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28 de agosto de 2013

Hace cinco años, el 2 de septiembre de 2008, fallecía este comunista revolucionario incansable, fundador del PCR y su secretario de organización.

Jorge Rocha: ¡Hasta la victoria siempre!

NUESTRO MEJOR HOMENAJE ES SEGUIR LUCHANDO POR LA REVOLUCIÓN

Con su muerte la clase obrera y el pueblo argentino perdieron a uno de sus principales dirigentes revolucionarios de nuestro tiempo, que luchó incansablemente por terminar con el hambre y la miseria y construir una sociedad sin explotadores ni explotados. 
Jorge Rocha fue presidente de la FUA en 1968/69. Fue dirigente y expresión del movimiento estudiantil en el auge de los ‘60 y ‘70, que avanzó en la unidad obrero-estudiantil, siguiendo el camino de las puebladas como el Correntinazo, Rosariazo, Tucumanazo y Cordobazo.

Con su muerte la clase obrera y el pueblo argentino perdieron a uno de sus principales dirigentes revolucionarios de nuestro tiempo, que luchó incansablemente por terminar con el hambre y la miseria y construir una sociedad sin explotadores ni explotados. 
Jorge Rocha fue presidente de la FUA en 1968/69. Fue dirigente y expresión del movimiento estudiantil en el auge de los ‘60 y ‘70, que avanzó en la unidad obrero-estudiantil, siguiendo el camino de las puebladas como el Correntinazo, Rosariazo, Tucumanazo y Cordobazo.
Rocha, oriundo de Pehuajó, fue parte del contingente que rompió con el PC revisionista en 1968, y desde la Secretaría de Organización del Comité Central del PCR, llevó adelante una inmensa tarea en la construcción del partido de vanguardia del proletariado. Reproducimos hoy un extracto de El tercer gobierno de Perón, charla publicada en el libro La trama de una Argentina antagónica, dictada en la UNLP en 1998.
El blanco de las luchas 
Nuestra política puso en el blanco a los verdaderos enemigos. Y luego de la muerte de Perón, cuando se acentuaron los preparativos golpistas, pusimos el blanco en el golpismo. Y practicamos una política de unidad y lucha con el peronismo poniendo en el blanco al golpismo. Lanzamos las consignas: “contra el golpismo otro ‘55 no pasará”; “unirse y armarse para enfrentar y derrotar al golpe”; “frente al golpe defender al gobierno constitucional de Isabel Perón, en la perspectiva de avanzar hacia la liberación nacional y social y el socialismo en nuestra patria”. 
Por esa política es que nos han acusado de lopezrreguistas y de seguidistas. Hay que tener en cuenta que la campaña infernal contra Perón y luego contra Isabel estuvo concentrada en golpear a López Rega. Incluso siguió luego de que López Rega abandonara el país en 1975. ¿Pero qué es lo que estaba en discusión? Estaba en discusión el blanco de nuestras luchas. Muchos no habían aprendido nada del ‘45. No recordaban que en el ‘45-‘46 el PC hizo blanco en Perón y en realidad el enemigo fue Braden. Y por lo tanto sirvió a Braden y sirvió a la oligarquía con la Unión Democrática. Nosotros no íbamos a cometer el mismo error que cometió el PC en 1945. Error por el cual quedó herido de muerte y por el que estableció desde entonces un muro insalvable con las masas peronistas. Dicho sea de paso, no sólo porque cometió el error sino porque nunca se autocriticó.
No era ni es un pequeño detalle el tema de determinar con corrección el blanco de nuestras luchas, porque es en relación a determinar con corrección el blanco que es posible determinar con corrección quiénes son los enemigos y los amigos de la revolución en un período determinado. Nos dijeron lópezreguistas pero nosotros siempre repudiamos los atentados, toda represión y un camino que conspiraba abiertamente contra la unidad del pueblo. Un camino que llevaba a ensangrentar el campo popular cuando avanzaba la conjunción creciente del golpismo ruso con el golpismo yanqui. 
Sobre esta cuestión cabría decir también lo siguiente: anteriormente me referí al debate sobre los métodos de lucha, sobre la violencia revolucionaria de masas y la violencia de minorías iluminadas. Luego del año ‘73, cuando tomó el gobierno Perón, este debate de método se relacionó mucho más con el debate sobre el blanco. Por lo tanto, a nuestro entender, el error que cometieron en este período las fuerzas revolucionaristas pequeñoburguesas, fue mucho más grave y costó mucha sangre. 
