Por Alberto F. Cordelli
Papelón. Humillación nacional. Mamarracho. Un gran maestro del periodismo nos enseñó a no adjetivizar, pero a veces no hay otra. ¿Cómo calificar la campaña antártica organizada por el gobierno de los K? Un fracaso que engorda las pretensiones británicas de usurpar hasta la Antártida. Podrían parafrasear al ex presidente “Cristina lo hizo”.
Por Alberto F. Cordelli
Papelón. Humillación nacional. Mamarracho. Un gran maestro del periodismo nos enseñó a no adjetivizar, pero a veces no hay otra. ¿Cómo calificar la campaña antártica organizada por el gobierno de los K? Un fracaso que engorda las pretensiones británicas de usurpar hasta la Antártida. Podrían parafrasear al ex presidente “Cristina lo hizo”.
Entre todos nuestros costosos burócratas lograron impedir que el Irizar estuviera en condiciones para la campaña 2012-2013 como prometieron. Las promesas se las lleva el viento. ¡Argentina no tiene ni para el vuelo de un Hércules para asistir a las dotaciones antárticas! Ni Fariña ni Elaskar serían tan desprolijos; la política del gobierno para el Atlántico Sur resiste menos que la declaración jurada de Boudou. A los funcionarios del área ¡qué les importa el esfuerzo de más de 100 años de sacrificio civil y militar para garantizar la soberanía en la Antártida!
La desantartización de la política argentina no es nueva: viene de la década del ´90 que los K se emperran en continuar en muchos de sus aspectos. Con De la Rúa pegó un salto de calidad cuando pactaron con los ingleses para que se designara a la Argentina sede del Tratado Antártico. A la gentileza británica le siguió el cierre de destacamentos nacionales en la Antártida. De la Rúa y Rodríguez Giavarinni imaginaron por aquel entonces ¡una presentación conjunta con los ingleses del relevamiento de la plataforma continental en Malvinas! El Argentinazo se llevó a De la Rúa en helicóptero y en la huída también volaron todas esas maquinaciones a contrapelo del interés nacional. Vino Duhalde para devaluar, matar a Kosteki y Santillán pero nunca para ocuparse de temas como la usurpación inglesa y la Antártida; y la transición duhaldista nos dejó a los Kirchner con su monserga “nacional y popular”.
No son políticas de Estado
El Atlántico Sur y la Antártida no son políticas de Estado, o, mejor dicho, lo son por el peor lado, los Acuerdos de Madrid vigentes desde 1989 para disfrute del usurpador, la Ley de garantía a las inversiones británicas, la indefensión. En el Atlántico Sur manda Su majestad la Reina de Inglaterra con su paraguas británico de soberanía. Los funcionarios del gobierno argentino parece que ni se enteraron que los ingleses bautizaron nuestros territorios antárticos como “Tierras de la Reina Isabel”.
Los K prometieron, vaya si prometieron, atender la problemática antártica. “Somos pingüinos” decían, aunque siempre estuvieron más cerca de otros plumíferos. “Para las POM (Patrullas Oceánicas Multipropósito) ya está el presupuesto”, “ya empezamos a producirlas” repetían como loritos los entonces empleados del aparachiki de Nilda Garré, en cuanta conferencia sobre el Atlántico sur o la Antártida había. Con el paso de los años los loritos se hicieron loros viejos, pero la plata para las POM no apareció nunca. Así los imperialistas de distinto pelaje nos roban nuestras riquezas ictícolas a piacere. Y si no lo hacen en algunas oportunidades, es porque jóvenes marinos, por la suya, deciden poner a raya, exponiéndose a persecuciones y castigos, a los que vienen a robarnos amparándose en un ilegal permiso de pesca “kelper”.
El Irizar ya está “casi” listo, lo dijo Garré y lo dijo Puricelli. Pero el “casi” es “casi”, es “poco más o poco menos”, pero ningún barco navega, y menos a la Antártida, si “casi” flota. No hubo Irizar para la campaña antártica, pero hasta ahora la suma para su reparación sube y sube más que la espumita y va asomando otro escándalo de los siempre abultados retornos kirchneristas. La información dice que gastaron 900 millones en la reparación de la querida nave ¡lo que valen cuatro rompehielos!
Una campaña que es un fracaso
Desde el 2007, cuando el incendio del Irízar, el gobierno argentino alquiló pagando varios millones de dólares, un buque polar ruso, el Vasily Golovnin, operado por la compañía local Trade Baires International. Este año “el Ministerio de Defensa contrató a una empresa argentina Transport & Service, que mediante una sociedad radicada en Uruguay ofertó a un buque con bandera holandesa, apoyado por un helicóptero de origen ruso operado por sudafricanos”. (La Nación, Daniel Gallo, 26 de marzo/2013).
Agrega Daniel Gallo en La Nación: “La empresa Trade Baires International había impugnado en el Ministerio de Defensa el resultado de la licitación. Uno de los puntos objetados tuvo que ver con la experiencia escasa de los pilotos del helicóptero en la aeronave requerida, un Kamov KA32. El informe elevado el 11 de noviembre por la compañía perdedora afirma que uno de los helicopteristas sudafricanos, Gerhard Uys, no tenía en su ficha técnica datos sobre vuelos en Kamov, mientras que el otro, Janneman Erasmus, presentaba como experiencia en esa máquina apenas 70 horas de vuelo”.
Como quedó graficado por fotos subidas a Facebook, el buque Timca, no contaba con cubierta de vuelo, y como era sabido no había trabajado antes con helicópteros, comprometiendo la operatividad de la aeronave. Finalmente el helicóptero quedó fuera de servicio en el momento más necesario.
El 27 de diciembre, Trade Baires International presentó un escrito ante una dependencia de la Secretaría Legal y Técnica de Presidencia, donde dijo: “La actitud manifiestamente arbitraria y temeraria de los funcionarios del Ministerio de Defensa implica el uso de medios, buque y helicóptero no aptos ni habilitados para realizar tareas en las zonas antárticas y se pone en riesgo el cumplimiento satisfactorio de la campaña 2012/2013”. La campaña, sin duda es un rotundo fracaso y ha dejado a la buena de dios a nuestros compatriotas custodios de nuestra soberanía antártica.
Ahora, “para ahorrar plata”, como dijo un funcionario que vive en el reino de Trulalá, tuvimos que pedirle a los hermanos uruguayos que nos presten un vuelo para arrimar provisiones. Ese es el resultado de la política de destrucción del sistema de defensa nacional.
El común de los mortales puede imaginar el diplomático diálogo entre la cancillería argentina y la uruguaya: “-¿A dónde va este Hércules?, habrá preguntado el burócrata argentino a los aviadores charrúas. “-A la Antártida”, le dijeron. “-¡Ah! qué oportuno”, se alegró el funcionario. “-¿No me llevas estas provisiones ya que vas de paso?” ¡Y estos conducen los destinos de la Nación! Resuelven arrojando desde el aire provisiones, en especial combustible, para atender mínimamente las necesidades. Abran los paraguas y póngase casco muchachos antárticos que ahí llegan desde las alturas las provisiones Made in Puricelli…
El ministro de Defensa recita todos los días el mismo poemario: en Defensa está todo bien, y el sistema de Defensa Nacional anda de mil maravillas. ¿Y la campaña antártica? ¡De diez! Cuánta mentira, cuánta desvergüenza.
El alma de Pujato debe andar llorando tanta falta de patriotismo, y tanta burla contra quienes lo dieron todo por servir al pueblo y defender la soberanía en “la pampa blanca argentina” como la llama Jorge Mottet, el compañero de Pujato en la proeza antártica argentina.