El documento analiza la realidad de la FADU “Lejos del relato oficial”, en distintos aspectos: “La enseñanza de nuestra facultad sigue siendo sostenida por un cuerpo docente precarizado y maltratado. Los números son contundentes: según la asociación docente hay 1.672 docentes que trabajan gratis (adhonorem), lo que significa un número cercano a la mitad del total de los docentes (3.600). De los docentes rentados más de 1.000 cobran un sueldo inferior al cargo que ejercen… El sueldo de un docente que recién inicia no llega a $1.000 de bolsillo”.
Luego abordan los problemas de infraestructura y equipamiento, planteando “¿De quién es la responsabilidad principal? ¿De quién depende la Universidad? ¿De dónde sale el presupuesto de la FADU? ¿Qué pasa que algunos ya no dicen las cosas como son? No queremos subestimar a nadie, pero para el que tal vez no lo recuerde, el presupuesto de las Universidades Nacionales le corresponde al gobierno nacional”.
Luego los arquitectos y diseñadores del PTP-PCR cuestionan a la Coneau, cuya “acreditación en la FADU la impulsan desde el decanato hasta la agrupación del rectorado ReForma, quienes hicieron bandera de la acreditación. ¿Pero no es el Ministerio de Educación de la Nación quien chantajea a las universidades y facultades, una por una, para que acrediten? ¿Por qué nadie lo menciona?”
Además, se analizan algunas de las “discusiones ausentes en la isla de la FADU”. Desde el impacto de Tecnópolis en la cuenca del arroyo Medrano, la década que se llenó de “cemento e impermeabilizó la ciudad”, la ausencia de un plan de infraestructura urbanística de la Facultad de Urbanismo de la UBA, su silencio “frente al vergonzoso acuerdo entre el macrismo y el kirchnerismo para la entrega de las tierras públicas al negocio inmobiliario, o la represión a los ocupantes del Parque Indoamericano. “El problema de la tierra y de la vivienda parece que no tiene nada que ver con la Arquitectura”.
El documento aborda la falta de democracia en la facultad, que tiene “3.600 docentes pero en su claustro correspondiente pueden votar menos de 200”, y en su parte final, afirma:
Qué queremos para la FADU
Nuestra facultad se merece otra cosa. Por el esfuerzo abnegado que a diario realizan sus docentes y sus estudiantes. Por la defensa de una universidad pública, gratuita, cogobernada y autónoma. Una facultad de cara a la realidad de su país y de su pueblo. Una facultad que piense libremente cómo incidir en las transformaciones que se requieren y que se necesitan, para un desarrollo nacional independiente sostenido y soberano. Que avance hacia la universidad del pueblo liberado.
Somos parte de la corriente que desde fines de los 60 y principios de los 70 avanzó con grandes conquistas democráticas y de profunda discusión y cambio de los contenidos, en cátedras masivas y democráticas, desde el último estudiante hasta el último docente; dando un gran paso en poner nuestros conocimientos al servicio de las necesidades nacionales y populares; en la FADU y en todas las facultades del país al influjo del Taller Total de Córdoba.
Corriente que enfrentó al Golpe del 76, resistió dentro de la facultad al interventor Corbacho durante la dictadura, que encabezó la lucha contra las políticas privatistas de Menem en la Universidad y volvió con las nuevas generaciones a levantar las banderas bien alto desde el 2001; que pudo incidir y ayudar a abrir un camino democrático uniendo a la mayoría en el 2006; que retomó el vínculo con los sectores populares en un nuevo escalón, dando la pelea para masificar en las cátedras de las distintas carreras ese deseo latente de miles de poner nuestra profesión y nuestro estudio al servicio del pueblo. Corriente que resistió sin condiciones a los mercaderes que traficaron esa oportunidad de cambio limitando, frustrando y desanimando a tantos.
Corriente que hoy vuelve a plantear la necesidad del protagonismo de las mayorías docentes, estudiantiles, no docentes y graduados para lograr una nueva unidad en la FADU peleando el presupuesto necesario, para terminar con la precariedad laboral y el maltrato a los docentes y para enfrentar todo tipo de acreditaciones que nos lleve a la elitización y la pérdida de autonomía; en un camino de confluencia con los sectores de nuestro pueblo que luchan, imponiendo nuevas conquistas. (…)
Creemos que es necesario replantear un frente amplio, sin sectarismos, democrático y equitativo con un programa que exprese a estos vastos sectores populares en la FADU, dispersos hoy dentro de diferentes armados y agrupamientos o fuera de ellos.
En el camino de comenzar a hacerlo posible, invitamos a expresarnos en las mismas votando en blanco o absteniéndonos, reorganizando fuerzas para los desafíos que se vienen.
