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06 de noviembre de 2013

En Francia en el siglo  18 la lucha antifiscal estuvo marcada por  los levantamientos de la población de varias ciudades, Burdeos, Rennes, Nantes en donde el pueblo insurreccionado se distinguía por llevar bonetes rojos.

Bretaña insurreccionada

En el norte de Francia

Esta semana en Bretaña, la lucha popular se destacó en la ciudad de Quimper donde casi 30.000 manifestantes, trabajadores, agricultores y pequeña burguesía juntos contra el poder central, enfrentaron las fuerzas de represión (autodonominadas fuerzas del orden). Además de los bonetes rojos, llevavan sus banderas nacionales bretonas contra el Estado francés. De la misma forma que otras regiones nacionales que luchan por una independencia, como Córcega, País Vasco, Alsacia y Lorrena, Occitania, Catalunia, y por su puesto las llamadas “Provincias de Ultramar” (Guadalupe, Martinica y la Guyana), regiones donde el odio al putrefacto Estado francés (que guarda en sus prisiones muchos luchadores por la independencia de sus naciones), se desarrolla por oleadas, marcando así fechas históricas, como la de este sábado 2 de noviembre que al decir de Christian Troadec, alcalde de la ciudad bretona de Carhaix: “hoy somos 30.000 en Quimper y este día hará fecha histórica”, y de Olivier Billon, presidente del sindicato de jóvenes agricultores del Finistere, que dijo refiriéndose a las razonzes del levantamiento popular: que los impuestos anunciados por París, son “la muerte de la economía y el empleo en Bretaña”.
En realidad no se trata sólo de un levantamiento popular de la región, sino que marca un periodo de acciones populares y de trabajadores en toda Francia. Mientras, por un lado el gobierno de Hollande, había prometido “combatir la finanza” -el estúpido leguaje de la casta dominante, pulida en sus escuelas selectivas y formadoras de esa “cultura”de “todo es bueno para servir el Estado”, Estado burgués e imperialista, contra los intereses del pueblo y la clase obrera–, por el otro bombardea al pueblo trabajador con impuestos  imposibles  de pagar. Al mismo tiempo, este gobierno “socialista”, continúa con su invasión en Mali, donde trata al pueblo tuareg  de “terrorista y rebelde”, sin hablar de sus intervenciones imperialistas en el resto de Africa, Afganistán, Siria, etc.
Día a día las empresas cesantean trabajadores por carradas, dándoles por alternativa aceptar una mísera compensación de cesantía (1 o 2 meses de salario),  o nada.  Y todo esto con los acuerdos de las centrales sindicales traidoras.
Especialmente, en Bretaña la industria agroalimentaria cesantea trabajadores, “para bajar sus costos”, en Gad SAS de Lampaul-Guimiliau (Finistère), 850 trabajadores quedaron en la calle ; en Tilly-Sabco, Morlaix, unos 1.000 fureon enviados a la desocupación… y así en otros centros como Arcelor Mittal (2.800 trabajadores), PSA (8.000), Air France (5.122), Sanofi (2.000), Petroplus (470), y Doux (2.300 trabajadores), con lo que las cesantías suman decenas de miles.
La desocupación crece en Francia a pasos agigantados,  mientras las clases dominantes como siempre declaran “combatir el desempleo”. Ahora estos socialistas, mejor llamados social liberales, prometen “una inflexión de la curva de desempleo, antes del fin del año”. Sin embargo mes a mes la curva asciende a paso redoblado, y el aumento va a la par con los impuestos a los asalariados, para que de esta manera sea el pueblo quien siga pagando la crisis, en lugar de las clases dominantes.
Así las luchas populares se desarrollan –donde hay opresión,  hay resistencia– y hoy los bretones dan el ejemplo de una lucha prolongada, una lucha que se agudiza día a día en Francia y en toda Europa. Los pueblos de Europa no quieren pagar la crisis de las burguesías imperialistas.