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27 de noviembre de 2013

“Marea social” titularon los diarios españoles, al referirse a las manifestaciones en más de 70 ciudades, contra los recortes en los presupuestos de salud, educación, pensiones y servicios públicos que lleva adelante el gobierno de Mariano Rajoy.

España marcha contra los recortes

El gobierno de Rajoy impulsa un presupuesto con más ajustes

El sábado 23 y el domingo 24, miles de personas tomaron las calles, en la convocatoria de distintas organizaciones sociales y sindicatos. En una España donde las huelgas y marchas son cosa cotidiana, desbordando muchas veces las direcciones de las centrales sindicales, con una larga huelga de los barrenderos y recolectores de residuos de Madrid, se volvieron a expresar las críticas a las políticas de ajuste acordadas entre el gobierno de la Unidad Popular, y muchos regionales, con la Comisión Europea.

El sábado 23 y el domingo 24, miles de personas tomaron las calles, en la convocatoria de distintas organizaciones sociales y sindicatos. En una España donde las huelgas y marchas son cosa cotidiana, desbordando muchas veces las direcciones de las centrales sindicales, con una larga huelga de los barrenderos y recolectores de residuos de Madrid, se volvieron a expresar las críticas a las políticas de ajuste acordadas entre el gobierno de la Unidad Popular, y muchos regionales, con la Comisión Europea.
En Madrid hubo dos marchas. Una con el lema “Juicio a la banca, salvemos lo público, salvemos las pensiones, salvemos a las personas”, cerró en la Puerta de Alcalá, con la lectura del documento convocante, que entre otras cuestiones critica al Gobierno del PP por “utilizar la crisis para aplicar una política neoliberal que antepone el interés privado al interés general”. Los convocantes subrayan “la incapacidad manifiesta” del Ejecutivo para sacar a España “del pozo de la crisis” y auguran que “el final de la misma para las personas está lejos de llegar”. Asimismo, el manifiesto hace hincapié en lo “injusto e innecesario” de la reforma de pensiones del Gobierno, que -denuncian- sólo responde a los intereses de los grupos económicos y financieros.
Otra de las preocupaciones de los marchantes, en toda España, es el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2014 y  la reforma de pensiones del gobierno, que se encuentra en trámite parlamentario. 
En las manifestaciones se pudo ver a muchas personas de distintos “colectivos”, como se los denomina, marchando al margen de los sindicatos, con pancartas y banderas republicanas. En Bilbao, donde se marchó el sábado, se cantaron consignas como “Lo público no se vende, lo público se defiende” y exigieron “políticas sociales en Europa con mayor protección y sin recortes”. En toda Cataluña se denunció, además, la complicidad del gobierno de la Generalitat con las “políticas de austeridad”, que degradan cada vez más las condiciones de vida de los sectores populares, eliminando servicios públicos, lo que acrecentará el número de desempleados, mientras crece la corrupción y los negociados.
En las manifestaciones se ha podido ver cómo se van uniendo distintos sectores, como los jóvenes “sin futuro”, los jubilados (pensionistas), y los inmigrantes “la gente recién llegada, maltratada y estigmatizada por unas leyes de inmigración que promueven el racismo”. Muchos profesionales y artistas han tomado partido, como Ismael Serrano, uno de los lectores del documento de la marcha en la Puerta de Alcalá. En Madrid, otra manifestación, convocada por el Movimiento 15-M, y con la participación de Greenpeace, puso el centro en alertar sobre la “ley de Seguridad Ciudadana”, a la que califican de “una ley antiprotesta”.
 
Huelga de la basura
“Si no quieren escuchar las huelgas, tendrán que olerlas”, decía un cartel de apoyo a la lucha de los barrenderos y recolectores de residuos de Madrid, que mantuvo paralizado el servicio durante 13 días. Los trabajadores denunciaron que el presupuesto municipal del programa de limpieza en las calles ha caído un 20,7% del año anterior a éste, y que en mismo período el dinero destinado a recogida de residuos se ha reducido un 11,5%. Esto significó el despido de 1.000 trabajadores, y el aumento de la jornada laboral de los que quedan. La huelga se levantó al dar marcha atrás con los despidos, a cambio de un congelamiento salarial, y flexibilización laboral. Los huelguistas repudiaron la creciente privatización y los “chanchullos” del Municipio con estas empresas, nombrando a Valoriza, OHL, FCC-Absa y Cespa.