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22 de mayo de 2013

Jujuy ¡No a las redes de trata!

Queremos a todos los secuestradores y explotadores presos

El viernes 17 de mayo, Carmen y Mariana ingresaron a los Tribunales de San Pedro de Jujuy para que la Fiscalía les informe, siendo ellas mamá y hermana de una niña que sigue secuestrada, los avances de su búsqueda, el estado de la causa. Y la única sensación que quedó es la de un infinito desamparo.

El viernes 17 de mayo, Carmen y Mariana ingresaron a los Tribunales de San Pedro de Jujuy para que la Fiscalía les informe, siendo ellas mamá y hermana de una niña que sigue secuestrada, los avances de su búsqueda, el estado de la causa. Y la única sensación que quedó es la de un infinito desamparo.
No había ningún funcionario. Todos habían cumplido ya sus tres horas del turno tarde. Igual queríamos información. Apenas leímos la acusación nos encontramos otra vez con el relato de una joven adolescente desoída. Privación ilegal de la libertad y abuso sexual agravado. Otra vez el delito de trata no existía en el expediente. A pesar de que estar con Mariana todo el día en la Finca El Bananal, devenido en un prostíbulo, costaba 400 pesos.
Carmen, mamá de Mariana y Adriana, se alejó sola a unos metros del mostrador de la Fiscalía, se apoyó en la baranda y allí, mirando al hall central, derramó sus lágrimas que hablaban de desamparo, dolor y abismo.
Mariana y Adriana fueron secuestradas el 19 de marzo, cuando esperaban a sus papás en la puerta de la casa. Vinieron dos vecinos, Daniel y Jorge Añes, conocidos por una historia bien vinculada al delito, y el primero hizo una propuesta de trabajo. El intento de engaño duró poco. La negativa de las jóvenes terminó con ser llevadas a la fuerza, ser arrastradas, amenazadas con una navaja, y con un golpe en la cabeza de Mariana que la dejó inconsciente cuando ésta se negaba a subir a un remis rojo. Luego Mariana despertó atada, era otro día. Cómo llegó allí, Mariana lo sabe a través del relato de Adriana: el remis era cómplice, luego fueron hasta Yuto en colectivo, y allí terminaron encerradas en una habitación.
Mariana presenció los abusos de los que fue objeto Adriana por padre e hijo captores. Luego de varios días, uno de los secuestradores la lleva a ella a la finca el Bananal, que funcionaba como prostíbulo. Allí la esperaba con una camioneta 4×4 el dueño, que también la abusó. Al mismo tiempo que Mariana llegaron en la misma situación dos chicas más, a las que hacían dormir en otra pieza. Y luego a su habitación llegó otra mujer, secuestrada en Bolivia, a quien Mariana llamaba Rosalinda. Entre las dos se daban ánimo, el último día que Mariana estuvo en cautiverio fue su cumpleaños. Al otro día logró escapar, con la ayuda de un señor que trabajaba en la finca, quien la desató y le dijo: “volvé a tu casa”. Mariana volvió a dedo a su casa, denunció ante la policía lo ocurrido, y siguió viviendo sin dormir, con pesadillas.

Abandonada por el Estado
Mariana no fue llevada al hospital, no se cumplió con ella el Protocolo de atención a víctimas de violación. Solo le realizaron un test de embarazo, lo que hizo un médico forense. No le brindaron medidas de protección y seguridad. Hasta ahora no le ofrecieron atención psicológica, aunque no puede dormir.
“No pude ayudar a mi hermanita ni a Rosalinda, solo me escape yo”, dijo con el tono triste de quien se salvo sola. Nadie la contiene.
Gracias a que Mariana logró escapar y contar lo sucedido, reconociendo los dos lugares donde estuvo cautiva se pudieron allanar esas casas y hay varios detenidos -no todos los implicados, otros están prófugos. Pero Adriana no aparece. Y nada sabemos de las otras chicas cautivas. Y nada le han dicho a la mamá de Mariana, como si no tuviera derecho a saber. Como si no mereciera saber.
Se nota la humildad de esta familia, la marginalidad, la opresión que no dejó la seccional patas para arriba cuando nada hizo la policía ante la denuncia realizada por Carmen el mismo día de la desaparición de las niñas.
A pesar del relato de Mariana, la Fiscalía parece empeñada junto al gobierno provincial, en seguir debatiendo a la sociedad que en Jujuy no hay trata, solo privación ilegal de la libertad y abuso sexual agravado. Ahora, hasta con testigos que siendo implicados, se defienden acusando a Mariana, como hicieron los tratantes de Marita Verón. Y sigue actuando la justicia provincial que no es competente en los delitos de trata, porque declararse incompetentes es darle la razón al movimiento de mujeres que afirma que existe la trata en Jujuy.

Nadie le explica a Carmen dónde está su hija
Carmen llegó a la Casa de la Mujer María Conti de San Pedro como llegan quienes no tienen la más mínima contención del Estado, y que en los casos de trata debería ofrecer una contención que está legislada. Sin embargo, nadie cuida a Mariana. Nadie explica nada a Carmen. Aunque su hija está secuestrada, y aún en horario de atención al público en la Fiscalía ningún funcionario estaba ya para atenderla a ella, contarle algo más que le dé señales, esperanza.
¿Qué pensarán los funcionarios de Carmen y de Mariana para darles este trato revulsivo, inexplicable, inconmovido? Solo nos miramos a los ojos con sorpresa y espanto, ante esta situación que nos desnuda cuán canalla es este Estado para con los más humildes, como Carmen y Mariana. Canallada, desprecio y desamparo son las palabras adecuadas.
En Jujuy, ante las redes de trata, el secuestro y la explotación sexual de las mujeres, el Estado sólo da desamparo, el de las lágrimas de Carmen, el de dos jóvenes secuestradas jamás buscadas hasta que una de ellas logró escapar.
La foto de Adriana recorre ya los muros de facebook. ¡La buscamos. La queremos recuperar de las redes de trata. Y queremos a todos sus secuestradores y explotadores presos!