Noticias

16 de octubre de 2013

Publicamos aquí extractos de las palabras de Mao Tsetung a dirigentes de la Liga de la Juventud de Nueva Democracia de China, el 30 de junio de 1953, en Obras escogidas de Mao Tsetung, tomo V (ver Cuadernos…, Nº 11, Lenin/Mao: La juventud).

Tener presentes las características de los jóvenes

De la experiencia histórica del proletariado

La Liga de la Juventud debe poner su trabajo en consonancia con la tarea central del Partido, pero, dentro de este contexto, debe tener sus actividades independientes y tomar en cuenta las características propias de la juventud. Los organismos dirigentes, tanto del Partido como de la Liga, deben aprender a conducir el trabajo de la Liga y hacerse duchos en organizar y educar a las grandes masas juveniles teniendo como eje la tarea central del Partido y tomando en cuenta las características de los jóvenes.

La Liga de la Juventud debe poner su trabajo en consonancia con la tarea central del Partido, pero, dentro de este contexto, debe tener sus actividades independientes y tomar en cuenta las características propias de la juventud. Los organismos dirigentes, tanto del Partido como de la Liga, deben aprender a conducir el trabajo de la Liga y hacerse duchos en organizar y educar a las grandes masas juveniles teniendo como eje la tarea central del Partido y tomando en cuenta las características de los jóvenes.
Bajo la dirección del Partido, la Liga se ha desempeñado activamente en el trabajo revolucionario en todos los terrenos y ha obtenido grandes éxitos. Sin la juventud, no podría triunfar la causa revolucionaria ni en las fábricas ni en las zonas rurales ni en el ejército ni en los centros docentes. 
Los jóvenes, que andan entre los catorce y los veinticinco años, deben estudiar y trabajar; pero, siendo la juventud un período de desarrollo físico, sería muy peligroso desatender este aspecto. Los jóvenes tienen más necesidad de estudiar que los mayores, pues deben aprender muchas cosas ya aprendidas por éstos. Sin embargo; no se les debe echar cargas demasiado pesadas de estudio y de trabajo. Los jóvenes necesitan más de recreaciones, de diversiones y gustan de saltar y jugar; si no se les permite hacerlo, quedarán descontentos. Con el tiempo, se enamorarán y querrán casarse. En todo esto difieren de los mayores.
Los jóvenes no son inferiores a nosotros. Los viejos tenemos experiencia, y eso, desde luego, es una ventaja; pero fisiológicamente estamos declinando: Nuestra vista y nuestro oído ya no son tan agudos como antes, ni nuestras extremidades tan ágiles como las de los jóvenes. Esta es una ley de la naturaleza. Hay que hacer un trabajo de persuasión con aquellos camaradas que no comparten nuestro criterio.
Las organizaciones de la Liga de la Juventud deben tomar en consideración las características de los jóvenes y realizar el trabajo propio de su organismo al mismo tiempo que se someten a la dirección de los comités del Partido a los niveles correspondientes. Esta no es una invención, sino algo que existe desde hace mucho, y así lo ha dicho siempre el marxismo. Esto emana de la realidad. 
Los jóvenes son jóvenes. Si no, ¿para qué crear la Liga de la Juventud? Los jóvenes difieren de los mayores, y las muchachas, de los muchachos. Si pasamos por alto estas diferencias, nos separaremos de las masas. Ustedes tienen ahora nueve millones de miembros. Si no prestan atención a las características de los jóvenes, el resultado será que tal vez sólo un millón de ellos los apoyen, mientras los restantes ocho millones les nieguen su respaldo. 
Sin dejar de prestar atención a los jóvenes avanzados, en su trabajo la Liga debe poner los ojos en la mayoría. Al proceder así, es posible que algunos elementos avanzados no se sientan muy a gusto, pues ellos querrán que la Liga exija todavía más a todos sus miembros. Pero esto no sería muy conveniente, y por eso se debe disuadirlos. En el proyecto de Estatutos de la Liga se han estipulado demasiados deberes y pocos derechos; es necesario aflojar un poco para que la mayoría pueda mantener el paso. Ustedes deben poner el acento en la mayoría en vez de fijarse sólo en un pequeño número.
Los principios se deben aplicar con flexibilidad. Hay cierta distancia entre lo que debe ser una cosa y lo que es en realidad. Incluso para que algunos artículos de tal o cual ley tengan efectiva aplicación se requieren unos años. Por ejemplo, muchos artículos de la Ley de Matrimonio, que revisten un carácter programático, requieren por lo menos tres quinquenios para su total ejecución. 
“No andar con chismes a espaldas de otros” es un punto correcto como principio, pero no hace falta consignarlo en los Estatutos de la Liga. La lucha contra el liberalismo será prolongada, y hasta en el Partido subsisten no pocas manifestaciones de liberalismo. De hecho, es imposible prohibir a la gente que profiera un solo denuesto contra otros a sus espaldas. No hay que imponer moldes demasiado estrechos, pues lo primordial es trazar una clara línea de demarcación entre nosotros y el enemigo.
La verdadera admiración que sienten las masas por los dirigentes nace del conocimiento que adquieren de ellos en la práctica revolucionaria. Sólo un verdadero conocimiento puede conducir a la confianza. El Comité Central de la Liga goza ya de un prestigio bastante elevado. Es cierto que todavía hay algunos que no lo admiran, pero poco a poco llegarán a admirarlo.
A un muchacho que recientemente haya sido promovido a la dirección no debe inquietarlo el hecho de no gozar de mucho prestigio, pues esto no podrá lograrlo sino después de haber recibido algunas críticas e injurias. La existencia de la “pequeña radiodifusión” (rumores) se debe a que la “gran radiodifusión” no está bien desarrollada. Siempre que la vida democrática sea suficiente y que a la gente se le muestren sus llagas en su presencia, aunque se permita hacer la “pequeña radiodifusión” la gente dirá que no le queda tiempo para ello y que quiere descansar. Pero siempre existirán problemas y uno no debe pensar que todos ellos puedan ser resueltos de un solo golpe. Hay problemas hoy, y los habrá en el futuro.