El viernes 18 de octubre, ante cientos de alumnos acompañados por sus docentes, auxiliares, algunos padres, vecinos y amigos, y luego de la presentación realizada por el vicedirector de la Técnica 2 de Berazategui Omar Hernández quien se refirió a las carencias, abandono, despojo y represión que hoy sufren los pueblos originarios tomó la palabra el cacique Félix Díaz de la Comunidad “La Primavera”, Formosa.
El viernes 18 de octubre, ante cientos de alumnos acompañados por sus docentes, auxiliares, algunos padres, vecinos y amigos, y luego de la presentación realizada por el vicedirector de la Técnica 2 de Berazategui Omar Hernández quien se refirió a las carencias, abandono, despojo y represión que hoy sufren los pueblos originarios tomó la palabra el cacique Félix Díaz de la Comunidad “La Primavera”, Formosa.
La actividad se desarrolló una semana después que estos pueblos recordaran su último día de libertad con actos en Plaza de Mayo y a lo largo y ancho de todo el país: Hace 521 años con la venida de los colonizadores se iniciaron los atropellos más atroces, el destierro, la imposición de dioses, de otra cultura, generalizándose el asesinato masivo y abierto de quienes desde un inicio habitaron estas tierras.
Hoy las demandas de qom, mapuches, wichis, ranculches y del conjunto de originarios siguen sin ser atendidas: no existe un reconocimiento histórico hacia todos ellos, no se les restituyen sus tierras ancestrales, no se respetan sus derechos ni mejoran sus condiciones de vida y muchas comunidades no tienen siquiera acceso al agua potable.
Las explotaciones petroleras, la minería contaminante, la sojización están primero y se los va corriendo a lugares más improductivos, inhóspitos, sin ríos o con cursos contaminados, sin acceso a la salud, a la educación, etc. Si reclaman los reprimen, o tienen sospechosos “accidentes” como a Mártires López o directamente los matan como a Roberto López. Ya son 18 originarios asesinados durante esta “década ganada”. Hace unos días nos enteramos horrorizados sobre la muerte de un bebé quemado en una improvisada “incubadora” en el Hospital de Pampa del Indio, Chaco.
Pese a todo esto, Félix Díaz no se detuvo demasiado en pormenorizar estas pesadillas sino que tomó su mayor tiempo para dirigirse a los jóvenes quienes lo escuchaban en un profundo silencio, exhortándolos a respetar la naturaleza, la madre tierra, respetar a sus compañeros, a sus padres y a los mayores (“allí está la sabiduría”) y a que no se rindan ante las adversidades, ya que la injusticia y la discriminación no sólo castiga a los originarios. Les pidió que luchen unidos y se defiendan colectivamente. Recurrió al ejemplo de la brasa que apartada del fuego se apaga, pero junto a las demás brasas persiste y perdura: “La unidad es el fuego que calienta los corazones fríos”.
La barriada a la que se dirigió Díaz conoce de penurias, precariedad, desigualdad, adicciones y pobreza. La mayoría se sintió reflejada y contenida en el mensaje. Será por eso que fue tanta la atención a las palabras y tanta la emoción en el aplauso final.
En un marco de gran emotividad, con el saludo cálido de alumnos, auxiliares, profesores y padres culminó la presencia en Berazategui de un luchador que junto a su comunidad forma parte de la inmensa corriente de argentinos que pelean día a día contra esta política de dependencia y reclaman porque se respeten la totalidad de los derechos tanto de los originarios como del conjunto del pueblo argentino.