No es que antes del ‘73 el debate sobre el blanco no existía. Ejemplo de ello fue que muchos que luego diferenciaron en el seno de la Junta de Comandantes a Videla por democrático, ya lo habían hecho durante la dictadura de Onganía defendiendo a Lanusse como un general democrático. Este debate, al que ya nos hemos referido, se dio también con las fuerzas que practicaban la violencia en nombre de las masas. Pero sí cabe remarcar que este debate adquirió con Perón en la Presidencia mayor dimensión y gravedad, porque era evidente, hasta para los más ingenuos, que no era lo mismo en un país oprimido y dependiente librar las luchas con Perón en la presidencia, que bajo una dictadura militar fascista, antinacional y antipopular. Por otra parte, esta realidad y la actitud de muchos dirigentes, planteaba descarnadamente aquello de que Brezhnev y el socialimperialismo actuaban con dos fierros en el fuego…
El blanco a golpear era el punto que estaba en cuestión. Nosotros no hicimos este debate en un gabinete, lo hicimos en medio de la lucha. Nosotros en ese período empujamos la lucha. Esa corriente clasista que resurgió en el Cordobazo y triunfó en las elecciones del Smata en 1974 por 4.000 votos, comenzó su famosa huelga antes de la muerte de Perón. Los mecánicos, con Salamanca al frente, tuvieron durante la lucha un gran enfrentamiento con Otero, que era ministro de Trabajo, en relación a los salarios.
Recordarán ustedes que Perón congeló las paritarias, luego Isabel las abrió, pero luego en junio del ‘75 nuevamente las cerró y eso fue el disparador de la crisis de junio. Es en esos momentos que se impuso el plan Rodrigo. Era ministro de Economía Gómez Morales, luego fue reemplazado por Rodrigo, a éste lo sucedió Mondelli, y a este Cafiero. Finalmente Cafiero fue desplazado cuando intentó, en medio del golpe institucional impulsar la candidatura de Orfila.
Nosotros actuamos con independencia y nunca abandonamos la defensa de los intereses de la clase obrera, cosa que no pueden decir muchos. Pero al mismo tiempo Salamanca sacó una carta que tuvo una gran significación en la lucha antigolpista. Se puso a la cabeza de las reivindicaciones pero con blanco claro, en unidad y lucha con los peronistas y apelando a la acción y a la movilización de las masas. Por eso creció el clasismo, por eso el clasismo se arraigó en el Smata. Más aún, las dificultades y traspiés que tuvimos en ese entonces, se debieron a errores que cometimos en la práctica de esta orientación.
Conviene recordar también que fueron nuestros compañeros, en la asamblea de 4.000 obreros en el Smata-Córdoba, los que levantando las reivindicaciones salariales de los trabajadores, señalando al golpismo y disputándole a los jerarcas sindicales la dirección del sindicato, impidieron que se hiciera, como se decía en aquel entonces, un 17 de Octubre al revés para golpear al gobierno y servir al golpismo. ¿No fue, acaso también acá en La Plata, el 3 de julio, que se enfrentó la maniobra de Diéguez y otros dirigentes, que plantearon dar vuelta la situación y hacer una movilización que terminara en Plaza de Mayo pidiéndole la renuncia a Isabel Perón?
A diferencia del gobierno peronista, que no apeló a las masas para impedir el golpe, nuestro Partido fue a fondo en la lucha antigolpista, y se esforzó por practicar en esta lucha la línea de masas. 
Nosotros no nos confundimos y fuimos antigolpistas, a diferencia de la mayoría de las fuerzas que en aquel entonces apuntalaron y apoyaron al golpismo. La vida desgraciadamente nos dio la razón. Por eso hoy muchas fuerzas políticas y sociales no recuerdan la posición que adoptaron en esos años…
Desde ya, compañeros, esto nos costó sangre. No por casualidad tenemos nuestros mártires. Eso lo saben muy bien ustedes aquí en La Plata. Gody Alvarez, Salamanca, Rusconi, Winner, Quebracho, en ellos los recordamos a todos. También tuvimos presos que entraron en el ‘75, en medio de esta lucha antigolpista, como Norma Nassif, Gigli, y muchísimos más, que pasaron larguísimos años en la cárcel.
Nos atacaron por lópezreguistas, por seguidistas, pero nosotros no fuimos lópezreguistas ni fuimos seguidistas. Fuimos marxistas-leninistas-maoístas. Nosotros fuimos antigolpistas, patriotas y comunistas. Hemos comprobado que nuestra línea fue justa. Lo que aconteció después nos dio lamentable y sobradamente la razón. Las clases dominantes lograron, entre otros, un objetivo fundamental: cerrar el auge de luchas que abrió a fines de la década del ‘60. Nuestra línea nos permitió avanzar. Nos permitió luego enfrentar a la dictadura desde un primer momento, quedándonos en el país, fundiéndonos nuevamente con las masas peronistas y el pueblo, y nos permitió seguir el combate por la revolución.