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24 de julio de 2013

El jueves 18, en el cine Gaumont, se realizó la premiere del documental Masamadre de Mariana Ares y Ana Barry.
 
 

Masamadre

SE ESTRENÓ EN LA CAPITAL FEDERAL

La presentación contó con la presencia de varios de sus protagonistas: compañeros del Barrio María Elena de La Matanza. Se mantendrá en cartelera hasta el miércoles 24 a las 20 hs.

La presentación contó con la presencia de varios de sus protagonistas: compañeros del Barrio María Elena de La Matanza. Se mantendrá en cartelera hasta el miércoles 24 a las 20 hs.
Con una de las salas del cine Gaumont repleta de amigos y familiares de las directoras, de compañeros protagonistas de la película, las primeras imágenes de manos amasando harina y moliendo chicharrones para el pan, desataron un incontenible, emocionante y merecido aplauso de los presentes. Masamadre conmueve de entrada porque conecta con lo cotidiano del calor de la cocina, el humear de las ollas y el ajetreo por resolver las necesidades urgentes del barrio.
Se trata de un documental realizado por Mariana Ares y Ana Barry, quienes tras un largo trabajo de investigación y contacto con compañeros de la CCC de La Matanza, lograron reconstruir desde el relato oral de los compañeros, el proceso del movimiento de desocupados para resolver las necesidades de hambre, vivienda y salud: desde las ocupaciones de tierras en los 80, el surgimiento de la CCC y las luchas de los 90, pasando por acampe largo y el Argentinazo de 2001, peleas que permanecen hoy porque el hambre no se ha eliminado.
Contado en primera persona principalmente por compañeras pioneras del barrio, el film recorre distintos aspectos y el proceso en que estas mujeres fueron ocupando y consolidando un lugar en la organización. Lejos de ser analizadas, son las mismas compañeras quienes en primera persona cuentan cómo fue su transformación: de pasar de “lavar sábanas todo el día por aburrimiento” a integrar la “subcomisión de damas” del barrio hasta pasar a exigir a los hombres su espacio en la organización y salir a luchar a la par de ellos. De cómo enfrentaron sus propios temores y a la policía durante las represiones.
A medida de que la cámara recorre distintos espacios, desde el trabajo en la cocina de la Escuela Amarilla, un comedor del barrio María Elena, la Sala de salud, el arreglo de una casa del Barrio René Salamanca, las manos de un sinfín de compañeros están en permanente actividad y en contacto con el trabajo de construcción: manos que amasan, que cortan vegetales, que fraccionan y pesan la carne, que racionalizan y sirven alimentos, que acarrean y transportan desde un punto del barrio hasta un comedor, que mezclan cemento, manos que pasan el mate, que curan, que acarician y nos conectan como espectadores con lo urgente.
Respetuosa con lo que le adolece a los pacientes que transitan por la sala de salud, vemos al doctor Chino (Néstor Olivieri) y una compañera enfermera, prescribir tratamientos o facilitar curaciones, y denunciar las principales dolencias a causa del hambre y la pobreza. La película consigue recoger el testimonio de una mujer donde se alumbra lo que no se puede enunciar por temor a quedar segregada cuando se transita una enfermedad como la tuberculosis; y el equipo de agentes sanitarios, en ese intercambio con la paciente logran poner en palabras y encontrar que el responsable de la situación no es el enfermo sino las circunstancias que la rodean, y qué debe hacer para enfrentar a la enfermedad.
“Cuando hay una angina, damos un remedio; cuando hay hambre, tenemos que dar comida”, en palabras de una de las enfermeras de la Sala del barrio María Elena resuena y reflexiona sobre la tarea que desempeñan en el barrio. Más adelante, la voz de una vecina mayor, en el acompañamiento en una de las marchas de los trabajadores de la salud, quien dice tener una treintena de nietos, sintetiza la lucha integradora de la CCC en el barrio por mejorar las condiciones de existencia: los compañeros, los vecinos del barrio, tomando en sus manos las necesidades que el Estado abandona.
Al finalizar la proyección, las realizadoras saludaron a los compañeros que estuvieron presentes, y el “doctor Chino” agradeció el trabajo, en nombre de los compañeros de la CCC de La Matanza.