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08 de enero de 2014

Los socialistas y el Centenario

Crónicas proletarias

 En el Partido Socialista no hubo una posición unánime frente al Centenario de la Revolución de Mayo, y los temas en debate como el concepto de patria, y sus símbolos, como la bandera. Con respecto al 25 de Mayo, Juan B. Justo, líder del PS, proclamaba “somos los continuadores de la obra de la independencia”, entendiendo que el movimiento obrero “hace obra de argentinización” copiando de Europa “las nociones y prácticas importadas que han de sacarnos del pantano de la política criolla”. Ese mismo año, Justo participa en el Congreso Socialista Internacional en Dinamarca. Allí comenta “al ver la bandera argentina, comprendí una vez más que nadie la honra tanto como el pueblo trabajador de mi país cuando se educa y organiza para elevar su situación…”
Pero no todos en el PS coincidían en esta apreciación de Justo. En 1912, el dirigente socialista Mario Bravo, fundamentó el rechazo por parte del Partido de la bandera nacional, en estos términos: “¿Qué valor tiene para mí, socialista, es decir, ciudadano de la internacional, la bandera azul y blanca de este país? Ninguno”. Este debate tuvo otras expresiones. Ya en 1909, el Centro Socialista de Avellaneda así se refería a la conmemoración del 25 de Mayo: “La celebración del centenario va resultando una plaga para el pueblo”, y en un análisis histórico dice “reconocemos en la fecha que se va a celebrar un acontecimiento histórico de importancia puesto que él representa el triunfo de la causa de la pequeña burguesía contra el feudalismo colonial (…) pero no aceptamos que a cuenta de este acontecimiento se eche la casa por la ventana derrochando tan malamente el dinero del pueblo” (El socialista, Avellaneda, septiembre 15 de 1909, Nº 5).
Alfredo Palacios, refiriéndose a los festejos del Centenario, manifestaba “No es patriotismo el derroche de los dineros públicos ni la eterna amenaza de la guerra contra el vecino hermano. Es en cambio obra de nacionalismo inteligente nuestra labor de asimilación del extranjero que trae prácticas más adelantadas que las nuestras…” y reafirmaba la vieja idea de Juan B. Justo sobre el librecambio, diciendo “es obra de nacionalismo inteligente y sano el rechazo de las falsas y absurdas ideas de proteccionismo que sustentan los que explotan el sentimiento nacional” (La Vanguardia, 7 y 8 de marzo de 1910).
Por esto decía en 1908 Germán Ave Lallemant, de la corriente marxista de 1890, “los elementos propulsores del partido socialista son ideólogos burgueses que no están dispuestos a cruzar un determinado Rubicón”, haciendo referencia al río que cruzó Julio César, considerado desde entonces como sinónimo de audacia..