Se cumplen 44 años de la gigantesca pueblada que marcó el principio del fin de la dictadura de Onganía, el 29 y 30 de mayo de 1969. El Cordobazo del 29 de mayo de 1969 arrancó con un paro activo convocado por la CGT cordobesa frente a la decisión de la dictadura de Onganía de liquidar el sábado inglés. Fue precedida por asambleas del Smata, Luz y Fuerza, Dinfia, Fiat, etc., donde los obreros masivamente decidieron el paro y la movilización. A su vez, los estudiantes, en una asamblea con más de diez mil participantes, decidieron democráticamente su participación en el paro. A las 10 de la mañana del 29 de mayo salieron las columnas desde las distintas fábricas. La policía había montado un gran dispositivo para frenar la movilización. En distintos puntos de la ciudad comenzaron los enfrentamientos. En el choque de la columna de Santa Isabel con la policía, cae asesinado el obrero Máximo Mena. Al correrse la noticia, crece el odio y la masividad. Se multiplican las barricadas. Las columnas obreras combaten palmo a palmo con la policía.
Los estudiantes ocupan y se adueñan del Barrio Clínicas. A las 13 hs, la policía se retira derrotada hacia el Cuartel Central. Los obreros y el pueblo de Córdoba quedaron dueños de la ciudad. El combate de las masas, principalmente de las empresas de concentración proletaria, con un gran papel de los cuerpos de delegados y comisiones internas donde participaban activamente las fuerzas clasistas y la emergente izquierda revolucionaria, desbordó la política burguesa.
Nuestro incipiente PCR, en polémica con otros sectores revolucionarios y del movimiento obrero, discutió que más que centrar en “qué le faltó al Cordobazo”, “afirmó la necesidad decisiva de que el proletariado tenga su partido de vanguardia para triunfar. Estudió esa experiencia de masas, analizándola a la luz del marxismo-leninismo. Trató de aprender de las masas, de analizar las formas de lucha y organización que las propias masas han encontrado, formas que bocetan el camino de la revolución en nuestro país. Valorando, en ese proceso de democratización del movimiento obrero, el papel de los cuerpos de delegados y su posible transformación en órganos de doble poder en momentos de crisis revolucionaria”, como dice nuestro Programa.
La corriente clasista revolucionaria fue creciendo luego del Cordobazo, “y alcanzó su máxima expresión con el triunfo de la lista Marrón en el Smata de Córdoba, que significó la recuperación del mismo por un frente único en el que tuvieron una participación destacada obreros clasistas revolucionarios junto a obreros peronistas, radicales y de otras corrientes, y que fue dirigida por nuestro Partido (los camaradas César Gody Alvarez y René Salamanca, posteriormente se- cuestrados y desaparecidos por la dictadura videlista, son parte fundamental de esa experiencia)”.