El documento analiza la realidad de la FADU “Lejos del relato oficial”, en distintos aspectos: “La enseñanza de nuestra facultad sigue siendo sostenida por un cuerpo docente precarizado y maltratado. Los números son contundentes: según la asociación docente hay 1.672 docentes que trabajan gratis (adhonorem), lo que significa un número cercano a la mitad del total de los docentes (3.600). De los docentes rentados más de 1.000 cobran un sueldo inferior al cargo que ejercen… El sueldo de un docente que recién inicia no llega a $1.000 de bolsillo”.
Luego abordan los problemas de infraestructura y equipamiento, planteando “¿De quién es la responsabilidad principal? ¿De quién depende la Universidad? ¿De dónde sale el presupuesto de la FADU? ¿Qué pasa que algunos ya no dicen las cosas como son? No queremos subestimar a nadie, pero para el que tal vez no lo recuerde, el presupuesto de las Universidades Nacionales le corresponde al gobierno nacional”.
Luego los arquitectos y diseñadores del PTP-PCR cuestionan a la Coneau, cuya “acreditación en la FADU la impulsan desde el decanato hasta la agrupación del rectorado ReForma, quienes hicieron bandera de la acreditación. ¿Pero no es el Ministerio de Educación de la Nación quien chantajea a las universidades y facultades, una por una, para que acrediten? ¿Por qué nadie lo menciona?”
Además, se analizan algunas de las “discusiones ausentes en la isla de la FADU”. Desde el impacto de Tecnópolis en la cuenca del arroyo Medrano, la década que se llenó de “cemento e impermeabilizó la ciudad”, la ausencia de un plan de infraestructura urbanística de la Facultad de Urbanismo de la UBA, su silencio “frente al vergonzoso acuerdo entre el macrismo y el kirchnerismo para la entrega de las tierras públicas al negocio inmobiliario, o la represión a los ocupantes del Parque Indoamericano. “El problema de la tierra y de la vivienda parece que no tiene nada que ver con la Arquitectura”.
El documento aborda la falta de democracia en la facultad, que tiene “3.600 docentes pero en su claustro correspondiente pueden votar menos de 200”, y en su parte final, afirma:
Qué queremos para la FADU
Nuestra facultad se merece otra cosa. Por el esfuerzo abnegado que a diario realizan sus docentes y sus estudiantes. Por la defensa de una universidad pública, gratuita, cogobernada y autónoma. Una facultad de cara a la realidad de su país y de su pueblo. Una facultad que piense libremente cómo incidir en las transformaciones que se requieren y que se necesitan, para un desarrollo nacional independiente sostenido y soberano. Que avance hacia la universidad del pueblo liberado.
Somos parte de la corriente que desde fines de los 60 y principios de los 70 avanzó con grandes conquistas democráticas y de profunda discusión y cambio de los contenidos, en cátedras masivas y democráticas, desde el último estudiante hasta el último docente; dando un gran paso en poner nuestros conocimientos al servicio de las necesidades nacionales y populares; en la FADU y en todas las facultades del país al influjo del Taller Total de Córdoba.
Corriente que enfrentó al Golpe del 76, resistió dentro de la facultad al interventor Corbacho durante la dictadura, que encabezó la lucha contra las políticas privatistas de Menem en la Universidad y volvió con las nuevas generaciones a levantar las banderas bien alto desde el 2001; que pudo incidir y ayudar a abrir un camino democrático uniendo a la mayoría en el 2006; que retomó el vínculo con los sectores populares en un nuevo escalón, dando la pelea para masificar en las cátedras de las distintas carreras ese deseo latente de miles de poner nuestra profesión y nuestro estudio al servicio del pueblo. Corriente que resistió sin condiciones a los mercaderes que traficaron esa oportunidad de cambio limitando, frustrando y desanimando a tantos.
Corriente que hoy vuelve a plantear la necesidad del protagonismo de las mayorías docentes, estudiantiles, no docentes y graduados para lograr una nueva unidad en la FADU peleando el presupuesto necesario, para terminar con la precariedad laboral y el maltrato a los docentes y para enfrentar todo tipo de acreditaciones que nos lleve a la elitización y la pérdida de autonomía; en un camino de confluencia con los sectores de nuestro pueblo que luchan, imponiendo nuevas conquistas. (…)
Creemos que es necesario replantear un frente amplio, sin sectarismos, democrático y equitativo con un programa que exprese a estos vastos sectores populares en la FADU, dispersos hoy dentro de diferentes armados y agrupamientos o fuera de ellos.
En el camino de comenzar a hacerlo posible, invitamos a expresarnos en las mismas votando en blanco o absteniéndonos, reorganizando fuerzas para los desafíos que se vienen.