A la agobiante ola de calor y la inflación se sumaron los cortes de luz, lo que hizo insoportable la segunda quincena de diciembre, especialmente en los días previos y durante las fiestas.
A la agobiante ola de calor y la inflación se sumaron los cortes de luz, lo que hizo insoportable la segunda quincena de diciembre, especialmente en los días previos y durante las fiestas.
Varios barrios lanusenses vivimos días de furia popular, con multiplicidad de cortes de calles, comerciantes que perdían mercadería o que no podían elaborar productos, como los panaderos. Las amas de casa, jubilados y familiares de personas que requieren de aparatos eléctricos para la asistencia sanitaria, etc. salieron a las calles en Valentín Alsina, Villa Industriales, Caraza, Monte Chingolo, Lanús Oeste, Centro y otros.
¿Cómo nació y se desarrolló el corte de calles que tuvo su pico a las doce de la noche del 27 de diciembre en el cruce de las avenidas San Martín y 25 de Mayo?
Cuatro vecinos de un barrio lindante a ese cruce encendimos ramas y colchones viejos en una esquina alrededor de las 18 hs. Al calor de la temperatura y al pasar de las horas se fueron sumando más y se fue enriqueciendo el debate: ¿Cómo seguimos? ¿adónde vamos? ¿A la Av. 25 de Mayo? ¿A la San Martín? ¿A la Muni? Por iniciativa de un grupo de mujeres (con sus niños a cuestas) se resolvió que una guardia de vecinos mantuviera el corte original, mientras la mayoría salía a recorrer las manzanas oscuras golpeando cacerolas y botellas de plástico. Fue impresionante ver como se sumaban niñas y niños con sus padres, cómo vecinos se incorporaban a la marcha y otros caceroleaban desde sus veredas al pasar la caravana barrial.
Cuando nos dimos cuenta ya éramos muchos y decidimos ir a la Av. San Martín. Al poco tiempo se realizaban tres cortes de calle a la vista en una longitud de 10 cuadras.
Luego de algunas horas de corte se hace otra asamblea y se decide unificar todos los cortes en San Martín y 25 de Mayo. La discusión allí era cómo seguir. Se resolvió ir a la comisaría del barrio (era la institución más cercana), luego de mucho debate se acordó que allí solo se hablaría del tema energético. De allí marchamos a escrachar la casa de un concejal del Frente para la Victoria, por supuesto que nadie salió pero los más jóvenes, entre 15 y 20 años, se encargaron de tirar a su balcón las bolsas de residuos de la cuadra como una manera de hacerlo responsable.
Todo esto sucedió hasta avanzada la madrugada. Al día siguiente volvió la luz y los vecinos nos encontramos en las calles del barrio fortalecidos, sacando como enseñanza lo justo e insustituible de la unidad del pueblo para la lucha por nuestras necesidades.
En el medio de estas jornadas supimos que uno de los tantos cortes de Lanús, encabezado por una directora de escuela sin militancia sindical, instaba a sumar vecinos, prender las gomas y llamar a los medios. Y en otro barrio: donde cortaron la calle sin fuego, se acerca un policía y dice: “si quieren que les den bolilla hagan fuego”. Y este corresponsal volvió a comprobar la justeza de la línea del Partido.
