En su fallo, los camaristas desestimaron la contrapropuesta argentina de pagarle a los demandantes –los fondos “buitre” NML, Aurelius y Blue Angel, junto con 13 minoristas argentinos– con una quita similar a la aplicada en los canjes de 2005 y 2010, y giró el caso a la Corte Suprema de Estados Unidos, quien deberá decidir si lo acepta o no. En el primer caso la Argentinapodría ganar medio año, entre que le pide la opinión del gobierno de Obama y decide si efectivamente trata el expediente o no.Si no lo toma, este fallo quedará en firme y el gobierno deberá decidir si lo acata o busca pagarle al resto de los bonistas en Buenos Aires o en Europa.
La acción de esos tenedores de títulos en cesación de pago desde 2001, se inicia a partir de su decisión de no entrar en el canje realizado por Kirchner-Lavagna en 2005, apostando a obtener el pago íntegro del capital (sin quita) más los intereses, a través de litigar judicialmente contra el país. Contaban a su favor con que el gobierno kirchnerista no había investigado el origen de aquella deuda, ni la había repudiado por su carácter ilegítima y fraudulenta como lo había determinado el juez Ballestero en Argentina. Al contrario la había aceptado como legítima al proponer el canje, aceptando incluso la jurisdicción de los tribunales de Nueva York para la misma impuesta por la dictadura, sin siquiera plantear cambiarla por jurisdicción nacional.
El país volvió así a estar en manos de los usureros imperialistas, pues aunque está demostrado en el caso de los fondos buitre que se hicieron de esos bonos por monedas, para ellos lo que importa es lo que está escrito en el papel y “las deudas hay que pagarlas”. Con las apelaciones se puede seguir “ganando tiempo”, pero pensar que se puede ablandar el corazón de los usureros de esa manera, o apelando a advertencias sobre que “el pago va a causar problemas en la economía argentina, lo que podría afectar a la economía global”, es pecar de ingenuos. De la única manera que se puede salir de esta trampa es suspendiendo el pago de intereses y capital de toda la deuda financiera, mientras se investiga para determinar la que sea ilegítima, fraudulenta y usuraria, para repudiarla, como se tiene que hacer con toda la deuda heredada de la dictadura, que no es deuda “de todos los argentinos”, como dijo la Presidenta un par de días antes en Río Gallegos (ver aparte), con lo que al decir esto y con sus absurdas comparaciones con países como Australia y Canadá, de hecho termina dándole argumentos a “la justicia” de los usureros imperialistas.