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09 de octubre de 2013

Entrevista al compañero Marcos Andrade, integrante de nuestro Partido y de la Agrupación 1 de Mayo de Petroleros.

Parar la entrega y el saqueo

Petroleros de Neuquén

—Se dice que al acabarse el petróleo convencional, no queda otra que ir al no convencional para salir de la crisis energética, pero chocan con este gran movimiento contra el fracking, ¿Cuál es tu opinión sobre esta situación?

—Se dice que al acabarse el petróleo convencional, no queda otra que ir al no convencional para salir de la crisis energética, pero chocan con este gran movimiento contra el fracking, ¿Cuál es tu opinión sobre esta situación?
—Primero cabe aclarar que es falso que se haya acabado el petróleo y el gas de los yacimientos convencionales, todo lo contrario. Hasta el año 1991 YPF había puesto en producción 500 mil kilómetros cuadrados de 1.800.000 km2 de yacimientos sedimentarios descubiertos. Hoy seguimos en esa misma superficie. Las operadoras no han invertido nada en nuevos pozos exploratorios, se han dedicado desde el 91 a sacar nuestras riquezas y engordar sus bolsillos pero no han desarrollado ningún yacimiento nuevo.
Además con los no convencionales no vamos a resolver el déficit energético. Es muy costoso, se dice que los yanquis están subsidiando esta tecnología en su país, porque les da cierta independencia en materia energética. Avanzaron mucho en la producción de petróleo y están próximos a superar a Rusia y pasar a ser los principales productores del mundo. Pero allá puede ser que les convenga, con una subvención estatal, puede ser que sea económicamente viable, eso se verá con el tiempo. Los directivos de la rusa Gazprom dicen que es una burbuja económica que les va a estallar.
Lo cierto es que en nuestro país, toda esa tecnología se importa, lo que hace aún más costoso todo el proceso.
 
—¡Por qué se le da tanta importancia a estos recursos, visto que tiene tanta resistencia en el pueblo, si podrían seguir con los convencionales?
—Detrás del “carnaval petrolero” que prometen con el desarrollo de los yacimientos no convencionales, hay intereses imperialistas, principalmente de los yanquis, que han desarrollado el llamado fracking, que es la tecnología para explotarlos. Y como siempre, siguen viendo a nuestro petróleo como reserva estratégica. Yo recuerdo, sobre este asunto puntual, la anécdota que relata Otto Vargas, de la reunión que tuvieron Ortega y otros camaradas del PC de Cutral Co, con Codovilla, que les dijo que iban a perder la huelga que estaban haciendo contra la Standard Oil, porque a los yanquis no les importaba sacar el petróleo, les interesaba tener ese recurso como reserva estratégica, y los compañeros perdieron esa huelga. Hoy pasa lo mismo, a los yanquis les interesa poner su bandera arriba de estos recursos, por una cuestión estratégica.
Para graficar esta idea le voy a dar dos ejemplos: el primero es que Chevron ha dejado de perforar, ni bien se aprobó el acuerdo en la legislatura de Neuquén, en el yacimiento El Trapial, que hoy produce 3.000 m3 de petróleo diarios, y están disponiendo una reestructuración para poder trasformar a este yacimiento en la financiera de ese acuerdo, de ese plan piloto. Van a plantar bandera sin traer ni un dólar de afuera.
Pero además, va claramente en contra de las necesidades del país en materia energética. Porque YPF, en lugar de poner plata en los no convencionales, tendría que construir una nueva destilería para poder destilar el petróleo del sur, que en parte se está exportando. Con eso se reduciría bastante la importación de fuel oil y de gasoil, que componen más del 40% de los gastos totales de importación de energía.
 
—¿Cuál es su postura con el movimiento anti-fracking que se está desarrollando y que cada vez toma más fuerza, cada vez se suman más jóvenes, y una gran participación del pueblo mapuche?
—Creo que el movimiento anti-fracking es una reacción lógica y totalmente justa del pueblo, un movimiento compuesto por gran cantidad de jóvenes, que han mostrado la parte mas linda de la juventud, que es la combatividad y la rebeldía, el no resignarse al mundo que este sistema y este gobierno le ofrece, y salen a la calle dispuestos a todo. También hay muchos reconocidos luchadores populares, científicos, docentes, etc., que se están movilizando por este asunto.
Además como usted dice, tiene otro componente que son los pueblos originarios, que vienen luchando hace mas de 500 años en contra del despojo de sus tierras y del pisoteo de su cultura, en especial el pueblo mapuche que tiene una larga historia de lucha y resistencia.
Con ese tema hay que ser bien claros, hay que reconocerle sus derecho como pueblo lo que significa devolverles las tierras que les han sido arrebatadas, por un lado y respetarle su decisión soberana sobre sus territorios. Es decir que en territorio mapuche son ellos los que tienen que decidir si se perfora o no se perfora, si se explota o no los recursos petroleros y de qué manera. Esa decisión hay que respetarla. Claro que al gobierno le importa muy poco, esto quedó totalmente claro con el acuerdo YPF Chevron que viola el convenio 169 de la OIT.
Después de todas las barbaridades que ya han hecho las operadoras en nuestros suelos, nuestros lagos, el Mari Menuco, Los Barreales, el acuífero de Rincón, etc., ahora vienen a imponer una nueva técnica sin consultar con nadie, para explotar el gas y el petróleo no convencional, técnica que es discutida en todo el mundo sobre su impacto ambiental.
 Con todos estos antecedentes ¿cómo no va a reaccionar el pueblo ante una nueva vuelta de rosca al asunto?
 
