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28 de agosto de 2013

Avanza la corriente sindicalista

Crónicas proletarias

 En el movimiento obrero de Buenos Aires, el más numeroso y organizado del país a comienzos del siglo 20, hacia 1909 venía en crecimiento una nueva corriente, los sindicalistas, que le disputaban la hegemonía a los socialistas y a los anarquistas, éstos últimos mayoritarios en la dirección de sindicatos.

 En el movimiento obrero de Buenos Aires, el más numeroso y organizado del país a comienzos del siglo 20, hacia 1909 venía en crecimiento una nueva corriente, los sindicalistas, que le disputaban la hegemonía a los socialistas y a los anarquistas, éstos últimos mayoritarios en la dirección de sindicatos.
Este crecimiento se expresó en la tentativa de los sindicalistas, que habían logrado ganar la dirección de la UGT (en la que también estaban los socialistas) de crear una central sindical única, que se frustró, pero dio nacimiento a la CORA (Confederación Obrera Regional Argentina), en un congreso celebrado el 25 y 26 de septiembre de 1909. El movimiento obrero venía de la Semana Roja, una prolongada huelga general iniciada a causa de la bárbara represión del 1 de mayo de ese año, que comenzó en Buenos Aires pero se extendió a varias ciudades.
Contradictoriamente con los intentos “fusionistas” del movimiento obrero, que empujaba la corriente sindicalista, tanto los anarquistas como los socialistas avanzaban en reafirmar centrales obreras que respondieran a una u otra corriente. Por el lado de los anarquistas, la FORA, ya en su 5º Congreso en 1905, había adherido a los “principios económicos y filosóficos del comunismo anárquico ”. En el Partido Socialista, uno de sus principales dirigentes, Mario Bravo, había propuesto en el 8º Congreso, en mayo de 1908, la necesidad de constituir una Confederación Socialista del Trabajo, secundado por el Centro Socialista de Quilmes. Esta postura no prosperó en el PS, pero era indicativa de una corriente.
Finalmente, luego de muchas idas y venidas del Comité Pro Fusión integrado por dirigentes gremiales de las tres corrientes, y de los “autónomos”, se realizó el Congreso, con 32 sindicatos de la Capital Federal y 16 del interior. La mayoría eran de la UGT, algunos pocos de la FORA y otros autónomos. La nueva central adoptó el “Pacto de Solidaridad” de la FORA como base, y una similar estructura organizativa. Rechazó embanderarse con ninguna corriente política, a la vez que dio libertad a que sus integrantes hicieran propaganda por sus ideas dentro de la Central. El predominio sindicalista fue evidente en su artículo séptimo, donde establece que “Nuestra organización, puramente económica, es distinta y opuesta a la de todos los partidos políticos y religiosos”. 
Integraron el Consejo Confederal de la CORA, entre otros, los gremios de aserradores, carpinteros, zapateros, sombreros, talabarteros, conductores de vehículos de Capital Federal, constructores de carruajes de Córdoba, panaderos de Balcarce.