A pesar de todo llegamos al Encuentro

En Esteban Echeverría-Ezeiza, por la crisis que estamos pasando y con mucho sacrificio, nos vimos en la necesidad de hacer actividades para abaratar el precio del pasaje para que pueda viajar hasta la última mujer.

Es difícil dejar todo y salir con las valijas. Mientras las hacés, cada una de nosotras piensa si su hijo va a tomar la leche o quién se la va a hacer, pero también pensamos en lo que vamos a descubrir.

Subimos todas contentas al micro, con compañeras que viajaban por primera vez, con expectativas y ansiosas de conocer otro lugar, otra gente.

Siendo las 20.30 nos quedamos con el micro, en medio de la nada esperanzadas en que se arreglaría. Pero no pasó mucho tiempo para enterarnos que estaba roto. En varios grupos nos fuimos subiendo a colectivos y nos llevaron al parador más cercano sin bolsos, pertenencias ni abrigo. El parador era muy chiquito y no nos dejaban estar adentro, no había reparo. La preocupación de todas eran los niños y las mayores principalmente por el frío. En esas condiciones estuvimos hasta las 8 de la mañana.

Unas horas antes hicimos una asamblea para decidir que hacíamos si volver a Buenos Aires o seguir a San Juan. Se decidió seguir. Sabíamos que el micro que venía era chico, con 10 asientos menos, sin baño, sin aire y aun así decidimos continuar rumbo a San Juan. Llegamos a las 10 de la noche del sábado y una compañera dijo “bajemos con la mejor sonrisa”, mientras que otras gritaban a las compañeras que nos recibían bienvenidas, bienvenidas.

Al otro día la gran mayoría participó de los talleres, todas participamos de la marcha con mucha emoción y todo finalizó con la elección de la provincia de Salta como próxima sede.