—¿Cómo ves estos debates tanto dentro del movimiento anti-fracking como entre los obreros petroleros?
—Hay un debate profundo en ese movimiento donde nosotros hemos plantado bandera, y debemos dar batalla con fuerza. El punto es si el movimiento se va a plantear solamente parar el fracking o si va a ir a fondo y luchar por parar todo el saqueo irracional de las operadoras imperialistas.
Es decir que hay que luchar por evitar toda esa contaminación que hablábamos. Hay que tener en cuenta que la producción de petróleo y gas tiene de por sí, un alto impacto ambiental, que se puede reducir estos riesgos a mínimos aceptables es verdad. Pero eso requiere de inversiones que las operadoras de áreas no están dispuestas a hacer ni el gobierno a exigir.
Creo que el planteo de parar solo con el fracking es parcial o incompleto.
La gran batalla con otros sectores, es que este movimiento se plante y luche para la recuperación de nuestros recursos estratégicos. Hay sectores del poder que empujan a que solo se discuta lo del fracking, por eso destaco la responsabilidad de los comunistas y los defensores de la soberanía nacional, porque es fundamental evitar que encausen este extraordinario movimiento con tanta combatividad con tantos jóvenes, para ese lado, digamos reformista, que solo plantee lo del fracking, y no ir a fondo contra la dependencia y la lucha antiimperialista.
 
—¿Entonces, cuál sería la salida?
—El problema de fondo es quién tiene los yacimientos y para qué intereses los tienen. Hay que estatizar la operación de los yacimientos, por dos motivos fundamentales: el primero para hacernos de la extraordinaria renta que se llevan hasta hoy las operadoras de áreas, que son en su mayoría monopolios imperialistas, y poder orientar esa plata a cambiar la matriz energética de nuestro país, y así poder invertir en energía eólica, para citar una. Fíjese que lo que produce Alemania es más que toda la energía que se produce acá. Entonces estatizar la renta y poder independizarnos, para poder desarrollar la industria petrolera. Mientras tanto investigar bien lo del fracking, hacer los estudios necesarios y que el pueblo conozca, para que sea el pueblo el que decida si hay que desarrollarlos más delante de ser necesario, bajo control obrero y popular. Esta es la única forma de parar con el saqueo irracional que hoy existe.
 
—¿Cree que van a haber despidos en la industria petrolera si  se para el fracking?
—Creo que no, tampoco digo que la lucha va a ser tranquila y sin altibajos, pero estoy convencido que para frenar el fracking hay que derrotar la política de este gobierno, en primera medida, que es el principal garante de este negocio, para estatizar los yacimientos y desarrollar todos esos miles de km2 que quedan por explotar de convencionales, y eso es más trabajo, van a faltar equipos de perforación, terminación, etc., para hacer todo eso.
Creo, al igual que mis compañeros, que la estatización es además, la única solución a la superexplotación que hoy padecemos los trabajadores petroleros, con ritmos que en su mayor tiempo los marca el pozo, con jornadas de 12 horas más tres o cuatro horas de viaje, con diagramas de trabajo de 7 jornadas de día, luego 7 jornadas de noche para después de esos 14 días corridos de trabajo con turno rotativo, descansar 7 si no hay que recargarse en el franco, etc.
 No conocemos domingos ni feriados ni nada cuando estamos en el equipo. Yo creo, además, que si volvemos a las jornadas de 8 horas sin rebajar los sueldos –como era con YPF–, ya ahí entra un turno más en todos los equipos; es una cantidad de gente importante. Así que por el contrario, si se estatiza la operación de los yacimientos y se cambian esas cosas, se puede parar la pelota del fracking tranquilamente.
Por eso le digo que coincido con la postura del Movimiento por la Recuperación del Petróleo de Neuquén, porque la entiendo como una medida integrada. No podemos tomar una sin la otra. Y dirigir ese movimiento, que le ha dado gran energía a todo esto hacia ese camino es deber de todos nosotros.
 
—¿A qué camino se refiere?
—Necesitamos derrotar la política del gobierno de CKF y el de Sapag, que profundiza la entrega y la dependencia, estatizar la operación de los yacimientos, (no olvidemos que el 70% de la producción petrolera esta en manos extranjeras, y solo el 30% lo tiene YPF), y ponerlos bajo un estricto control popular y de los obreros. Dictar una moratoria para el uso de la técnica del fracking e investigar bien, con las organizaciones populares y los trabajadores. Y con la renta petrolera en nuestras manos, ir a un cambio de la matriz energética. Ese es el camino para una solución de fondo, a todo lo que estalló con el fracking.