El doloroso accidente de Dolores, con el trágico saldo de 18 muertos y 60 heridos, ha venido a remarcar un drama que crece año a año: la Argentina tiene "uno de los índices más elevados del mundo en mortalidad por accidentes", según el diario español El Mundo. Sin ánimo de comparar hechos distintos, hay más muertes en las rutas argentinas en un año que militares yanquis abatidos en los 5 años que lleva su invasión a Irak.
La destrucción del sistema ferroviario, desde las dictaduras de Onganía y Lanusse, pasando por la de Videla, coronada por el gobierno de Menem y continuada hasta ahora, ha provocado el colapso de la red carretera. En cada caso siempre habrá responsabilidades concretas, pero lo real es que el sistema funciona, en rutas atestadas que no están en condiciones de soportar ese tránsito, con conductores de micros y camiones que suelen llevar días enteros manejando. Y una red de vías férreas obsoleta, en el que circulan trenes de carga que son, en muchos casos, transporte privado de las empresas concesionarias.
Ya que tanto se habla de los llamados países "serios" (es decir, imperialistas), todos tienen una extensa red ferroviaria de transporte de pasajeros y carga.
El neodesarrollismo kirchnerista se muestra ahora embalado en el tren bala. La presidenta anunció un segundo tren de ese tipo de Buenos Aires a Mar del Plata. Pocos saben que, por la misma plata que costará el primero, Buenos Aires-Rosario-Córdoba, ha habido ofertas para modernizar la red nacional de vías férreas. Pero el matrimonio Kirchner dijo que no, que se hará el tren bala, pese a que ahora los franceses exigen que se arregle primero la deuda con el Club de París ($ 19.000 millones), que con los $ 12.700 millones que costará ese absurdo tren sumarán un costo de $ 31.700 millones. Claro que "la cometa" del "tren bala" es tan grande que la obra está presupuesta en $ 4.300 millones, y el crédito pedido el gobierno es por $ 12.700 millones…
Así, una minoría podrá pagar los $ 400 que se calcula que costará el viaje de Buenos Aires a Córdoba en tren bala, y miles, sí, miles, seguirán muriendo en las rutas en accidentes.
