El lunes 16 de diciembre murió un hijo del pueblo. Yonatan Vera tenía 23 años y dos hijos. Criado en la villa, junto a sus padres Graciela y Walter aprendió a ganarse el pan con el sudor de su frente, a defender a los amigos a puño limpio y a que no todo se compra ni todo se vende.
El lunes 16 de diciembre murió un hijo del pueblo. Yonatan Vera tenía 23 años y dos hijos. Criado en la villa, junto a sus padres Graciela y Walter aprendió a ganarse el pan con el sudor de su frente, a defender a los amigos a puño limpio y a que no todo se compra ni todo se vende.
Compañero ejemplar en la CCC, no le temía al trabajo duro y supo ganarse el aprecio de todos. El lunes 16 a las siete de la mañana, trabajando en negro en una empresa de amigos del poder en una obra de Prefectura, sin ningún instrumento de protección, en pleno centro de nuestra capital, murió electrocutado.
La ambulancia que no llegaba en los momentos de agonía, que no tenía lo básico para emergencia, la empresa que no aparece ni para saludar, y aprieta a sus compañeros para que lo desconozcan ante la posibilidad de un juicio. Todo parece conspirar para que los hijos del pueblo mueran con total impunidad.
Pero tus amigos y compañeros no dejaremos que sea así. Seguiremos construyendo la unidad necesaria para dar vuelta la tortilla. Acompañamos a tus familiares y denunciamos tu muerte injusta el 19 en el acto frente a la gobernación, junto a los compañeros jubilados docentes, del ATE-CTA, del Gremio del Mercado Central ¡La lucha continúa!