El 10 de abril se realizará en la provincia de Buenos Aires el Congreso de la Federación de Petroleros privados de todo el país. Para este Congreso, Guillermo Pereyra –se-cretario del Sindicato de Neuquén y Río Negro– tenía el juego armado para conducir la Federación. Habían conformado el bloque patagónico junto a los sindicatos de Chubut y Santa Cruz, que tienen la mayoría de los afiliados (22.000 de los 29.000 afiliados según sus dichos). Incluso hicieron el año pasado una conferencia de prensa en Neuquén con el apoyo explícito de un enviado de De Vido.
Pero por otro lado, la actual conducción encabezada por Ferreira –en acuerdo con el ministro de Trabajo Tomada– frustró el ascenso de Pereyra a la cúpula de la Federación, usando el recurso del manejo de los padrones y la acreditación de los delegados congresales, dejando en minoría al bloque patagónico.
A partir de aquí, el “caballo” Pereyra y la conducción de Neuquén y Río Negro, resuelven retirarse de la Federación, dividiendo el movimiento petrolero nacional en momentos tan cruciales donde se tienen que discutir los aumentos salariales y las paritarias, ya que venció el convenio colectivo de trabajo. Temas de enorme importancia para la masa petrolera del país.
¿Por qué Pereyra busca romper con la Federación, y proyectarse como dirigente nacional?
Porque Pereyra está en un juego más grande, cuya cabeza es el ministro de Planificación, Julio De Vido. Ese juego consiste en el armado de un nucleamiento sindical de los gremios de la energía, con el propio Pereyra de petroleros, Oscar Manganone de Gas Natural, Oscar Lezcano de Luz y Fuerza, y Antonio Cassia del SUPE.
Esta movida está en sintonía con el plan de este superministro, que manejará los enormes fondos destinados al sector energético, donde se preparan para la disputa de los negocios que están en danza, sacando provecho de la crisis energética.
Frustrada su aspiración para estar al frente de la Federación, Pereyra busca desesperadamente ponerse un traje de “dirigente nacional”, y se rehúsa a quedar de segundón de Ferreira en la misma. Porque Pereyra –que es un privilegiado interlocutor de Antonio Brufau, capo de Repsol–pretende también serlo de otros monopolios petroleros y de la energía amigos del gobierno, que apuntan a tener más fuerza para la disputa del negocio petrolífero y energético.
Con el plan de energía total y gas plus que ha lanzado el gobierno, se están discutiendo las nuevas concesiones, prórrogas abiertas y encubiertas, el precio diferencial del gas, nuevas centrales hidroeléctricas (como Chihuido I y II en Neuquén, y las de Santa Cruz), etc.
Para esta maniobra divisionista necesitan resolver un trámite requerido por ley y el estatuto de la Federación, que es la convocatoria a un plebiscito vinculante donde debe obtener el 75% de los votos. Entonces, han convocado para el 4 de abril a la realización de ese plebiscito.
El No, en las urnas
Hay una gran corriente opositora que está discutiendo derrotar a Pereyra con el no en las urnas. No va a ser una pelea sencilla, porque van a usar todas las artimañas para cumplir sus objetivos, desde el matonaje hasta el fraude en la realización del comicio o en el recuento de los votos.
Hay que tener en cuenta que hacen el plebiscito por imposición del estatuto, no porque quieran ganar la pulseada con el apoyo de los obreros petroleros.
Los clasistas nos hemos puesto a la cabeza para derrotar esta maniobra, y estamos convocando a votar para que triunfe el no en este plebiscito hecho a la medida del gobierno K y las petroleras amigas. Lucharemos por derrotar con el no la maniobra y las mentiras de Pereyra, porque es derrotar a los que defienden los intereses de las petroleras, como Repsol, en una clara posición antinacional.
Es derrotar al matonaje. Derrotar a los que traicionaron la lucha de los trabajadores de Pride, a los que mandaron a pegar a los maestros, a los que defienden la transa de algunos delegados con las empresas, y el enriquecimiento de algunos otros.
Derrotar a las amenazas, como las de Rucci –secretario del gremio de Rincón de los Sauces– que en una asamblea planteó “hay que votar sí o sí por el sí; y al que no lo haga se le contará las costillas”.
El no, es votar contra la traición, la corrupción, el patoteo y la entrega de nuestros recursos naturales. Votamos por el No para abonar el camino de barrer, empresa por empresa, a los delegados que son arrastrados de las petroleras y de Pereyra. Para elegir delegados democráticos y combativos al servicio de sus compañeros, y por la recuperación del sindicato para ponerlo al servicio de los trabajadores.
02 de octubre de 2010