Te conocí de niño
	allá en el campo aquel de Córdoba argentina,
	jugando entre los álamos y los maizales,
	las vacas de las viejas quintas, los peones…
	No te vi más hasta que supe un día /
	que eras la luz ensangrentada, el norte,
	esa estrella
	que hay que mirar a cada instante /
	para saber en dónde nos hallamos.
	Rafael Alberti, Roma, otoño 1972
	Te conocí de niño
	allá en el campo aquel de Córdoba argentina,
	jugando entre los álamos y los maizales,
	las vacas de las viejas quintas, los peones…
	No te vi más hasta que supe un día /
	que eras la luz ensangrentada, el norte,
	esa estrella
	que hay que mirar a cada instante /
	para saber en dónde nos hallamos.
	Rafael Alberti, Roma, otoño 1972