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03 de julio de 2013

El miércoles 26 de junio, a 11 años de los de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki en 2002, se volvieron a realizar movilizaciones y actos en distintos lugares del país.

A 11 años de la masacre de Avellaneda

DARÍO SANTILLÁN Y MAXIMILIANO KOSTEKI ¡PRESENTES!

En Buenos Aires, la cita fue nuevamente la estación “Darío y Maxi” (Avellaneda), para marchar a un acto al Puente Pueyrredón. Allí hablaron los familiares Vanina Kosteki, hermana de Maxi, y Alberto Santillán, padre de Darío, quienes denunciaron la continuidad de la impunidad para quienes fueron funcionarios en el gobierno de Duhalde, y hoy ocupan puestos en el gobierno kirchnerista, como Aníbal Fernández, o van en distintas listas para las elecciones legislativas.

En Buenos Aires, la cita fue nuevamente la estación “Darío y Maxi” (Avellaneda), para marchar a un acto al Puente Pueyrredón. Allí hablaron los familiares Vanina Kosteki, hermana de Maxi, y Alberto Santillán, padre de Darío, quienes denunciaron la continuidad de la impunidad para quienes fueron funcionarios en el gobierno de Duhalde, y hoy ocupan puestos en el gobierno kirchnerista, como Aníbal Fernández, o van en distintas listas para las elecciones legislativas.
Ante miles de compañeros y compañeras de organizaciones sociales, se leyó luego un documento conjunto que entre otras cuestiones planteó: “Hoy alzamos la voz frente a los crímenes del 26 de junio de 2002, los del 19 y 20 de diciembre, los 30 mil compañeros y compañeras detenidos desaparecidos, y los asesinatos por represión en democracia -denunciaron las organizaciones-. De Carlos Fuentealba y Mariano Ferreyra. De Rosemary Churapuña y Bernardo Salgueiro, asesinados en la represión del Indoamericano. De Roberto López y Sixto Gómez y Mario López, de la comunidad qom de Formosa. De Florentín Díaz, asesinado el mes pasado en la violenta represión en Castelli, Chaco. De Cristian Ferreyra y Miguel Galván, asesinados por los sicarios del agronegocio en Santiago del Estero. De Mono, Jere, Patón y César Oviedo en Rosario. Alzamos la voz por las desapariciones de Julio López y Luciano Arruga, y por el asesinato de Silvia Suppo. Porque en todos ellos y ellas y en tantos casos más, los reclamos de justicia sólo se verán redimidos cuando los culpables paguen, pero sobre todo cuando logremos poner en pie una Argentina donde no haya impunidad, ni hambre, ni saqueo ni explotación.
“A once años de la represión que intentó acallar las luchas populares y se cobró las vidas de Darío y Maxi; en un momento político en el que las luchas de las y los trabajadores son judicializadas y criminalizadas; las organizaciones populares seguimos reclamando justicia, construyendo poder popular y gestando un nuevo proyecto de país, sin hambre, sin saqueo ni explotación”.