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12 de junio de 2013

Los obreros y el “arbitraje” del Estado

Crónicas proletarias

 El Departamento Nacional del Trabajo (DNT), antecesor del actual Ministerio de Trabajo de la Nación, se creó el 14 de marzo de 1907, en la presidencia de Figueroa Alcorta, para “recoger, coordinar y publicar todos los datos relativos al trabajo de la República, especialmente en lo que concierne a las relaciones del trabajo y del capital y a las reformas legislativas y administrativas capaces de mejorar la situación material, social, intelectual y moral de los trabajadores”.

 El Departamento Nacional del Trabajo (DNT), antecesor del actual Ministerio de Trabajo de la Nación, se creó el 14 de marzo de 1907, en la presidencia de Figueroa Alcorta, para “recoger, coordinar y publicar todos los datos relativos al trabajo de la República, especialmente en lo que concierne a las relaciones del trabajo y del capital y a las reformas legislativas y administrativas capaces de mejorar la situación material, social, intelectual y moral de los trabajadores”.
Su primer presidente, José Nicolás Matienzo, expuso los objetivos del ente estatal, en nota dirigida tanto a la Unión Industrial Argentina, como a las centrales sindicales de la época, la FORA (anarquistas) y la UGT (sindicalistas y socialistas). Allí Matienzo decía que en momentos en que se empezaban a realizar convenios colectivos, este Departamento podría contribuir a “prevenir” los conflictos y afirmaba que “lo esencial era “evitar que la controversia entre el capital y el trabajo se produjera de forma irregular y violenta, caracterizada por la guerra individual entre cada patrón y sus obreros” (27/4/1907). El presidente del DNT invitaba tanto a patrones como a obreros a reunirse para discutir estas cuestiones. El “arbitraje” pasaba de ser una cuestión policial y judicial, al poder ejecutivo.
Cuenta el dirigente socialista Alfredo Palacios (El nuevo derecho, 1928), que la FORA ni siquiera contestó la carta de Matienzo, y que la UGT respondió: “Para que en lo sucesivo no se molesten más, haciéndonos proposiciones semejantes, que están en pugna con la mayoría de los miembros que componen nuestra institución, manifestamos que no creemos necesaria la intervención del Departamento del Trabajo en los asuntos que atañen a nuestra organización, por estar convencidos de que todo lo que se refiere al bienestar y mejoramiento de nuestra clase, depende única y exclusivamente del esfuerzo que pueda desarrollar la acción obrera, por medio de la lucha ejercida contra los que nos sumen en la más cruel explotación”; y agregaba la UGT: “Nuestro lema es ‘la lucha de clases’ y por lo tanto rechazamos toda armonía entre el capital y el trabajo”.
Los primeros años del DNT fueron cuestionados por la prensa obrera. Eran frecuentes las denuncias en La Protesta y La Vanguardia, sobre la ausencia y/o complicidad de los inspectores del DNT ante los “desmedidos abusos patronales”. Los ferroviarios primero, y a mediados de la siguiente década, tanto la FORA con mayoría sindicalista, como los gremios más importantes, aceptarían el arbitraje estatal.