella por falta de ética profesional.
Una vez más la abogada Mariana Vargas es perseguida por el Colegio de Abogados de Jujuy. Apenas dos días de las elecciones de dicho colegio, Vargas fue notificada nuevamente de que caminaban las causas disciplinarias contra ella por falta de ética profesional.
Se tratan de las mismas causas que iniciaron el año pasado Sánchez y Aramayo, denunciados penalmente el primero por abuso sexual a su sobrina -de niña y durante diez años- y el segundo por una paciente, que, sabemos, es solo una de muchas tantas que padecieron esa conducta delictiva, pero la única que se animó a denunciar.
La nulidad de los trámites declarada por el Tribunal de Ética, por la falta de ratificación de las denuncias, hacia suponer que los trámites quedarían en el olvido. Pero no, el ex presidente del Colegio de Abogados, Mario Mallagray, se preocupó por dejar claro que no hay tregua con el movimiento de mujeres, y que los abogados no pueden optar por poner la profesión al servicio de las transformaciones sociales, sino tener como único objetivo ser uno más del sistema o ser un abogado de los poderosos.
La novedad del asunto, además de haber archivado las causas por 5 meses hasta que pasaran las elecciones, fue que se corrió traslado a Vargas de una tercera denuncia, esta vez de Jorge Antonio Torres, abogado de Jujuy procesado por la Sala de Apelaciones y de Control por el abuso sexual de su hijastra. Lo insólito radicó en que esta denuncia se formuló en mayo de 2011 (dos años atrás!) y recién ahora se arma causa contra Vargas. Se le dio curso a la causa cuando se decidió políticamente perseguir a Mariana Vargas por la lucha del movimiento de mujeres contra la impunidad de la justicia a los violadores.
Más evidente resulta la persecución cuando la denuncia de Torres señalaba que tres abogados habían pagado a niños (sic) para hacer los escraches a su estudio jurídico, y solo se armó causa contra Vargas, y se desestimó contra los otros dos abogados. Y cual es la diferencia entre lo que se acusaba a Vargas y a los otros dos abogados: NINGUNA. Es que solo se persigue a Vargas por ser una referente del movimiento de mujeres, que desde hace años en Jujuy logra unir la lucha de las mujeres con casos concretos, como el de Romina Tejerina, Georgina Vera, N, y ahora Nuria Ocampo, víctima de las redes de trata que la Justicia, revictimizada al extremo investigándola solo a ella.
Claro, Mariana Vargas es además abogada de organizaciones de desocupados, de sindicatos, de campesinos y originarios. Es querellante en juicios de lesa humanidad y defensora de los ocupantes de tierras en Libertador que enfrentaron la represión policial que se cobró cuatro vidas en el 2011, con el sello del gobierno provincial y de Ledesma.
Mariana Vargas es el modelo de profesional más alejado de lo que exige este Estado a sus profesionales. Porque lejos de defenderlo, se dedica a defender a quienes este sistema oprime y a quienes se rebelan contra él. Por ello, otra vez, iniciamos una nueva campaña de solidaridad y repudio a su persecución, defendiendo el derecho de los abogados a ser militantes sociales, poner su profesión al servicio del pueblo y del movimiento de mujeres.