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28 de agosto de 2013

El caso de las automotrices yanquis

Como los monopolios imperialistas descargan la crisis sobre los trabajadores

 Un reciente artículo en The Wall Street Journal Americas (La Nación, 19/0/2013) sobre las automotrices estadounidenses muestra cómo los monopolios imperialistas de ese país descargan la crisis sobre sus propios trabajadores en Estados Unidos, cerrando plantas y despidiendo obreros, y “recomponen” sus ganancias reduciendo salarios y aumentando la superexplotación de un menor número de trabajadores, en las plantas que mantienen, “reestructuradas” con el apoyo de su gobierno.

 Un reciente artículo en The Wall Street Journal Americas (La Nación, 19/0/2013) sobre las automotrices estadounidenses muestra cómo los monopolios imperialistas de ese país descargan la crisis sobre sus propios trabajadores en Estados Unidos, cerrando plantas y despidiendo obreros, y “recomponen” sus ganancias reduciendo salarios y aumentando la superexplotación de un menor número de trabajadores, en las plantas que mantienen, “reestructuradas” con el apoyo de su gobierno.
Reproducimos aquí algunos extractos (los subrayados son nuestros, hoy).
“Después de la crisis financiera, las automotrices del país cerraron 27 fábricas mientras GM y Chrysler se reestructuraron con el auspicio de Washington. Pero las ventas de vehículos en EEUU han repuntado con fuerza desde su mínimo de 10,4 millones de vehículos en 2009.
“Tras años de despidos, cierres de plantas y bancarrotas, los fabricantes de autos y proveedores de partes en EEUU están llevando a las fábricas a sus límites. Acuerdos más flexibles con los sindicatos permiten ahora que General Motors Co., Ford Motor Co. y Chrysler Group LLC fabriquen autos durante 120 horas a la semana o más, pagando menos por las horas extra.
“Hoy en día, casi 40% de las fábricas en América del Norte operan en horarios de producción que superan las 80 horas semanales, comparado con 11% en 2008 (…). En julio, las ventas de autos y camionetas alcanzaron un ritmo anualizado de 15,8 millones, frente a 14,2 millones un año atrás. Las ventas de autos totalizaron un máximo de 17,5 millones de unidades en 2005. Ese año, la industria tenía 925.700 empleados. En 2012, la fuerza laboral era de 647.600.
“El año pasado, la combinación de un alza en las ventas y una capacidad de producción ajustada ayudó a las automotrices estadounidenses a generar las segundas mayores ganancias en la historia del sector.
“Pero los fabricantes de autos son cautelosos en invertir en instalaciones o maquinaria que podría convertirse en una carga si caen las ventas. Es por ello que están ex- primiendo lo más que pueden las fábricas y el personal que tienen”. [De lo que resulta que sin nuevas inversiones, con un tercio menos de trabajadores, a los que les pagan menos y explotan durante más tiempo, están sacando casi la misma cantidad de autos, con el consiguiente aumento en sus ganancias].
La clave de las 
mayores ganancias
“Un cambio en los contratos con los sindicatos ha sido clave para las empresas, que ahora pueden programar turnos nocturnos y de fines de semana sin tener que pagar tanto en tiempo extra como lo hacían antes. La incorporación de un tercer turno, algo que han adoptado muchas plantas, también reduce las horas adicionales. Además, la remuneración por horas extra comienza después de 40 horas semanales, no después de ocho horas al día como antes. Aparte, un trabajador nuevo ahora cobra unos US$15 por hora frente a los US$28 por hora para un empleado antiguo.
“En Ohio, Chrysler está fabricando desde hace dos años unos 800 Jeep Wranglers al día y utilizando horas extra para cubrir las líneas de producción 20 horas al día, seis días a la semana. El resultado: 70 Wranglers más al día, lo que produce US$1,6 millones o más en ingresos diarios extra. “GM opera seis de sus plantas de EE.UU. con horarios de tres turnos. El año pasado, la automotriz produjo 3,24 millones de vehículos en América del Norte, comparados con 4,52 millones en 2007, cuando tenía cinco plantas de ensamblaje más”.