El 3 setiembre de 1983, sobre el final de la dictadura, el pueblo de General Belgrano, en la provincia de Buenos Aires, salió a la calle, destituyó a un intendente, impuso otro en asamblea, logró parar la venta y privatización que la dictadura intentaba de 120 hectáreas, que constituyen lo que se conoce como “Bosque encantado”, y frenar el cierre de la escuela rural que funciona en su interior. Para aproximarnos a la pueblada, recordamos que en 1952, el gobierno del general Perón logró expropiar casi 3.000 hectáreas de la estancia de los Aguirre, presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, con destino de colonia agrícola, beneficiando a 24 familias. Nació así la colonia agrícola Eva Perón. El casco y las 120 hectáreas de bosque que la rodeaban se destinaron para escuela agraria. Producido el golpe de 1955 la colonia pasó a llamarse Colonia Agrícola del Salado, pero los distintos gobiernos no alteraron el destino de las tierras. Durante la dictadura de Lanusse se indemnizó a los antiguos terratenientes. Sobre el fin de la dictadura del 76, ésta decidió privatizar el parque y cerrar la escuela agrícola.
El remate estaba pactado para fines de agosto o principio de setiembre de 1983. Entre el 31 de agosto y el 3 de setiembre, el pueblo se volcó a las calles, con marchas de silencio, una bandera argentina gigante, y la creación de una multisectorial compuesta por el Partido Justicialista, el Partido Intransigente, el MID y la UCR. Esta multisectorial sacó una solicitada en los diarios locales y convocó a marchas del silencio.
El 3 de setiembre, el intendente renuncia; el gobierno de la dictadura, ya en retirada, acepta la propuesta de suspender la venta, y designa como nuevo intendente a un vecino propuesto por la asamblea de los autoconvocados, que al mismo tiempo era uno de los más activos defensores del Bosque y de la escuela agraria.
Meses después, la UCR, que había acompañado la pueblada en forma tibia, ganaba las elecciones y asumía un nuevo intendente. En cambio el Partido Intransigente, que tenía los principales cuadros de la pueblada, y que había logrado que su jefe el Dr. Oscar Alende visitara el pueblo en los días de rebelión, salía cuarto. Otro de los asambleístas, Calegari, fue unos años después intendente elegido por el peronismo, e intentó divulgar la pueblada, homenajeando a los primitivos pobladores de la colonia. El hecho, poco conocido y divulgado, merece ser estudiado en sus múltiples aspectos. Como episodio de resistencia a la dictadura. Como forma de confluencia en una multisectorial democrática. Como programa mínimo de un momento histórico coyuntural. El papel jugado por la radio y los diarios locales, en cuyas páginas se conserva el registro y las fotos de la pueblada.
A 30 años de este hecho, solo se lo recordará en un acto dentro de la escuela rural, que convocó a todos los protagonistas del episodio que quieran dar su testimonio.
