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25 de enero de 2014

Sin mencionar siquiera la sorpresiva maxidevaluación del peso, que llevó el dólar oficial a 8 pesos la unidad, los ministros Capitanich y Kicillof, anunciaron como una “buena nueva” que se permitiría comprar dólares para uso personal con el 20% de recargo, en las mismas condiciones en que funciona “el cepo” para el turismo y el uso de tarjetas de crédito (es decir, sujeto a que la AFIP no conteste: “Conforme a la información obrante en nuestras bases de datos, su solicitud no es compatible con su capacidad contributiva”).

Quieren tapar la brutal devaluación

Al mismo tiempo se aclaró que el 20% de recargo valía también para el impuesto al turismo y las tarjetas, sacándose así el 15% adicional que se había aumentado en diciembre. Como la devaluación del peso desde entonces ha sido mayor, con las minidevaluaciones casi diarias y la de 12% del miércoles pasado (en lo que va del año acumula un salto del 23% y desde que asumió Kicillof, subió el 33%), el dólar no se ha abaratado para esos rubros.

Al mismo tiempo se aclaró que el 20% de recargo valía también para el impuesto al turismo y las tarjetas, sacándose así el 15% adicional que se había aumentado en diciembre. Como la devaluación del peso desde entonces ha sido mayor, con las minidevaluaciones casi diarias y la de 12% del miércoles pasado (en lo que va del año acumula un salto del 23% y desde que asumió Kicillof, subió el 33%), el dólar no se ha abaratado para esos rubros.

Kicillof argumentó que con esa rebaja se buscaba “generar más equidad en el asunto cambiario”. O sea que el ajuste devaluatorio abarque en mayor medida a todos los otros rubros no alcanzados por ese impuesto, es decir todos los pagos por importaciones, deudas en dólares, etc., con lo que eso implica de aumento en los costos y precios, a costa de los salarios, jubilaciones, planes, asignaciones, etc.

 

Está claro, entonces, que se trata de anuncios distractivos, para hacer pasar la devaluación, sin hacerse cargo de ella. Lo cierto es que el miércoles, cuando todos los medios estaban pendientes del “retorno” de la Presidenta, su gobierno sancionó la maxidevaluación, tratando de que pasara desapercibida. Que la Presidenta estaba al tanto de la maniobra, quedó claro cuando no habló del tema e incurrió en el “acto fallido”, como a ella le gusta decir del periodismo, cuando se cubrió ante una posible caricatura, imaginándose que “me harán una tipo avestruz, sacando la cabeza de ahí”

(www.presidencia.gov.ar/discursos).

 

Nadie supo que se sintiera mal por semejante devaluación, que al día siguiente Capitanich atribuyó a “la libertad del mercado”. Y, a la noche de ese jueves, la Presidenta combinó con Capitanich y Kicillof, que el viernes no hablarían de la devaluación, sino que la noticia sería la rebaja del impuesto a los dólares para viajes o tarjetas y la posibilidad que se pueda acceder en las mismas condiciones a dólares para uso personal (es decir, si se pasa “el filtro” de la AFIP).