Vivimos momentos de gran tensión y confusión, esto requiere que las organizaciones populares estemos atentas ante los bruscos cambios de situación y dispuestas a alcanzar niveles de unidad superiores.
Vivimos momentos de gran tensión y confusión, esto requiere que las organizaciones populares estemos atentas ante los bruscos cambios de situación y dispuestas a alcanzar niveles de unidad superiores.
Una y otra vez la realidad se impone al relato. Estamos viviendo momentos difíciles. La crisis social crece más allá de los indignantes índices oficiales. Son miles los compañeros sin empleo, en negro o precarizados en nuestra ciudad y el país. Todos los días crece el número de jóvenes que viven una situación de desamparo y marginalidad convirtiéndose en presa fácil del narcotráfico y la delincuencia. Los "excluidos de la década ganada", los cientos de miles de jóvenes que no estudian ni trabajan.
Negar esta realidad, solo sirve para no combatirla. Varias organizaciones sindicales, sociales, estudiantiles y políticas venimos luchando para que la Argentina real irrumpa en la agenda política: La inflación, los bajos salarios, el impuesto al salario, la falta de viviendas, la falta de presupuesto para la salud y la educación, el saqueo de nuestros recursos naturales, el desamparo de nuestros pibes y la angustia de nuestros mayores, etc.
La respuesta del gobierno a nuestros reclamos ha sido el silencio en algunos casos y la represión en otros. Negar la realidad, ocultarla o ponerla en el terreno de la conspiración sistemática es funcional a no cambiarla. Las organizaciones que suscribimos a este llamamiento tenemos un largo recorrido en la defensa de los intereses populares y lo seguiremos haciendo más allá de cualquier chantaje político.
El acuartelamiento de la policía puso de manifiesto, por un lado, el fracaso de la política de seguridad y, por el otro, el creciente deterioro social que estamos viviendo. Marcó, también, el grado de disputa política entre los distintos sectores del poder, quienes no dudan en poner al pueblo de rehén con el fin de sacar ventaja sobre sus rivales. En los saqueos se mezclaron el avance del crimen organizado, la precariedad social y la falta de acceso a cuestiones básicas de gran parte de la población. Lo último que el pueblo necesita es que nos enfrenten pobres contra pobres.
El problema salarial de los efectivos policiales es una realidad que no podemos negar y es justo que se resuelva. Al mismo tiempo, las organizaciones populares debemos pelear por que el tema no se termine allí. Necesitamos terminar con una política de seguridad sostenida sobre los pilares de la corrupción, el narcotráfico, la trata de personas y la delincuencia organizada. Sigue pendiente la democratización de las fuerzas policiales donde siguen prevaleciendo prácticas totalmente antidemocráticas. La gran preocupación de los de arriba no es solo la coyuntura que provocó el paro policial (saqueos, etc) sino también que necesitan de estas fuerzas para reprimir, en lo que se avizora como un año de creciente conflictividad social producto de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores y los sectores populares.
Avanzar en la unidad, reafirmar el camino de la lucha y construir un programa de país libre, justo y soberano, son las tareas que nos impone la situación actual.
La situación que vive nuestra ciudad exige la inmediata realización de una paritaria social en donde participen todos los sectores sindicales, sociales, territoriales, estudiantiles y políticos. Deben escucharse y dar respuesta a los urgentes reclamos populares.
En este camino y a 30 años de la recuperación de la democracia, marchamos a una gran jornada el 19 y 20 de diciembre donde uniremos los reclamos a nivel nacional y provincial con un petitorio donde se expresen las necesidades locales.
CTA (Central de Trabajadores de la Argentina) / CCC (Corriente Clasista y Combativa) / Barrios de Pie
10-12-2013
