En Amiens 1.200 trabajadores producen diariamente 400 neumáticos para maquinaria agrícola, y 2.800 neumáticos de turismo, pero con una capacidad para producir 800 y 20.000 neumáticos respectivamente. Sus propietarios planean desembarazarse de la fábrica, llevándose, claro, sus capitales.
Los trabajadores en lucha tomaron la fábrica, y retuvieron entre el 6 y el 7 de enero durante varias horas en sus oficinas a Michel Dheilly, director de producción y a Bernard Glesser, director de personal.
En Amiens 1.200 trabajadores producen diariamente 400 neumáticos para maquinaria agrícola, y 2.800 neumáticos de turismo, pero con una capacidad para producir 800 y 20.000 neumáticos respectivamente. Sus propietarios planean desembarazarse de la fábrica, llevándose, claro, sus capitales.
Los trabajadores en lucha tomaron la fábrica, y retuvieron entre el 6 y el 7 de enero durante varias horas en sus oficinas a Michel Dheilly, director de producción y a Bernard Glesser, director de personal.
La idea fue obligar con estas “retenciones” a la dirección de la empresa a reunirse en una mesa de “diálogo” con un plan de “cesantías voluntarias” y la búsqueda de un inversor. De aparecer éste, Goodyear debería venderle sus activos, pero a un precio bajo, que le ocasionaría pérdidas según ellos, lo que no están dispuestos a aceptar.
El inversor en cuestión es Maurice Taylor, CEO de Titan International, empresa de neumáticos de Illinois, Estados Unidos. Taylor fue candidato republicano en las primarias presidenciales en 1996, y es apodado “The Grizz” (oso gris), por su carácter grosero. En febrero del año pasado este candidato a la compra de Goodyear, molesto por las exigencias de los trabajadores en Amiens de mantener los puestos de trabajo, se dirigió de la forma siguiente a los trabajadores: “Todo lo que desean los franceses, es pasarla bien…. Los franceses no saben hacer otra cosa que hablar, una verdadera cotorreada… ¿Por qué los franceses hacen pausas de trabajo de dos a tres horas por día? Los franceses pasan el tiempo en los cafés bebiendo en lugar de trabajar… son perezosos… Están lejos de ser tan eficaces como los alemanes en materia de producción industrial”.
Ahora, ante la toma y retención de los dos dirigentes, Taylor volvió a la carga: “Es realmente estúpido. Ellos toman a la gente de rehenes. En Estados Unidos esto se llama secuestro. Si hicieran eso en Estados Unidos, irían a la cárcel ¿Ustedes saben lo que esto muestra al mundo? ¡Mi dios, son unos chiflados! se debería entrar (a la fábrica) para detener a esos piratas, pero no lo van a hacer, porque es así en Francia. ¿Por qué no se enmascaran y hacen una serie de robos de bancos, así podrían comprar Goodyear?”.
Ante todo esto, Arnaud Montebourg, ministro de “enderezamiento productivo”, declaró el 7 de enero que Maurice Taylor está siempre dispuesto a tomar el sitio de Goodyear Amiens. Y agregó que este “hombre de negocios” ha dicho reiteradamente que espera el “apaciguamiento” de la situación para hacerse cargo de Goodyear Amiens.
Cualquier trabajador ya debería comprender que la justicia burguesa y sus leyes, sus ministros y gobernantes, sus patrones, antiguos y por venir, y sus sindicatos negociadores, son sus verdaderos enemigos, y que deberían contar con sus propias fuerzas en esta lucha por sus puestos de trabajo.
Un conflicto largo
Ya en mayo pasado los propietarios de Goodyear Amiens habían informado que buscaban inversores a quienes vender la empresa, pero no los habían encontrado. Los trabajadores se habían constituido en cooperativa y se proponían retomar la empresa. La dirección respondió que esto no era una “solución a las pérdidas recurrentes de la actividad”.
La dirección sindical (CGT, históricamente ligada al P“C” francés), desde 2012 negoció con los propietarios un plan de “cesantías voluntarias”, y al mismo tiempo fue a la “justicia” con el fin de anular el proyecto de cierre definitivo de la empresa.
Así estaban las cosas el verano de 2012, con el proyecto de cierre sobre el tapete, y con el sindicalismo llamado obrero -pero en realidad propatronal- negociando y/o proponiendo soluciones de recambio para una salida “legal” de los propietarios, con una pérdida de puestos de trabajo, al menos reducida en parte, del proyecto patronal de origen.
El proyecto de cooperativa que proponía la CGT era según las leyes en vigor (leyes hechas por los patrones), y en esas condiciones debían someterse a una participación con capitales de Goodyear, cosa que la patronal no aceptaba ni de lejos; para ellos la totalidad del capital debía retirarse para ir a mejores puertos : léase sitios de explotación de los trabajadores, donde la tasa de beneficio sea superior.
La patronal busca hacer desaparecer de un plumazo 1.200 salarios, que corresponden a 1.200 familias que dependen desde hace años de sus salarios de dicha empresa, obreros que según la democracia burguesa tienen la “libertad” de buscarse otras formas de vida. Mientras tanto, los propietarios tienen la “libertad” de invertir “sus capitales” en otras latitudes, con mejores beneficios, capitales que fueron acumulados por el trabajo (y la plusvalía), de los 1.200 trabajadores con salarios insuficientes, que imponían privaciones a esas 1.200 familias.
La negociación dirigida por la CGT concluyó con la liberación de los directivos el 7 de enero, aunque la fábrica sigue tomada por sus trabajadores, y reclaman mejores indemnizaciones por las cesantías. Al tiempo mantienen las existencias de neumáticos y la fábrica misma en sus manos, y proponen negociarla por una indemnización denominada “extra legal”, es decir muy superior a lo que la ley -siempre beneficiosa de los patrones- les acuerda.